Curro no es Beethoven
Hay quien esta empe?ado en que Curro toree todos los toros, como si eso fuera cualquier cosa para un artista. A un artista le basta con demostrar su arte una vez, y sin son dos, la segunda la regala. Los hay prol¨ªficos, como Beethoven, que no paraba, compon¨ªa ¨®peras, conciertos, sinfon¨ªas; hasta nueve sinfon¨ªas compuso. Curro no es Beethoven y su repertorio de sinfon¨ªas toreras se ha quedado en la quinta. ?Habr¨ªa sido justo que le tiraran almohadillas a Beethoven por quedarse en la quinta? Pues tampoco parece justo que se las tiren a Curro.Adem¨¢s Curro sabe de ojos y Beethoven no consta que supiera tanto. Curro advirti¨® ayer que su segundo toro no ve¨ªa por el ojo derecho y se lo indicaba al presidente, guip¨¢ndole la lentilla propia. Cuando sali¨® a torear de muleta dio Curro la espant¨¢, y hac¨ªa ostentosos gestos de que, ?claro!, era imposible de otra manera, con semejante burriciego delante. Como si fuera la primera vez que Curro da la espant¨¢ cuando le salen toros con vista de lince.
Jandilla / Romero, Ni?o de la Capea, Espartaco
Toros de Jandilla, escasos de trap¨ªo, flojos. Curro Romero: pinchazo y estocada (pitos); metisaca pescuecero y descabello (pitos). Ni?o de la Capea: pinchazo y estocada ca¨ªda (vuelta); dos pinchazos y estocada (aplausos y saludos). Espartaco: bejonazo y descabella Romero (silencio); estocada (ovaci¨®n). Fue asistido en la enfermer¨ªa de herida en la regi¨®n temporal, de pron¨®stico leve.Plaza de la Maestranza, 25 de abril. Tercera corrida de feria.
Su primero hab¨ªa sido un bomb¨®n y quiz¨¢ le habr¨ªa dado lo mismo que se tratara de trasnochado bacalao. Apunt¨® Curro un par de compases de la sinfon¨ªa incompleta que viene componiendo desde hace a?os: par de redondos fin¨ªsimos y una bendici¨®n al estilo Este es el Papa de Roma, y toma, que oblig¨® al toro a hincar el morro en la arena. Se juntan ese par de redondos, uno que dio en Madrid, aqu¨¦l natural de la Malagueta, un ayudado del a?o del mundial y cuatro o cinco compases m¨¢s, y sale la Pastoral. Pero hay que juntarlos.
?Dijimos toro? ?D¨®nde estaba el toro? No ser¨ªa en la Maestranza. Ayer saltaron al rubio albero de la Maestranza unos espec¨ªmenes que llaman "el toro de Sevilla" y que son el novillo de otros cosos. Peso ten¨ªan, pitones aparentes tambi¨¦n, pero nada m¨¢s de lo que importa, y mucho, como es fortaleza f¨ªsica suficiente para soportar la lidia, casta para embestir.
Un toro tiene peligro, de cualquier forma. El tercero, por ejemplo, le pudo dar un disgusto a Espartaco, que acudi¨® a recibirlo a porta gayola, y lo arroll¨®. Sali¨® Espartaco, del encontronazo, con la cara ensangrentada, y hubo unos instantes de horror, que acrecent¨® el recuerdo del percance reciente de Pepe Luis Vargas, en parecidas circunstancias. Afortunadamente las consecuencias fueron muy diferentes y el accidente qued¨® en una peque?a herida leve en la sien. El toro tambi¨¦n era muy distinto. El que corne¨® a Vargas era un torazo y el que arroll¨® a Espartaco iba para rata. Por si fuera poco, se parti¨® un cuerno y lo lidiaron de tr¨¢mite.
Al sexto lo veronique¨® embraguetado Espartaco en los medios y no pudo haber m¨¢s lidia pues el torete estaba tullido. Se simul¨® la suerte de varas y la faena de muleta consisti¨® en una desesperante porf¨ªa ante el moribundo, que se paraba en el centro de la suerte oteando los herbazales de donde le hab¨ªan sacado contra su voluntad.
De parecido corte result¨® el quinto, al que sac¨® pases Ni?o de la Capea, unos templados, otros no. Y peor el segundo, aplomado, reserv¨®n y reculante. Ni?o de la Capea lo porfi¨¦ muy cerca de los pitones, toreando m¨¢s con el cuerpo que con la muleta, y la afici¨®n supo agradecer el alarde.
A Ni?o de la Capea y a Espartaco se les ve¨ªa ayer con unas ansias enormes de triunfo (para ver las de Curro -no-Beethoven-, hab¨ªa que echar mucha imaginaci¨®n). Salieron a por todas, s¨®lo que "todas", si se hace c¨² enta de los toros, eran poquita cosa. Espartaco estuvo valent¨ªsimo. Ni?o de la Capea ense?¨® a Curro lo bien que embest¨ªa el torucho que abri¨® plaza en unas ver¨¢nicas suav¨ªsimas, abierto el comp¨¢s, limpio y cadencioso el lance.
As¨ª, as¨ª se torea. De esta guisa, tiempo adelante, con amor, paciencia y empe?o, tambi¨¦n podr¨ªa componer una sinfon¨ªa Ni?o de la Capea, en vez de La perrita pequinesa, que le sale todas las tardes.
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