Los amores de Antoneta
Los celos hundieron una red de espionaje industrial en Francia
Antoneta Manole es una morena de 41 a?os y entradita en carnes, no muy agraciada pero enamoradiza. Y adem¨¢s, celosa. Sus celos y sus cartas han sido su perdici¨®n. Acusados de "asociaci¨®n destinada a perjudicar la defensa nacional y de inteligencia con una potencia extranjera", Antoneta, sus compa?eros de cama y algunas personas m¨¢s est¨¢n todas detenidas, despu¨¦s de que la Direcci¨®n de Vigilancia del Territorio (DST), o contraespionaje franc¨¦s, desarticulara su organizaci¨®n de espionaje industrial a favor de la URSS.
Antoneta naci¨® en Ruman¨ªa, pero tiene la ciudadan¨ªa francesa desde principios de los a?os setenta, cuando se cas¨® con Sergie Notreaux, un capataz al que conoci¨® en unas vacaciones en el Mar Negro. En Ru¨¢n, donde tiene su domicilio, organiz¨® una asociaci¨®n de amistad Normand¨ªa-Ruman¨ªa. Al poco tiempo entr¨® en relaci¨®n con Pierre Verdier, ingeniero jefe del Servicio de Estudios Econ¨®micos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica en Ru¨¢n, hijo de un militante comunista y asiduo visitante de la URSS.Antoneta escribi¨® a los servicios secretos sovi¨¦ticos que ten¨ªan en su amigo una fruta madura. Le puso en contacto con el segundo agregado a¨¦reo de la Embajada sovi¨¦tica en Par¨ªs, Valeri Konorev, quien colaboraba tambi¨¦n en la ocupaci¨®n de los ocios er¨®ticos de la rumana. Ah¨ª naci¨® la relaci¨®n que permiti¨® a varios diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos recoger datos sobre secretos industriales, gracias al trabajo de otro funcionario del INE, de un delineante de la Sociedad Europea de Propulsi¨®n, fabricante de los motores del misil M-4, y de un periodista, colaborador del diario conservador Le Figaro, al descubrirse la red.
El poder del despecho
Las informaciones afectan a una multitud de proyectos industriales, que se gestaban en f¨¢bricas de la regi¨®n atl¨¢ntica de Renault, Matra, T¨¦l¨¦matique, Thoinson e Hispano Suiza, con destino al cohete Ariane, a los aviones AWACS y E6A norteamericanos, o a los futuros misiles.La propia Antoneta ha deshecho su cuidadosa obra. En julio del pasado a?o dirigi¨® una carta al primer ministro en la que denunciaba a Pierre Verdier como agente del KGB. Pocos d¨ªas antes, Verdier se hab¨ªa casado con una preciosa rubia de 31 a?os, Ludmila Variguin, a la que conoci¨® en la noche de San Silvestre de 1985, en Mosc¨². El despecho ha tardado nueve meses en dar a luz en los despachos de la DST.
Ahora, el marido y los dos novios de Antoneta y todos los otros miembros de la red est¨¢n en la c¨¢rcel, la Embajada de la URSS protesta y denuncia la campa?a de intoxicaci¨®n antisovi¨¦tica y el Ministerio de Asuntos Exteriores insin¨²a que los sovi¨¦ticos pueden ser expulsados en los pr¨®ximos d¨ªas.
El monstruo de los celos de Antoneta ha agotado la mina de informaci¨®n industrial que permit¨ªa a los sovi¨¦ticos acceder a los proyectos de punta de la industria francesa.
Pero adem¨¢s, ha destapado parte de las actividades ilegales de los diplom¨¢ticos sovi¨¦ticos en Francia, uno de los cuales, Valeri Konorev, amante de Antoneta, es oficial del GRU, los servicios de informacion militar del Ej¨¦rcito Rojo. Y para postre, crea una situaci¨®n embarazosa para las diplomacias de Francia y de la URSS.
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