Algo m¨¢s que un casino provinciano
Las casas regionales de Madrid quieren romper con la imagen de simples centros folcl¨®ricos
En Madrid hay tantos restaurantes de cocina gallega como en Galicia, casi tantos abulenses como en ?vila y alrededor de 750.000 personas con ra¨ªces andaluzas. En las 34 casas regionales y provinciales ubicadas en Madrid est¨¢n integradas alrededor de 50.000 familias. La federaci¨®n se ha propuesto ahora mejorar la imagen de estos centros -hasta ahora identificados con el aspecto folcl¨®rico-, abarcar todos los del cintur¨®n industrial y buscar unos cauces fijos de financiaci¨®n a trav¨¦s de convenios con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.
"La imagen que se ha difundido de las casas regionales es que son un nido de viejos folcl¨®ricos y de derechas, casinillos de provincias donde gente de edad se junta a echar la partidilla de mus o tute. Ahora, los esfuerzos para romper con esa idea y convertirlas en aut¨¦nticos aglutinantes culturales son serios", explica Jos¨¦ Luis Delgado, secretario de la Federaci¨®n de Castilla-Le¨®n y del Hogar de ?vila. "Se nos ha acusado de oficialistas, cuando lo que hac¨ªamos era acomodarnos a las circunstancias hist¨®ricas", se?ala Jos¨¦ Cimadevila, presidente del Centro Gallego.Para muchos, la gran equivocaci¨®n ha sido hacer del folclor la ¨²nica actividad de las casas regionales, como meras continuadoras de lo realizado por la Secci¨®n Femenina durante el r¨¦gimen franquista. "Es cierto", dice Cimadevila, "que a menudo se ha cubierto el vac¨ªo con cachupinadas de viudas enternecedoras recitando poes¨ªas. Ya se sabe que las actividades de las casas suelen ser de segunda fila, y muchas hechas por compromiso. Nosotros pretendemos no caer en la vulgaridad, y preferimos hacer un acto al mes, pero interesante, a una de tantas conferencias sobre alg¨²n personaje insigne de la regi¨®n".
Sardanas en el Retiro
La modernizaci¨®n arranca ahora del papel reconocido por los Gobiernos Regionales a estos centros y su inter¨¦s en verse representados de alg¨²n modo en Madrid. En este sentido, el C¨ªrculo Catal¨¢n, de los m¨¢s activos culturalmente, ha tenido siempre claras resonancias a embajada de Catalu?a -con actos populares como el de ense?ar cada domingo a bailar la sardana en el Retiro-.Las leyes para comunidades asentadas fuera de la regi¨®n que han elaborado las distintas autonom¨ªas han supuesto un fuerte empuje para estos centros. "La modernizaci¨®n arranca precisamente de este papel reconocido por los Gobiernos regionales. A todos les interesa tener su representaci¨®n en Madrid", se?¨¢la el secretario del Hogar de ?vila. Para Cimadevila, "aunque rio lo reconozcan, casi todas las casas reciben subvenciones".
Quienes emigraron de su tierra con destino a Madrid cornenzaron a agruparse hace 105 a?os. Los asturianos fueron los primeros. El 1 de octubre de 1881 nac¨ªa el Centro Asturiano de Madrid, el m¨¢s antiguo del mundo de los que quedan en la actualidad. El Centro Gallego de La Habana se le hab¨ªa adelantado en dos a?os, pero desapareci¨® con Fidel Castro.
El Centro Asturiano es el mayor de los asentados en la ciudad, con 4.500 socios. Su objetivo es conseguir 2.000 m¨¢s este a?o para poder hacer frente a las inversiones -unos 200 millones- que supone la nueva sede de la calle de Fuencarral. Detr¨¢s de una nueva sede andan tambi¨¦n los 1.500 socios de la Casa de Cantabria, la m¨¢s joven de todas, fundada hace cinco a?os.
Aunque todas las regiones tienen su representaci¨®n en Madrid, se encuentran con problemas de local Canarias, Baleares y Navarra. Otras casas, como el Hogar de ?vila, atraviesan serias dificultades econ¨®micas. La falta de medidas de seguridad llev¨® a cerrar la discoteca que explotaban en r¨¦gimen de concesi¨®n y que supon¨ªa unos ingresos de un mill¨®n de pesetas cada mes. Con ella murieron el grupo de coros y danzas, la revista que publicaban, el cine-club, y la sala de exposiciones pas¨® a ser una amplia entrada vac¨ªa.
"La alta edad media de los socios es un aut¨¦ntico problema", afirma Cosme Sordo, presidente del Centro Asturiano, para quien las casas regionales no son s¨®lo romanticismo, sino "aut¨¦nticas empresas en las que es importante conseguir dinero". Para atraer gente joven, el Centro Asturiano daba clases de bable, y el gallego imparte clases gratuitas del idioma propio a 80 alumnos.
Las cuotas cobradas a los socios -entre 100 y 1.000 pesetas mensuales- son, por otro lado, insuficientes para cubrir gastos. Tener un casino o sala de juegos es la forma m¨¢s recurrida para conseguir m¨¢s dinero. "Si en los a?os sesenta lleg¨® el caudal humano a las casas, en los setenta, con los bingos, lleg¨® el monetario", apunta Cosme Sordo, presidente del Centro Asturiano. Otras veces las cuotas son voluntarias.
Discrepancias
"No queremos limosnas, sino convenios", afirma Rodr¨ªguez Rovira, presidente de la federaci¨®n y de la Casa de Cantabria, cuando expresa la intenci¨®n de conseguir con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid unos acuerdos de colaboraci¨®n para contar con unas subvenciones fijas. Ahora reciben un mill¨®n de pesetas del Ayuntamiento por participar en la Cabalgata de Reyes y el Festival de San Isidro, y mill¨®n y medio de la Comunidad.Juntarse es otra salida a los apuros econ¨®micos. Regiones como Andaluc¨ªa y Castilla y Le¨®n siguen fragmentadas en casas provinciales, aunque han nacido federaciones que intentan agruparlas. En la de Castilla y Le¨®n est¨¢n integradas todas las provincias de la comunidad, menos Le¨®n. La uni¨®n supondr¨ªa un total de 8.000 socios. Pero las diferencias entre unos y otros son dif¨ªciles de olvidar. El vicepresidente de la Casa de Granada, Jos¨¦ Luis Mart¨ªn Correa, afirma que, "aunque andaluces todos, somos ocho provincias distintas, cada una con su car¨¢cter. Nosotros, por ejemplo, somos m¨¢s moros que los sevillanos".
La Casa de Cantabria tampoco se libra de las matizaciones y se enfrenta ¨²ltimamente a la escisi¨®n nacida de la mano del vicepresidente, el catedr¨¢tico Pedro Orive. A Eduardo Rodr¨ªguez Rovira, presidente del centro, se le acusa de "maquiav¨¦lico", "autoritario" y "elitista".
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