Armas a Ir¨¢n; palabras y hechos
LAS INFORMACIONES publicadas estos d¨ªas en EL PAIS (9, 10 y 11 de mayo) muestran con detalle c¨®mo Espa?a env¨ªa armas a Ir¨¢n, un pa¨ªs en guerra, y que figura, por tanto, en la lista de aquellos a los que est¨¢ prohibido suministrar armamento. Resulta incluso que Espa?a sirve como escala-relevo para reexpedir material fabricado en otros pa¨ªses hacia Ir¨¢n. Estos env¨ªos no tienen un car¨¢cter ocasional, sino regular: con la frecuencia m¨ªnima de uno mensual est¨¢n saliendo cargamentos desde Barcelona.Ante las numerosas interrogaciones sobre esta cuesti¨®n, formuladas tanto por la Prensa como por diputados de la oposici¨®n, la respuesta del Gobierno ha sido siempre una negativa: Espa?a cumple sus obligaciones en -esa materia, y, por tanto, no env¨ªa- armas. Es cierto que el presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, en el debate sobre el estado de la naci¨®n, a la vez que negaba que Espa?a hubiera autorizado "ni una sola exportaci¨®n de armas a Ir¨¢n", a?ad¨ªa: "Cabe la posibilidad de que lleguen armas por via indirecta de terceros pa¨ªses. Nosotros hacemos lo posible por evitarlo". Sin embargo, nuestras informaciones -que no han sufrido ning¨²n desmentido- demuestran que gran parte del material es de fabricaci¨®n espa?ola y que los env¨ªos se realizan desde Barcelona a un puerto iran¨ª. Es cierto que en los documentos figura un ¨²ltimo destinatario falso, un puerto de un pa¨ªs no en guerra. Es un truco viej¨ªsimo para encubrir operaciones de este g¨¦nero. Con los datos facilitados por este peri¨®dico puede el Gobierno esclarecer qui¨¦nes y c¨®mo se han vulnerado sus disposciones en este vidrioso asunto.
De esta manera se disipar¨ªan las dudas de que se acepta el h¨¢bito de la doble verdad en estas materias. Est¨¢n en juego principios serios. La prohibici¨®n de vender armas a ciertos pa¨ªses, en guerra o dominados por odiosas dictaduras, responde a unas razones pol¨ªticas que los electores han respaldado al votar al partido socialista. Aceptar esta pr¨¢ctica mientras se mantiene de palabra la pol¨ªtica contraria es un esc¨¢ndalo que quita credibilidad al Gobierno y erosiona la confianza de los ciudadanos en la democracia.
Estos suministros de armas espa?olas a Ir¨¢n parecen independientes de los env¨ªos fomentados por EE UU. Pero, en otro caso, el Irangate s¨ª nos ha afectado: se trata de los dos diplom¨¢ticos de EE UU detenidos en Barajas en octubre pasado con un malet¨ªn con cinco millones de d¨®lares. Episodio celosamente guardado por los organismos oficiales de informaci¨®n y puesto tambi¨¦n al descubierto por las informaciones de la Prensa.
Las autoridades espa?olas les soltaron al cabo de 28 horas porque fueron "avalados por organismos competentes espa?oles". Acto del todo anormal: ningun organumo espa?ol es competente para hacer cesar las indagaciones sobre una ilegalidad cometida en Espa?a. Adem¨¢s, la desaparici¨®n en el archivo de Barajas del acta relatando lo ocurrido demuestra que una ilegalidad fue tapada por otra. Se aleg¨® que se trataba de una operaci¨®n contra la droga, pero ahora resulta que esos fondos pod¨ªan provenir de las ventas de armas a Ir¨¢n, y su destino pod¨ªa ser una cuenta de la contra en Suiza.
Cuando surge un tema que el Gobierno considera molesto, su ¨²nica obsesi¨®n es taparlo. Es absurdo que no tome en su mano el dar a la opini¨®n las explicaciones m¨¢s claras posibles, incluso reconociendo los posibles errores del Ejecutivo. Tal actitud elevar¨ªa la confianza de los ciudadanos. Estas cuestiones merecen algunas explicaciones. El Gobierno tiene los medios suficientes para esclarecer estos episodios; el Parlamento ser¨ªa conveniente que se enterara de lo sucedido, y, as¨ª, los ciudadanos podremos tener elementos de juicio sobre el ejercicio del poder y la adecuaci¨®n de sus actuaciones a sus declaraciones de principio.
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