Con la la antihuelga en el horizonte
En el cuadro de una jornada de la solidaridad de clase internacional y nacional, en l¨ªnea con su car¨¢cter reivindicativo, ?cu¨¢les son los grandes temas que est¨¢n sobre la mesa este a?o?Como asalariados de bata blanca y de mono azul nos sentimos solidarios y saludamos a todas y a todos los trabajadores/as que en el mundo luchan por la paz y el desarme, por el pleno empleo y un nuevo orden econ¨®mico m¨¢s justo, contra la deuda exterior y el hambre, por la libertad y por una democracia social acanzada. En el plano internacional, todos constatamos c¨®mo el orden internacional que apareci¨® al final de la II Guerra Mundial est¨¢ agonizando y con ¨¦l una era que coincide con el declive del imperio Rambo-Reagan y el complejo militar-industrial USA, no el gran pueblo de Lincoln y de Roosevelt. Todo ello coincide con el crecimiento de las fuerzas pacifistas y neutralistas en el mundo. y, sobre todo, con la iniciativa audaz en el campo nacional e intemacional de la pol¨ªtica democratizadora y pacifista de la URSS encabezada por Gorbachov, que, entre otras cosas, est¨¢ permitiendo la elecci¨®n por los trabajadores en asambleas abiertas o con voto secreto a los jefes de los centros de trabajo, incluidos los directores.
En este contexto se desarrollan grandes movimientos sociales y podemos afirmar que las fuerzas pacifistas, la izquierda y el socialismo recuperan su imagen, su dinamismo y optimismo hist¨®rico de otras ¨¦pocas. En el plano nacional, grandes movimientos sociales est¨¢n en marcha. Aunque el pluralismo se haya erosionado con la prepotencia y la arrogancia de la c¨²pula dirigente del PSOE y nuestra democracia se parezca cada vez m¨¢s a la del PRI en M¨¦xico, y los trabajadores, con trabajo o sin ¨¦l, seamos los parientes pobres, lo cierto es que aqu¨ª tambi¨¦n, casi cinco a?os despu¨¦s de un cambio anunciado que no tuvo lugar, como anticuerpo se est¨¢n produciendo grandes movimientos sociales que van desde los estudiantes, la ense?anza y la sanidad, pasando por sectores profesionales y de la agricultura-ganader¨ªa, con los que convergen las poderosas luchas de estos d¨ªas del movimiento obrero, en el cuadro de la negociaci¨®n colectiva, frente a la segunda reconversi¨®n salvaje y por la reindustrializaci¨®n, por la soluci¨®n negociada, y contra la represi¨®n, contra el proyecto de ley antihuelga que prepara el Gobierno con el benepl¨¢cito de la gran patronal.
Movimientos sociales de una amplitud desconocida d¨² el ¨²ltimo per¨ªodo hist¨®rico constituyen un preaviso para el gran capital y el 'estilo franquista del Gobierno", como escribre Ignacio Sotelo en Cambio 16 de la semana pasada.
La victoria de CC OO en las elecciones sindicales en las grandes empresas, el haber sacado m¨¢s de 150.000 votos por encima de la central sindical m¨¢s pr¨®xima, ha permitido la unidad de acci¨®n en no pocas empresas con UGT; el haber rot¨®el tope salarial del 5%, a pesar de las arengas de Solchaga, apoyado por el presidente Gonz¨¢lez, a banqueros y grandes empresarios; el haber alcanzado subidas salariales medias de 6,95% para cerca de dos millones de trabajadores; el haber obligado al Gobierno y patronal en Cantrabria y en Asturias a negociar y a establecer compromisos sobre la reconversi¨®n nos indican, entre otros s¨ªntomas, importantes, que aqu¨ª tambi¨¦n, en Espa?a, la clase obrera y los sectores populares m¨¢s diversos recuperan su dinamismo, y no dudamos que esto se traducir¨¢ en las pr¨®ximas elecciones con un avance del voto hacia la unidad de las formaciones obreras -y de izquierda, m¨¢s all¨¢ del equipo gobernante.
