Como un hurac¨¢n
Neil Young y sus compa?eros de fatiga rockera, Crazy Horse, convocaron alrededor de 35.000 personas en el auditorio femodelado de la Casa de Campo. El canadiense de 42 a?os posee un prestigio fabuloso entre la audiencia espa?ola, pese a no ser un gran vendedor de discos ni haber logrado ¨¦xito comercial alguno. Su rostro de melenas recuperadas y abultadas patillas y su figura de camisa de cuadros con mangas arrancadas y vaqueros gasta dos parecieron familiares.Su voz nasal, inconfundible, que el tiempo no ha llegado a quemar, interpret¨® una combinacion m¨¢s -de las muchas -que su repertorio tan extenso puede permitirle- de canciones de cada una de sus etapas bien diferentes del pasado y del presente. Irrumpi¨® con el sonido de estos d¨ªas, que tiende al uso de los sintetizadores, del bajo en teclado e incluso de la bater¨ªa preparada, que se entienden con las guitarras, ac¨²stica o el¨¦ctrica, del l¨ªder.
Neil Young
Concierto de Neil Young, con Crazy Hors,e (120 minutos): Neil Young, voz, guitarras y piano; Frank Sampedro, guitarra, teclados y coros; Billy Talbot, bajo y coros, y Ralph Molina, bater¨ªa. Actuaci¨®n previa de Eduardo Negri. Auditorio de la Casa de Campo, Madrid, 25 de abril.
Despu¨¦s de recordar la electrizante Cinammon girl, Young se -sent¨® para soplar la arm¨®nica al ritmo indio de la guitarra campera de Heart of gold, el relato popular de quien se hizo viejo buscando un coraz¨®n de oro. Los presentes no se pudieron contener para propinarle una ovaci¨®n emotiva y se callaron nada m¨¢s escuchar las primeras notas del viejo pianb de pared que Young toc¨® para cantar After the gold rush, otra de sus impresiones personales sobre la historia de Am¨¦rica.
Nadie duda de la herencia ya tendida de Bob Dylan o de la de Lou Reed y poco falta para rec¨®nocer la influencla de Neil Young, sobre todo si se escuchan bandas j¨®venes como Green on Red.
No pocos p¨²blicos de gustos diversos y contrarios ha recogido a su paso art¨ªstico Neil Young. Algunos nost¨¢lgicos prefer¨ªan que el m¨²sico se que dase solo con la guitarra ac¨²stica, otros le gritaban el nombre de Johnny Rotten, pero casi todos se mostraron dispuestos a cada variaci¨®n del creador polim¨®rfico y a disfrutar de sus punteos ¨ªntimos y feroces.
Dominaron en las dos horas de concierto las fases instrumentales con la guitarra protagonista y s¨®lo la deI potencia del equipo sonoro impidi¨® mayor entusiasmo en los espectadores, que llegaron a quejarse en los temas m¨¢s brillantes, Powderfinger y Like a hurricane.Antes Young hab¨ªa probado otra vez, country electr¨®nico, de clima inquietante por los efectos de teclado y percusi¨®n, y hab¨ªa entonado, de nuevo en solitario, The needle and the damage done, su homenaje al amigo ausente de Crazy Horse, desdehace 16 aflos, Danny Witten, por el da?o que le hizo la aguja. Acab¨® en un ¨²nico bis con May, may, hey, hey (out of the blue) el¨¦ctrico. Siempre, y casi sin darnos cuenta, le llamaremos Neil El Joven, el que canta y toca. como un hurac¨¢n.
Babelia
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