Muere una ni?a de tres meses al arder una chabola
Miriam Garc¨ªa Garc¨ªa, de tres meses, muri¨® ayer calcinada al incendiarse la chabola, en la que estaba sola, donde resid¨ªa su familia, en un descampado del barrio Cruz del Cura, del distrito de Fuencarral. El incendio se inici¨®, por causas desconocidas, sobre las 18.30 y la chabola, compuesta por planchas de madera, se consumi¨® en pocos minutos. Los vecinos de este n¨²cleo de chabolas se quejaron de que los bomberos tardaron mucho en llegar, pero ¨¦stos arguyen que se presentaron seis minutos despu¨¦s de recibir el aviso y se quejan de que les recibieron a pedradas, lo que dificult¨® su labor.
Miguel Garc¨ªa, padre de la ni?a fallecida, relata que acababa de entrar en una chabola contigua, propiedad de su t¨ªo, cuando se le avis¨¦ de que sal¨ªan llamas de su vivienda. "Sal¨ª corriendo; retir¨¦ la furgoneta para que no es tallara y cuando fui a entrar, ya no pod¨ªa; no me dejaron mis familiares". Oscar Mart¨ªn, primo, de Miguel, intent¨® tambi¨¦n en trar, pero una llamarada se lo impidi¨®. Oscar, de 15 a?os, y su hermano, Dionisio, guardan un vivo recuerdo en su piel de la facilidad de estas chabolas para arder. Sus caras muestran aparatosas cicatrices de las quema duras que sufrieron en febrero de 1986 cuando se incendi¨® su vivienda en este descampado.Miguel Garc¨ªa, de 26 a?os de edad, est¨¢ casado con Agustina Garc¨ªa Rivero, de 22. Tras la desgracia, ya s¨®lo tienen dos hijos: Aroa, una preciosa ni?a de dos a?os, que, ignorante del drama, saluda feliz a los visitantes desde los brazos de su madre, y un ni?o de tres a?os, Iv¨¢n. Todos estaban fuera de la chabola cuando ocurri¨® el suceso.
El padre sospecha que la causa del accidente pudo ser una estufa de le?a que dejaron encendida para calentar a la peque?a. Si las temperaturas, en general, han refrescado, en este cerro del norte de Madrid el relente se hace m¨¢s notable. Una bombona de butano estall¨® en el interior de la chabola, pero no se sabe si la explosi¨®n se produjo antes o despu¨¦s de que se originara el incendio. Miguel Garc¨ªa dice dedicarse a tapicero ambulante con la flamante furgoneta que salv¨® del fuego, y que un taxista avezado valora en tres millones de pesetas y con menos de tres meses en circulaci¨®n.
El negocio le daba "mal", para vivir y no ve extra?o su primera reacci¨®n de poner primero a buen recaudo la furgoneta y luego intentar salvar a su ni?a, dado que pens¨® que tendr¨ªa tiempo. Pero no lo tuvo. La ni?a era una masa carbonizada, informe e irreconocible cuando pudo serencontrada, ya sofocado el incendio. El armaz¨®n de la. cuna es un amasijo de hierros retorcidos. De la chabola, apenas quedan en pie tres humeantes postes de madera, que minutos antes sosten¨ªan el techado.
Miguel, lleno de convulsiones por la tiritera que le azota, niega que tuviera enemigos. "No, que yo sepa". Y culpa de su situaci¨®n a todas las administraciones posibles, a quienes exige que le entreguen una vivienda en condiciones. Asegura que hace una semana el Ayuntamiento le hab¨ªa anunciado que derribar¨ªa su chabola, el la que se hab¨ªan instalado hace. cuatro meses. "Que sepa el alcalde que aunque vivamos aqu¨ª, le hemos votado; que se preocupe un poco de nosotros", clama su t¨ªo, Jos¨¦ del Campo. "Nos han puesto un cartel de poblaci¨®n marginada, ?eso significa qu¨¦ no somos parte de la sociedad?", apostilla Oscar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.