Siamesas
La idea de estar juntos, vivir siempre unidos, no dejar de compartir un segundo en lo que reste de existencia es un paroxismo del que da cuenta el caso de las dos siamesas norteamericanas con las cabezas pegadas.La excepcionalidad de este episodio que dura ya 38 a?os trasciende a la imaginaci¨®n de los mortales que viven despegados.
Una fotograf¨ªa de las hermanas Yvonne e Yvette McCarther ha sido publicada con motivo de su doble ingreso en la universidad californiana de Compton. No es seguro que las dos posean el mismo coeficiente intelectual ni que compartan la misma afici¨®n. No obstante, de antemano, la inexorabilidad de su uni¨®n las obliga a recibir las mismas clases y a seguir igual ritmo en el progreso del aprendizaje. Ninguna puede, en rigor, elegir el tiempo de trabajo o de descanso sin el acuerdo de la otra. De hecho, es imposible para cualquiera de ellas escoger un determinado programa de televisi¨®n sin la benevolencia conjunta. En la conciencia de ambas est¨¢ bien asentada la experiencia de que cualquier enfermedad o percance de la hermana tendr¨¢ consecuencias para ella. Es discutible incluso que una de las dos siga una dieta y no acabe adelgazando a la otra.
Compartir la salud y la enfermedad, la riqueza y la pobreza, las dispepsias y las neuronas, los sue?os y los desperdicios constituye un patrimonio proindiviso de estos seres humanos que, a la vez, discurren y padecen igual que un adulto com¨²n encerrado en sus confines.
Esa famosa tortura que provoca la ambigua unicidad de cada individuo, el acoso de "el otro yo" que nos dobla la identidad, aun en el aislamiento de una habitaci¨®n vac¨ªa y silenciosa, se desborda en este monumento humano de la compa?¨ªa incombatible. En una mirada escindida nada hay de pavoroso en cada unidad de estas hermanas. Lo que, provoca la visi¨®n horrenda es la certidumbre de que el ser humano s¨®lo est¨¢ completo en soledad y a quien ¨¦sta le falta se convierte necesariamente en monstruo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.