Fedorenko: "En el futuro seguiremos conviviendo con armas nucleares"
Entrevista con un estratega de la nueva generaci¨®n de asesores sovi¨¦ticos
Serguei Fedorenko, de 44 a?os es uno de los valores en alza en el mundo estrat¨¦gico-militar de la URSS. Ingeniero espacial y f¨ªsico, su campo principal de estudios y asesoramiento desde 1969 es la interacci¨®n estrat¨¦gica entre EE UU y la URSS. Investigador del Instituto de Estudios de Estados Unidos y Canad¨¢, de la Academia de Ciencias de la URSS, se dice que es uno de los principales delfines de Giorgi Arbatov en este instituto. Ha participado en diversas negociaciones internacionales.Pregunta. ?Hablan EE UU y la URSS el mismo lenguaje estrat¨¦gico?
Respuesta. A veces s¨ª, pero a menudo no. No hay definiciones precisas de algunos t¨¦rminos, categor¨ªas y criterios, como por ejemplo el concepto de la estabilidad estrat¨¦gica. A¨²n hay grandes diferencias en los enfoques de EE UU y de la URSS, diferencias que se deben m¨¢s a la asimemetr¨ªa en la estructura de las fuerzas que a la l¨®gica. .
Robert McNamara, secretario de Defensa en las Administraciones de Kennedy y Johnson, fue uno de los primeros que empez¨® a hablar de la inconveniencia de proseguir la carrera de armamentos estrat¨¦gicos, del absurdo de tratar de lograr la superioridad cuando ambas partes compiten vigorosamente. Tambi¨¦n fue uno de los primeros que propuso la idea de las negocia ciones SALT para limitar las fuerzas estrat¨¦gicas ofensivas y de regular la competici¨®n estrat¨¦gica entre ambas partes. Y McNamara introdujo un par de t¨¦rminos que usamos ampliamente hoy, como la Destrucci¨®n Mutua Asegurada (MAD) y el da?o inaceptable, que defini¨® como la mitad de la poblaci¨®n y una tercera parte de la capacidad industrial.
P. ?Aceptaron esto los sovi¨¦ticos?
- R. Nunca se acept¨® formalmente, pero en la pr¨¢ctica s¨ª, as¨ª como la idea de la Destrucci¨®n Mutua Asegurada.
Destrucci¨®n mutua
P. ?Es a¨²n v¨¢lida la doctrina MAD?
R. Todav¨ªa es v¨¢lida. Estamos a¨²n en una situaci¨®n en la que ambas partes son vulnerables. Pero una de las tendencias tecnol¨®gicas m¨¢s desestabilizadoras es el creciente potencial contra fuerzas, la creciente capacidad de ambas partes de destruir las fuerzas de represalia del adversario. Por eso hablamos de la erosi¨®n de MAD.
P. ?Son ahora mayores las diferencias conceptuales?
R. No lo creo. Uno de los resultados positivos de las negociaciones SALT fue el reducir estas diferencias, el lograr una mayor comprensi¨®n en estos temas. El proceso SALT fue muy educativo. Al principio la idea de limitar las armas defensivas no se entendi¨® en nuestro pa¨ªs. Ahora comprendemos la l¨®gica de la interacci¨®n estrat¨¦gica entre EE UU y la URSS. Ahora hablamos casi el mismo lenguaje. Pero por razones pol¨ªticas, de asimetr¨ªas, de falta de confianza, EE UU y la URSS a¨²n no est¨¢n de acuerdo en algunos. t¨¦rminos o definiciones vitales, como la de estabilidad, y, lo que es muy importante, ambas partes no han logrado ponerse de acuerdo sobre qu¨¦ situaci¨®n estrat¨¦gica se deber¨ªa desarrollar en el proceso de las negociaciones, sobre cu¨¢les son los objetivos.
En Ginebra se habla de objetivos cuantitativos -por ejemplo, reducir en un 50% los arsenales estrat¨¦gicos de ambas partes- que puedan asegurar la esItabilidad estrat¨¦gica, pero no hay una definici¨®n de la estabilidad.La reducci¨®n no lleva necesariamente a una situaci¨®n m¨¢s segura. Si se reducen armamentos sin insistir en las armas contrafuerzas, la probabilidad te¨®rica de un primer ataque aumentar¨¢, y la situaci¨®n ser¨ªa m¨¢s peligrosa.