Pero la gran banca y la c¨²pula gobernante del PSOE no est¨¢n dispuestas a¨²n a negociar. Aumenta la represi¨®n; el 5 de mayo pasar¨¢ ante los tribunales Alkedo Clemente, secretario general de CC OO de Barcelona y miembro de la comisi¨®n ejecutiva estatal; otros 600 procesos est¨¢n en marcha, todos ellos, relacionados con la huelga general del 20 de junio de 1985.
Es mal camino para resolver los problemas sociales enviar guardias, hacer juicios o mandar al ministro del Interior, en vez de negociar los ministros de Trabajo, econ¨®micos o el propio presidente. La autoridad no avanza con estos m¨¦todos; con ellos, en todo caso, se refuerza el autoritarismo. Ante este Primero de Mayo, nos anuncian una ley que ataca el derecho de huelga como s¨®lo lo hicieron las derechas m¨¢s reaccionarias. Queremos informar a la opini¨®n y llamar la atenci¨®n del Gobierno sobre la gravedad extrema de una medida de ese tipo.
Regular la huelga
Para los trabajadores y sus sindicatos, los derechos de asociaci¨®n, reuni¨®n y huelga son lo m¨¢s importante de la libertad sindical. Atacar, reducir, limitar el derecho de huelga es casus belli.
Por otra parte, el anteproyecto de ley del Gobierno que conocemos -no comunicado por ¨¦ltiene importantes rasgos anticonstitucionales. El art¨ªculo 53 de la Constituci¨®n dice: "Los d¨¦rechos y libertades% entre los que se encuentra el -art¨ªculo, 28 sobre derecho de huelga, "vinculan a todos los poderes p¨²blicos. S¨®lo por ley, qu¨¦ en todo caso deber¨¢ respetar su contenido esencial...".
Pues bien, el anteproyecto que el Gobierno trata de transformar en ley en oto?o tiene rasgos fascistizantes y se parece a un complemento de la ley de Orden P¨²blico. No trata de garantizar un n¨ªnimo de molestias y servicios a los usuarios, sino de impedir el uso de un derecho constitucional, el de huelga, a otros trabajadores, cuando la cerraz¨®n de la gran patronal y del Gobierno no les dejan otra salida.
"Cuando los trabajadores hacemos huelga" dec¨ªa Layret, "no es que no queremos trabajar, sino que queremos trabajar en mejores condiciones". Hoy agregar¨ªamos que, adem¨¢s, en la reconversi¨®n salvaje queremos que, sobre todo, no nos dejen sin empleo. Queremos. que la sanidad y los transportes sean m¨¢s eficaces. La conflictividad tiene unos responsables, el gran capital y el Gobierno. Los trabajadores/as son las v¨ªctimas de su pol¨ªtica econ¨®mica; ellos son los victimarios y beneficiarios.
Con ilegalizar huelgas que sus injusticias sociales, sus tres millones de parados y ocho millones de pobres, sus desigualdades sociales y la marginaci¨®n de la clase obrera crean no se resuelve el problema. Con multar y llevar a la c¨¢rcel a los huelguistas, como amenaza el anteproyecto, se agrava la cuesti¨®n; con que decidan los guardias y el ministro del Interior, no se dialoga para resolver los problemas sociales. Con eso se da un paso m¨¢s al totalitarismo.
La Comisi¨®n Ejecutiva de CC OO, un¨¢nimemente, el 21 pasado, "anuncia solemnemente que defenderemos tan hist¨®rico derecho con todos los medios a nuestro alcance, sin descartar ninguna de las formas de respuesta general".
En este Primero de Mayo no es la hora de la represi¨®n, sino la hora de la unidad de acci¨®n, la hora de la democracia avanzada, como dice la Constituci¨®n, la hora de la democracia econ¨®mico-social.
Es la hora del optimismo, del cambio real que no tuvo lugar.
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