El decenio mundial de la cultura
La decisi¨®n de la ONU de declarar el per¨ªodo 1988-1997 como decenio mundial para el desarrollo de la cultura abre una perspectiva cuya amplitud depende de la voluntad pol¨ªtica de los Estados. En este art¨ªculo se advierte sobre la trascendencia de la iniciativa.
El 8 de diciembre del a?o pasado la ONU aprob¨® la declaraci¨®n del per¨ªodo 1988-1997 como un decenio mundial para el desarrollo de la cultura, siguiendo una orientaci¨®n pol¨ªtica que puede tener importantes implicaciones, tanto a nivel de las sociedades nacionales como en sus repercusiones internacionales. Todo depender¨¢ del inter¨¦s y colaboraci¨®n que este importante programa reciba de los Estados miembros implica dos en ¨¦l. Los ejes del proyecto, tal como han sido presentados a la opini¨®n p¨²blica, son los siguientes: atender a la dimensi¨®n cultural del desarrollo; afirmar y enriquecer las identidades culturales; ampliar la participaci¨®n en la vida cultural y promover la cooperaci¨®n cultural internacional.El valor del proyect¨®, considerado en s¨ª mismo, es de la suficiente envergadura como para que necesite ser puesto de relieve. En los ejes mencionados se hace patente -como dice el mismo proyecto- "la idea de que el desarrollo no debe concebirse s¨®lo en t¨¦rminos de progreso tecnol¨®gico y de crecimiento econ¨®mico, sino tambi¨¦n como un conjunto de actividades que apuntan a garantizar el mayor bienestar de las sociedades, la plena expresi¨®n de sus culturas, el fortalecimiento del sentido de los valores humanos y sociales que constituyen su estrato m¨¢s profundo, la participaci¨®n efectiva de las poblaciones en su propio progreso y una apertura m¨¢s amplia hacia las dem¨¢s culturas". La pertinencia de tales planteamientos para la situaci¨®n espa?ola no puede ser mayor en estos momentos en que se intenta impulsar el desarrollo cient¨ªfico y tecnol¨®gico del pa¨ªs sin atender suficientemente a sus implicaciones culturales ni al modo en que ello puede afectar a la propia identidad nacional. Los ejemplos son tantos, y de tal calibre, que creo est¨¢n en la mente de todos sin necesidad de aludir expresamente a ellos.
Crisis.
El decenio mundial de la cultura va a constituir un per¨ªodo en el que se facilitar¨¢ la discusi¨®n de los temas aludidos anteriormente, pero su importancia es a¨²n mayor si tenemos en cuenta la importancia del factor cultural en las relaciones internacionales. En la actual conflictividad de un mundo tecnol¨®gicamente intercomunicado e interdependiente, la cultura como v¨ªa de comunicaci¨®n y de conocimiento entre los pueblos puede ejercer un papel de primer orden en el desarrollo pac¨ªfico y en el enriquecimiento espiritual de la convivencia internacional.
Esto, naturalmente, es un proyecto que afecta muy directamente a la Unesco dentro del sistema de las Naciones Unidas y que puede ayudar a resolver su actual crisis; este juicio no s¨®lo justifica que el programa haya sido auspiciado por la organizaci¨®n, sino que su realizaci¨®n tenga que ser canalizada, por ella. El grado en que esto importa a nuestro pa¨ªs no puede ser tampoco minusvalorado.
Este decenio para el desarrollo cultural se ha decidido que tenga su plataforma de lanzamiento en nuestro pa¨ªs, aprovechando las jornadas del II Congreso Mundial de Clubes Unesco, que tendr¨¢ lugar en Madrid, entre el 22 y el 27 de julio del presente a?o; de su seno saldr¨¢ un manifiesto, llamado Programa de Madrid, que dar¨¢ a conocer a la opini¨®n p¨²blica mundial las caracter¨ªsticas y directrices b¨¢sicas del citado decenio. El congreso mundial ir¨¢ precedido de un seminario latinoamericano, que se plantear¨¢ como cuesti¨®n primordial la participaci¨®n de los pa¨ªses latinoamericanos en el programa de esos 10 a?os de desarrollo cultural. Estamos, pues, ante una oportunidad ¨²nica para obtener un importante protagonismo de la lengua espa?ola y de la cultura hisp¨¢nica en el concierto internacional, que creemos debe tener un apoyo institucional por parte de los organismos espa?oles mayor del que hasta ahora ha venido recibiendo.
Es, quiz¨¢, el momento de recordar que el a?o 1992 constituye el ecuador del decenio y que en dicho a?o Madrid aspira a ser la capital europea de la cultura y Espa?a pretende tener un protagonismo en los actos conmemorativos del V Centenario del Descubrimiento de Am¨¦rica (encuentro entre dos mundos). El hecho de que 1992 est¨¦ en la frontera de los dos lustros que constituyen el decenio puede, sin duda, ayudar a que esos actos no queden en una mera conmemoraci¨®n coyuntural, proyect¨¢ndose en una acci¨®n colectiva que facilite la creaci¨®n de una infraestructura de intercomunicaci¨®n con los pa¨ªses de Am¨¦rica que hablan las lenguas de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica.
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