Un oficio sin futuro
Dos a?os llevaba Juan Gonz¨¢lez-Posada, director de la Muestra Internacional de Teatro de Valladolid, detr¨¢s de los Mabou Mines, el grupo m¨¢s prestigioso y jaleado de la vanguardia teatral norteamericana de los setenta. Al fin se ha salido con la suya y se los ha tra¨ªdo al teatro Calder¨®n para abrir la novena edici¨®n de la muestra vallisoletana con una producci¨®n de 1983: Cold Harbor.
En el escenario, dos t¨¦cnicos muse¨ªsticos se disponen a reunir y seleccionar los documentos necesarios para montar una exposici¨®n en torno a la figura de Ulises S. Grant, segundo teniente general del Ej¨¦rcito norteamericano despu¨¦s de Washington y sucesor de Lincoln en la presidencia del pa¨ªs: viejas fotografias, diapositivas, proyecci¨®n de textos, grabaci¨®n de cintas, "una almohada manchada con l¨¢grimas de Grant despu¨¦s del ataque a Cold Harbor", un hueso humano con una bala incrustada en ¨¦l, una bandera hecha jirones..:
Mabou Mines
Cold Harbor, de Dale Worsley. Int¨¦rpretes: Greg Mehrten, Rosmary Quinn y John Nesci. Escenografia: Linda Hartiman. M¨²sica: Nilip Glass. Direcci¨®n: Bill Raymond y Dale Wosrley. Teatro Calder¨®n, 8 de mayo.
El trabajo de los t¨¦cnicos consiste en "enfatizar lo positivo" del personaje y de su peripecia b¨¦lico-presidencial, labor a la que los dos se entregan con una profesionalidad y un cinismo envidiables. Como contrapunto de esa maniobra patriotera, el autor nos ofrece el relato del propio general Grant, una criatura de Madame Tussaud, la cual de pronto cobra vida, narr¨¢ndonos, a su manera, los cr¨ªmenes de ese otro museo de cera hollywoodiano que los telespectadores espa?oles soportamos semanalmente -y llevamos ya 23 episodiosen la serie NorteSur.
Unos cr¨ªmenes que comienzan con la guerra contra M¨¦xico, en la que se form¨® el futuro general, el cual llegar¨¢ a calificarla de "cruel", si bien, dice, "no tuve el coraje de abandonar", y se prolongan en la guerra civil norteamericana, en la que Grant atac¨® la ciudad de Vicksburg "como si fuera una mujer a la que te han ordenado violar".
Notas de humor
Los cr¨ªmenes de esta guerra, tan descaradamente norteamericana, son salpicados con notas de un humor a lo Mark Twain en las que Grant nos habla de su pasi¨®n por sus caballos (de su mujer, Julia, dice que era "una mujer de parecido equino"); de su soluci¨®n para el problema racial: la planeada anexi¨®n de Santo Domingo, convertida en para¨ªso ("el sol, el mar, los cocoteros") para los negros, y de sus correr¨ªas por el gran mundo. Notas humor¨ªsticas que Worsley saca directamente de las Personal memories de Ulises S. Grant y de su esposa, Julia Dent Grant, y en las que un norteamericano de 1987, incluso un espa?ol, puede hallar con suma facilidad resonancias reaganianas, m¨¢s aun cuando un Grant campechano, gui?ando un ojo al p¨²blico, confiesa, refiri¨¦ndose a la presidencia de la naci¨®n: "No future in that job" (risas).Junto a la inteligencia corrosiva, al sarcasmo del texto de Worsley, distante a?os luz del inexistente teatro cr¨ªtico espa?ol, los Mabou Mines aportan una concepci¨®n del espect¨¢culo basada en im¨¢genes contundentes de un teatro replanteado a partir del cine, de la televisi¨®n y del v¨ªdeo; en una m¨²sica en la que el cine patri¨®tico de Ford se mezcla con la de las teleseries de terror, y en la utilizaci¨®n de tableaux vivants en contrapunto con laperfonnance hustoniana del excelente actor John Nesci (que sustituy¨® a Bill Raymond en el papel del general Grant).A pesar de que en Valladolid no se facilit¨® ninguna sinopsis argumental del espect¨¢culo, y a pesar tambi¨¦n de la paliza que supuso para el p¨²blico tragarse un mon¨®logo de m¨¢s de una hora de duraci¨®n, pienso que la lecci¨®n magistral de los Mabou Mines no cay¨® en saco roto. Su presencia en Valladolid, por una sola noche (26.000 d¨®lares -m¨¢s de tres millones de pesetas- es el coste de la operaci¨®n), ha hecho m¨¢s por el futuro del teatro cr¨ªtico, inteligente e innovador de este pa¨ªs que gran parte de los muchos millones que llevamos gastados en fomentar nuestras tan cacareadas nuevas tonter¨ªas (tendencias las llaman algunos) esc¨¦nicas. As¨ª lo entendi¨® el p¨²blico vallisoletano que llen¨® pr¨¢cticamente el teatro Calder¨®n y despidi¨® al grupo con calurosos y prolongados aplausos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.