P. ?Ve usted un deslizamiento de la postura norteamericana hacia una capacidad de primer ¨¢taque?
R. Hay que distinguir entre actitudes conceptuales y psicol¨®gicas, y actitudes pr¨¢cticas y militares. En el primer caso se pueden manipular las percepciones. En el segundo se trata de cifras, de tecnolog¨ªa. La tecnolog¨ªa, en la actualidad, hace que sea in¨²til cualquier esperanza de lograr una capacidad contrafuerzas. Lo que no significa que en el futuro, una o ambas partes no lo logren.En la actualidad, ambos tenemos un potencial parcial contrafuerzas, una capacidad parcial de destruir algunas de las fuerzas, pero no todas.
P. ?Es realista hablar de suprimir todas las armas nucleares?.
R. En el futuro previsible seguiremos viviendo en un mundo con armas nucleares. Lo que no significa que no sea nuestra intenci¨®n de eliminarlas. Se da un creciente consenso en el mundo de que las armas nucleares deber¨ªan ser abolidas. No significa que estemos intentando prohibir los conocimientos que ya existen. Es imposible desinventar las. armas nucleares. Contamos con que se comprenda cada vezm¨¢s que las armas nucleares, como instrumento de pol¨ªtica exterior, no tendr¨¢n valor sustancial.
Mucha gente en Occidente asegura,que las armas nucleares est¨¢n desempe?ando un papel vital en la disuasi¨®n de la guerra. No hay. argumentos positivos para demostrar que sea verdad o que sea mentira. Pero es imposible acostumbrarse a esta amenaza que pende sobre todos.
Por supuesto hay un conflicto, hay una competici¨®n. Y durar¨¢ muchos a?os. Habr¨¢ un impulso hacia la posesi¨®n de medios militares, pero tambi¨¦n hacia la supervivencia. Debemos competir, pero encontrando los medios para hacer esta competencia segura. Hay un consenso entre sovi¨¦ticos y americanos sobre esto.
P. La disuasi¨®n nuclear tiene una l¨®gica diab¨®lica...
R. Hay un c¨ªrculo vicioso, que a menudo se llama la paradoja de la disuasi¨®n. Para mantener la amenaza hay que dar la impresi¨®n de que es cre¨ªble y por tanto, de que uno es capaz de llevarla a cabo. Hay desarrollos que se destruyen entre s¨ª. Al intentar lograr una capacidad de guerra se erosiona la disuasi¨®n, pues se hace m¨¢s probable una guerra.
P. ?Se dan resistencias entre los militares sovi¨¦ticos ante las propuestas de Gorbachov?
R. Para todo militar, de cualquier pa¨ªs, toda reducci¨®n del arsenal militar no resulta deseable. Los militares siempre creen que es mejor tener m¨¢s. Tardan en acostumbrarse a una l¨®gica diferente. No creo que haya una fuerte presi¨®n, pero s¨ª una mala gana, pues su labor es garantizar la seguridad de la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
El miedo a la SDI
Pregunta. Si ultedes dicen que la Iniciativa de Defensa Estrat¨¦gica (SDI) no va a funcionar, ?por qu¨¦ les pr¨¦ ocupa?Respuesta. Los argumentos de ambas partes sobre la SDI no tienen fundamento l¨®gico. No creo que la SDI funcione si se toma en cuenta el actual desarrollo, tecnol¨®gico, pues es imposible garantizar una defensa en un ciento por ciento contra los misiles bal¨ªsticos. Pero tampoco es realista decir que no se podr¨¢ desarrollar en el futuro una tecnolog¨ªa que proporcione una protecci¨®n fiable. No podemos decir ahora que ser¨¢ siempre imposible lograr una situaci¨®n en la que ,la defensa domine al ataque. Si llega a ser posible, en el proceso, una o ambas partes pasar¨¢n inevitablemente por el estadio en que ganen un potencial de primer ataque. Los sistemas ofensivos estar¨¢n a¨²n ah¨ª. Por eso es desestabilizador. El objetivo de hacer obsoletas las armas nucleares puede ser razonable, noble o inc'luso humano. Pero si se persigue un objetivo tan'noble hay que equiparar los medios con el objetivo, cuidar el per¨ªodo de transici¨®n y no dirigirse a una situaci¨®n deseable pasando por un per¨ªodo tremendamente peligroso.
P. EE UU asegura que la URSS tiene un programa de investigaci¨®n similar a la SDI.
R. La mejor prueba de que no est¨¢ tan preocupado por la iffvestigaci¨®n sovi¨¦tica en este campo es que EE UU est¨¢ poniendo un acento especial sobre la SDI, esperando que sea la mejor manera de escapar, tecnol¨®gicamente, de la situaci¨®n de paridad. Es una costumbre t¨ªpica norteamericana intentar encontrar soluciones tecnol¨®gicas a los problemas de seguridad. Pero el per¨ªodo de la posguerra muestra que todo esfuerzo por escapar por la v¨ªa tecnol¨®gica significa reduc¨ªr la seguridad.
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