Demasiado normal
La gente se port¨® demasiado bien en el concierto de Tina Turner. No es que nadie tenga derecho a portarse mal, pero los escasos incidentes que se produjeron fueron m¨ªnimos para las incomodidades que los sufridos 60.000 espectadores tuvieron que soportar. Prueba de la tranquilidad reinante es que la propia polic¨ªa reconoci¨® ayer que la jornada fue pl¨¢cida, sobre todo en relaci¨®n con las tremebundas previsiones de posibles broncas, que llevaron a montar un fuerte dispositivo de seguridad, con 600 polic¨ªas vigilando las afueras del recinto y otros 300 entre vigilantes jurados y servicio de orden de la organizaci¨®n del concierto. Los ¨²nicos incidentes registrados fueron litronas rotas en el exterior, gritos de descontento por la espera y las ocasionales espantadas de los que quer¨ªan colarse y no pod¨ªan, presionados por los vigilantes. Hubo mucha reventa de entradas, a precios entre 1.000 y 2.000 pesetas.Las incomodidades fueron todas, las impuestas por la organizaci¨®n y las derivadas de la climatolog¨ªa. Empezando por la apertura de las puertas al recinto, que s¨®lo se abrieron pasadas las 8.30 de la tarde, cuando la cola alcanzaba m¨¢s de un kil¨®metro y miles de personas se apretujaban y se masajeaban un pie con el otro para tratar de relajar el cansancio.
La expectaci¨®n creada por el concierto y las ansias por conseguir un buen sitio hicieron que miles de personas se agolparan en la puerta desde las siete de la tarde, cuatro horas antes del inicio de la actuaci¨®n de la Turner. Los del servicio de orden registraron y cachearon en la entrada a cualquier persona sospechosa o que portara bolsas. Hab¨ªa llovido, el suelo estaba embarrado, ten¨ªas que estar forzosamente de pie, y conseguir una cerveza era muy problem¨¢tico.
La tranquilidad general se vio fortalecida por la escasa presencia de heavys y duros diversos. El p¨²blico de Tina Turner, contra lo que esperaban las autoridades y tal vez ella misma, es casi el mismo p¨²blico que el de G¨¦nesis, incluso con abundancia de carrozas. El desarrollo del propio concierto no ayud¨® a que los ¨¢nimos se disparasen demasiado. Al final, todo el mundo se march¨® disciplinadamente.
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