Castro estimula un esp¨ªritu m¨¢s cr¨ªtico en la Prensa
Hay varios apartados en los que Cuba parte con ventaja respecto a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, y en los que le ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil sumarse a una pol¨ªtica aperturista, como es el de la glasnost, o libertad de prensa. Fidel Castro dijo en un reciente discurso que los periodistas, como destacamento de la revoluci¨®n que son, no est¨¢n siendo utilizados correctamente. Castro estimula un esp¨ªritu m¨¢s cr¨ªtico por parte de la Prensa, y explica: "Estoy convencido de que no nos debilita que lavemos los trapos al aire libre. Estoy convencido de que lo que nos asfixia, nos infecta, es no lavar nunca trapos sucios, por el temor de que el enemigo se entere all¨¢, en Miami".
En todo caso, en Cuba falta todav¨ªa mucho por hacer en este terreno, y a¨²n se puede ver colgados en las oficinas de los Comit¨¦s de Defensa de la Revoluci¨®n (¨®rganos de control y organizaci¨®n en los barrios) carteles que advierten: "Todo lo que veas, oigas o digas aqu¨ª dentro no debes divulgarlo en la calle".Cambiar el estilo
Los periodistas, sin embargo, reconocen la necesidad de cambiar su estilo, de no recurrir con tanta frecuencia a la consigna de hacer menos propaganda y m¨¢s informaci¨®n. T¨ªmidamente, van apareciendo en la Prensa denuncias de algunas empresas que no han cumplido eficazmente, o acusaciones contra dirigentes de nivel medio.
Una fuente oficial asegura: "Mientras que puede haber alg¨²n problema por las discrepancias en los planteamientos econ¨®micos, los sovi¨¦ticos no nos pueden pedir nada en otros terrenos, como los de la Prensa, la cultura o los derechos humanos". En este ¨²ltimo punto, las autoridades creen que la pol¨ªtica seguida hasta ahora es correcta, y piensan continuar por ese camino.
Cuba, es cierto, no tiene un Sajarov, y es un hecho reconocido que el n¨²mero de presos pol¨ªticos ha ido decreciendo paulatinamente en los ¨²ltimos a?os. La cifra exacta no se conoce, aunque oscila entre los 15.000 de los que habla el Gobierno de Estados Unidos y los 400 reconocidos por las autoridades cubanas en la reciente conferencia de Ginebra sobre derechos humanos.
Jos¨¦ Raul Viera, primer viceministro de Asuntos Exteriores, afirma que "el n¨²mero de presos est¨¢ muy lejos de ser el que citan las autoridades norteamericanas. Se ha hablado de cifras de menos de 1.000, que ser¨ªa lo m¨¢s cercano a la realidad". Y el funcionario cubano opina: "Se trata de crear una presi¨®n sobre nosotros para que nos veamos obligados a estar dando explicaciones internacionales. Nosotros, bajo presi¨®n de las autoridades norteamericanas, no tenemos que dar ning¨²n dato que afecte a nuestros asuntos".
La restricci¨®n de los viajes a los pa¨ªses occidentales, que es una de las grandes aspiraciones de los cubanos, sigue siendo una posici¨®n oficial inapelable, con el argumento de que el Estado cubano no tiene divisas suficientes que entregar a todos aquellos que quieran visitar otros pa¨ªses.
El Gobierno sigue premiando a los trabajadores m¨¢s eficaces con viajes a la Uni¨®n Sovi¨¦tica y otros pa¨ªses del Este, pero despiertan tan poco inter¨¦s en la poblaci¨®n que ya circula el chiste del concurso en el que el primer premio era un viaje de 15 d¨ªas a un pa¨ªs del Este, y el segundo premio, un mes. Para visitar un pa¨ªs occidental legalmente hay que participar en una delegaci¨®n oficial, pol¨ªtica o deportiva, o ser reclamado desde el exterior por cualquiera que corra con los gastos del pasaje. Para que un extranjero que contraiga matrimonio en Cuba pueda sacar legalmente del pa¨ªs a su c¨®nyuge debe pagar una cantidad de d¨®lares, que fija el Gobierno de acuerdo con la valoraci¨®n que hace de los estudios cursados por la persona que desea salir.
La apertura no se hace tan necesaria en el aspecto cultural, ya que la poblaci¨®n tiene acceso a una importante y variada oferta teatral y cinematogr¨¢fica (con excepci¨®n de los rambos y la pornograf¨ªa de las salas X espa?olas) de todos los pa¨ªses del Este y del Oeste, y a una no tan rica, aunque tambi¨¦n amplia, oferta literaria, en la que resulta particularmente llamativa la ausencia de ediciones de la obra de Jos¨¦ Luis Borges y Mario Vargas Llosa.
Para el escritor cubano Miguel Barnet, la principal carencia cultural del pa¨ªs es la escasez de t¨ªtulos en las librer¨ªas, lo que atribuye exclusivamente a la falta de recursos econ¨®micos para comprar los libros extranjeros.
Siguiendo el paralelismo con la situaci¨®n en la URSS, se podr¨ªa decir que Cuba tambi¨¦n tiene su Afganist¨¢n. El r¨¦gimen cubano mantiene m¨¢s de 30.000 soldados en Angola, como fruto de un acuerdo con el Gobierno de Luanda para defender al pa¨ªs de un eventual ataque surafricano. Viera, sin embargo, no acepta la comparaci¨®n: "No veo que (la presencia en Angola) se pueda convertir en una carga desde el punto de vista pol¨ªtico y moral. Es algo que el pueblo cubano cumple con entusiasmo".
Otras fuentes independientes creen, sin embargo, que el rechazo a intervenir en Angola crece entre la juventud, pese a que la gran mayor¨ªa se presenten voluntarios al servicio militar, m¨¢s por miedo a la discriminaci¨®n o a las represalias que por verdadero ardor patri¨®tico. La posici¨®n del Gobierno sigue siendo inamovible en la idea de no retirar sus tropas de Angola "mientras persista la amenaza" de Sur¨¢frica contra ese pa¨ªs.
Todo lo relacionado con la perestroika se sigue hoy muy de cerca en Cuba. Oficialmente, se trata de un tema delicado, del que hay que hablar con prudencia. Popularmente, se tiene la sensaci¨®n de que algo tiene que pasar, tal vez, se dice, cuando Mijail Gorbachov se decida a visitar la isla, un viaje para el que Cuba no puede ahora mismo fijar una fecha.
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