Secas y muy tristes
Se impon¨ªa la visi¨®n descarnada de la realidad. Un cine etnogr¨¢fico que entroncara con las ra¨ªces culturales de sus tierras y sus entidades propias. El cinema novo brasileiro, al que ahora se hace un breve repaso hist¨®rico por televisi¨®n, recogi¨® esa necesaria opci¨®n. La pantalla se despoj¨® de sus nobles atributos l¨²dicos para hacerse muro de lamentaciones. Su principal raz¨®n de ser, exportarse, golpear las conciencias c¨®modas de los festivales internacionales y, por extensi¨®n, hacerse o¨ªr. Lo consiguieron. Nelson Pereira dos Santos fue uno de sus predicadores, y Vidas secas, de 1963, uno de sus templos mayores. El realizador, no obstante, no era un reci¨¦n llegado. Casi 10 a?os antes hab¨ªa debutado en el largometraje, barriendo con un neorrealismo bien asumido todo cuanto de t¨®pico, de folcl¨¢rico o de festivo hab¨ªa de apariencia en la columna vertebral brasile?a.Fuerza y sinceridad
Vidas secas nos presenta la cruda realidad del campesinado. La irremediable sequ¨ªa. La m¨¢s absoluta de las miserias y pobrezas. De fondo, el espectro sat¨¢nico del terrateniente explotador. La fuerza y sinceridad del filme probablemente ocultan una falta de rigor narrativo y bastantes aristas por pulir. Pero acaso ese factor, que ser¨ªa grave defecto en una industria potente y fara¨®nica, subraya a¨²n m¨¢s el necesario discurso de la obra y su aureola tercermundista. En cualquier caso, la utilidad del producto en su momento no se la quita nadie, ni tampoco su valor hist¨®rico, casi m¨ªtico, actual.
Vidas secas se emite hoy por TVE-2 a las 21.50.
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