Dos grandes en un marco peque?o
Cada choque entre los dos grandes equipos espa?oles pone de manifiesto la estrechez del marco en que se mueven: el campeonato de Liga. La dimensi¨®n que cobran estos partidos, en los que se juegan el t¨ªtulo dos equipos con poder econ¨®mico para arrebatar sus figuras a cualquier otro -Zubizarreta al Athl¨¦tic de Bilbao, Hugo al Atl¨¦tico de Madrid- empeque?ece el resto del campeonato. Basta contemplar el historial del f¨²tbol espa?ol para comprobar que los equipos titulares de las dos principales ciudades espa?olas han ejercido un dominio sobre el resto durante muchos a?os, s¨®lo resistido, a rachas y con mayores o menores dificultades, por los dos atl¨¦ticos, por el Valencia y por alguno m¨¢s. Pero la diferencia es cada vez mayor.En los principios del profesionalismo se produjeron en las zonas m¨¢s fuertes bipolarizaciones que asfixiaron a otros clubes. El Athl¨¦tic y la Real acabaron con el Arenas de Guecho o el Real Uni¨®n de Ir¨²n. El Barga y el Espa?ol, con el Europa. El Madrid y el Atl¨¦tico, con el R¨¢cing. El avance del profesionalismo ha ido haciendo que otros vagones se desenganchen del tren, y al final se quedan solos el Madrid y el Barcelona. Todo lo que ocurre alrededor de los partidos entre ambos es g¨¦nero chico. En el af¨¢n por darle nuevo inter¨¦s y por reactivar el campeonato los dirigentes del f¨²tbol espa?ol han llegado a ensayar la liguilla final, un sistema que s¨®lo ha servido para comprobar c¨®mo se alargaba paulatinamente la distancia entre ellos dos y el resto, y que el aficionado ha considerado una mixtificaci¨®n inadmisible entre el puro invento ingl¨¦s de todos contra todos y el play-off del baloncesto. Tan malo ha resultado el invento que ha habido que retirarlo deprisa y corriendo.
Pero el problema quiz¨¢ no sea la existencia o no de liguilla final, sino que esto se ha quedado peque?o para los dos grandes. Incluso el objetivo de un t¨ªtulo espa?ol parece poco para dos equipos que aspiran, ambos, a ser el mejor de Europa. Una liga europea ser¨ªa mejor marco para estos encuentros, mejor espect¨¢culo para los escenarios en que se juega y mejor fuente de ingresos para estas dos sociedades, que mal pueden aguantar su nivel de crecimiento con las taquillas que les dejan las visitas del Murcia, el Valladolid o el C¨¢diz. Con el mismo atrevimiento con que han pisado el resbaladizo terreno del play-off, los hombres que dirigen el f¨²tbol podr¨ªan aventurarse en los primeros pasos de una futura liga europea. Los tiempos lo exigen.
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