El recuerdo de Spandau Ballet
El espect¨¢culo de luces y de ¨¦xitos del quinteto brit¨¢nico Spandau Ballet reuni¨® m¨¢s de 50.000 personas en el rock¨®dromo. Fue un concierto en los que el fervor del p¨²blico es el verdadero protagonista.Cientos de chicas, firmes seguidoras de esta banda, aguantar un el fuerte sol desde primeras horas de la ma?ana para ocupar un lugar cerca del escenario. Algunas portaron pancartas en las que declaraban su amor a sus ¨ªdolos, y la mayor parte no ces¨® de corear los temas que interpretaba el grupo y se conoc¨ªan de principio a final.
Se abrieron los telones negros que rodeaban el escenario ampliado, y la gran marquesina m¨®vil de focos se elev¨® entre los clamores de las admiradoras impacientes. Spandau Ballet aparecieron acompa?ados de un teclista y dos cantantes-gogos con sus minifaldas escolares. Cantaron la canci¨®n Cross the fines y el sonido ya se apreci¨® n¨ªtido y potente. Las primeras palmas pormiles se dieron.
Concierto de Spandau Ballet
Tony Hadley, voz; Gary Kemp, guitarra y coros; Martin Kemp, bajo; John Keeble, bater¨ªa, y Steve Norman, saxo y percusi¨®n. Auditorio de la Casa de Campo. Madrid, 2 de mayo.
El pop f¨¢cil, bailable y muy reconocible, que compone el guitarrista Gary Kemp, pudo medir su incidencia en nuestro p¨²blico mejor que nunca. Los deseos de comunicaci¨®n de artistas y espectadores se colman en tales ceremonias, en las que ¨¦stos saben muy bien a qui¨¦nes van a ver y escuchar, pagan lo que llaman un m¨¦dico precio -500 pesetas, suficientes para que unos y otros organizadores comprueben que se han rebasado los 25 millones en la taquilla- y participan del j¨²bilo masivo en una noche musical favorecida por el clima veraniego. Sonaron un total de 20 canciones en algo menos de dos horas.
Im¨¢genes en v¨ªdeo
Adem¨¢s de las im¨¢genes en directo en la pantalla de v¨ªdeo, producidas, como siempre por una empresa espa?ola que suelen contratar tanto la Comunidad como el Ayuntamiento para estas ocasiones, los Spandau aportaban su propio tel¨®n blanco de fondo para proyectar figuras o im¨¢genes fijas.As¨ª, unos nubarrones grises se contemplaban mientras los m¨²sicos tocaban su popular balada Volar¨¦ por t¨ª (I'll fly for you) con un solo de guitarra de su creador, Gary Kemp, que volvi¨® a confirmar que es el personaje m¨¢s interesante de este grupo, por su gran capacidad para componer melod¨ªas sobre ritmos nada complicados. Antes hab¨ªa sonado otro par de ¨¦xitos, Hightly struck y Only when you leave, en los que la voz de Tony Hadley, garganta varonil poderosa y poco fino de o¨ªdo, se sali¨® por tonos diferentes de los que sus compa?eros interpretaban. Repiti¨® este descuido, que le costar¨¢ evitar alguna vez m¨¢s y que se nota claramente en este tipo de m¨²sica ligera, pulida, sin desvar¨ªos o arrojos de improvisaci¨®n.
Mangueras contra mareos
En las primeras filas, las mangueras intentaron evitar posibles mareos de las jovencitas, presas del calor y de la emoci¨®n, de advertir en persona a chicos tan guapos y dulzones. Una balada algo tediosa, How many lies, enterneci¨® los esp¨ªritus m¨¢s enamoradizos, que encendieron sus mecheros, mientras unos primeros fuegos artificiales despegaron hacia el cielo madrile?o, ya oscuro.Tony, el cantante, se quit¨® la chaqueta -acto al que nos acostumbr¨® en su tiempo Raphael-, y los chillidos de histerismo adolescente se fundieron con una versi¨®n diferente de piezas de los primeros a?os de Spandau Ballet, como Chant number one y Cut a long short story, que se escucharon tras una recreaci¨®n a piano y voz del conocido tema With the pride.
Los tres bises que remataron la velada estaban programados. El coro com¨²n Todos luchemos por nosotros mismos, el ¨²ltimo tema, se mezcl¨® con los fuegos artificiales de clausura. Los m¨²sicos, Sp¨¢ndau Ballet, tampoco podr¨¢n olvidarlo.
Babelia
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