La fe, contra el suicidio
"Nadie podr¨¢ nunca describir el profundo dolor que la colza ha infligido a miles de personas. Les ha convertido en gui?apos. Los canallas que sean los responsables de esto tendr¨¢n que responder alg¨²n d¨ªa ante la justicia de los hombres y ante Dios". Jos¨¦ Ramos Zambrano, sacerdote de Legan¨¦s, ha procurado llevar consuelo a tantas familias destrozadas, j¨®venes y viejos aquejados de secuelas f¨ªsicas y ps¨ªquicas que no les abandonar¨¢n de por vida, que se le hace imposible dar un tono m¨¢s suave a sus palabras. Sin embargo, el sacerdote tiene un asidero, su fe cristiana."Es horrible que la gente tenga un sentimiento de verg¨¹enza por ser enfermo de la colza. Ser un colcero es casi sin¨®nimo de desgraciado. Familias cuyos hijos he bautizado yo han estado meses sin venir por la iglesia, y cuando les he visto, si hab¨ªa otras personas delante, me han dicho cualquier cosa. S¨®lo en privado me contaban que hab¨ªan estado enfermos. Una de esas familias, el matrimonio y tres hijos, estaban todos en el hospital, en plantas separadas. Por eso yo no me callo. S¨ª ha estado usted en misa habr¨¢ visto que me gusta hablar claro".
El jueves, d¨ªa de San Jos¨¦, en la misa de las doce de la ma?ana, la iglesia estaba totalmente llena de feligreses. Don Jos¨¦, con su verbo f¨¢cil y directo, hablaba de c¨®mo el Gobierno es incapaz de atender los problemas de los j¨®venes marginales y los estudiantes. El sacerdote los defend¨ªa: "Tened comprensi¨®n con los j¨®venes. Jes¨²s tambi¨¦n hizo sus travesuras. No pens¨¦is que Jes¨²s era un ni?o simpl¨®n". En la iglesia, los j¨®venes al cargo espiritual de don Jos¨¦ cantan los salmos del Nuevo Testamento acompa?ados de guitarras y m¨²sica de canciones de los Beatles.
"Como sacerdote cristiano, puedo dar testimonio de que ha sido la fe lo que ha impedido a muchas personas que su angustia desembocara en el suicidio (el 3 de marzo, una mujer de 57 a?os, Concepci¨®n Salido, vecina de M¨®stoles, se arroj¨® a la v¨ªa y muri¨® arrollada por un tren. La suicida no pudo aguantar la muerte de su hija, de 15 a?os, a causa del s¨ªndrome t¨®xico). Y tambi¨¦n es cierto que la desgracia ha puesto de relieve el amor entre personas que se han ayudado sin condiciones unas a otras. He tenido grandes dolores, ver personas ancianas esperando una muerte est¨²pida, y he tenido tambi¨¦n grandes alegr¨ªas, como el bautizo de un ni?o que naci¨® perfectamente normal. Los cristianos no buscamos la venganza, pero somos inexorables en la petici¨®n de justicia".
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