El signo de la media luna
Fanatismo religioso y tolerancia coexisten en un pa¨ªs isl¨¢mico por tradici¨®n y laico por definici¨®n
Un estudiante de Van, capital de la provincia turca del mismo nombre, fue apu?alado y golpeado hasta la muerte, a comienzos de este mes, por no respetar el ayuno del Ramad¨¢n. Recep, el taxista que conduce al enviado especial de EL PAIS por las cuatro provincias del Kurdist¨¢n turco en las que todav¨ªa est¨¢ vigente el estado de sitio, no prueba un gramo de alimento o un cent¨ªmetro c¨²bico de l¨ªquido desde que el sol se despereza por Ir¨¢n hasta que se retira hacia Europa, a pesar de jornadas agotadoras 3 temperaturas superiores a los, 35 grados Sin embargo, no muestra ni irritaci¨®n ni envidia cuando ve a otras personas comer o beber. La primera es la cara del fanatismo la segunda, la de la tolerancia.
, Los homicidas de Van se autoproclaman guardianes del islam. Son la punta de lanza de un integrismo que, desde el golpe de 1980, ha cobrado nuevos br¨ªos en Turqu¨ªa. El Ej¨¦rcito, que se hizo con el poder el 12 de septiembre de 1980, lleg¨® a creer en alg¨²n momento que la religi¨®n era un buen remedio contra el comunismo y estableci¨® la ense?anza religiosa obligatoria. Atat¨¹rk, el padre de la Turqu¨ªa moderna, que lleg¨® a calificar al islam de "teor¨ªa absurda de un beduino inmoral", debi¨® removerse inquieto en su tumba. Los propios militares parecen ahora arrepentidos de haber ido tan lejos, alertas de nuevo ante los tres grandes enemigos de la Rep¨²blica: comunismo, fascismo e integrismo.El presidente general, Kenan Evren, que en 1984 fue "de visita" a La Meca, asegur¨® en enero. de este a?o que los integristas representa una amenaza tan importante como el comunismo Ese mismo mes, grupos de manifestantes en Estambul y Konia ped¨ªan la restauraci¨®n de la sharia (ley isl¨¢mica). "D¨ªganme qu¨¦ pa¨ªs ha llegado a un grado contempor¨¢neo de civilizaci¨®n sin ser laico. No lo encontrar¨¢n", dijo el presidente, que hace tan s¨®lo unos d¨ªas, con ocasi¨®n de -la fiesta que conmemora el comienzo de la guerra de liberaci¨®n, volvi¨® a recordar el doble peligro: el rojo y el verde.
El 99% de los turcos es musulm¨¢n y la mayor¨ªa de ellos es practicante. Ankara y Estambul pueden llegar a parecer, en algunos de sus barrios, ciudades occidentales. Los minaretes de sus mezquitas y el rezo de los almu¨¦danos se pierde, incluso en viernes, entre un tr¨¢fico infernal multitudes abigarradas vestidas a la europea y escaparates en los que se exhiben prendas de moderno dise?o.
Entre los periodistas, d¨ªplom¨¢ticos y funcionarios es dificil encontrar seguidores estrictos de las reglas religiosas, y en sus mesas, bien provistas incluso en el mes del ramad¨¢n, es m¨¢s que probable hallar una botella de vino que no es para uso exclusivo de los invitados extranjeros. Es el signo del laicismo, la tolerancia y el apartamiento de la pr¨¢ctica activa de la religi¨®n, no muy lejano, por otra parte, de lo que ocurre con muchos cristianos nom¨²nales en el Reino Unido, Francia, Italia o Espa?a.
57.000 mezquitas
Pero fuera de las grandes ciudades, cuando el visitante se adentra en la Turqu¨ªa profunda, en la de las 57.000 mezquitas, se descubre que la religiosidad es algo, vivo para muchos turcos. Las mezquitas se llenan al caer la tarde y el ritual del rezo y las inclinaciones en direcci¨®n a La Meca es seguido por millones de personas en todo el pa¨ªs. Parece que religiosidad y nivel de vida son factores inversamente proporcionales y, tal vez por ello, la gran mayor¨ªa de los fieles que abarrotan, por ejemplo, la gran mezquita de, Diyarbekir (en el este del pa¨ªs) es de extracci¨®n econ¨®mica humilde.
Pero incluso en zonas apartadas del pa¨ªs, como las del Kurdist¨¢n, cerca de las fronteras con Ir¨¢n, Irak y Siria, el cumplimento estricto de las normas del ramad¨¢n y la devoci¨®n isl¨¢mica coexisten, sin aparente conflicto, con la inobservancia de la reglas religiosas. El incidente de Van no es ¨²nico, pero, en todo caso, no parece representativo.
Indudablemente, existe un cierto contagio iran¨ª, pero s¨®lo afecta de momento a un porcentaje m¨ªnimo de turcos. "El integrismo no es el SIDA, no crece en "progresi¨®n aritm¨¦tica", dice un periodista, que coincide con pol¨ªticos de derecha e izquierda de que, medidos en votos, los partidarios de una rep¨²blica isl¨¢mica probablemente no pasar¨ªan del 5%. Sus refugios son el Partido de la Nueva Prosperidad, heredero del Partido de Salvaci¨®n Nacional, de Necmettin Erbakan, y el Partido Nacionalista del Trabajo, que no oculta su parentesco con el Partido de Salvaci¨®n Nacional, de corte fascista, y con su tristemente c¨¦lebre l¨ªder, Alparslan Turkes.
La influencia isl¨¢mica es tambi¨¦n notable en las dos principales formaciones conservadoras: el Partido de la Recta V¨ªa (PRV), que dirige oficialmente Husamettin Cindoruk y cuyo sult¨¢n indiscutido es el ex primer ministro Suleim¨¢n Demirel, y el gobernante Partido de la Madre Patria, de Turgut Ozal.
El mismo primer ministro est¨¢ considerado un fervoroso creyente, aunque, habida cuenta de su reconocido pragmatismo, es dificil saber hasta d¨®nde llega la devoci¨®n y hasta d¨®nde el c¨¢lculo. Se estima que 80 de los 398 diputados actuales [hay dos esca?os vacantes] son isl¨¢micos, y un indeterminado n¨²mero de ellos est¨¢ incluso pr¨®ximo a las tesis integristas.
Entre los s¨ªntomas de la amenaza isl¨¢mica se citan el auge renovado de las cofrad¨ªas (a despecho de. la prohibici¨®n a que han estado sometidas durante a?os), las denuncias de infiltraci¨®n integrista en el Ej¨¦rcito y la Administraci¨®n, el aumento del n¨²mero de personas que usa habitualmente vestimenta isl¨¢mica y las manifestaciones en petici¨®n, de que se aplique la sharia.
El actual Gobierno, que, como todos desde la creaci¨®n de la Turqu¨ªa republicana, se define laicista no ha querido quedar al margen de un resurgir que puede tener un peso importante en votos. Dos de sus decisiones m¨¢s criticadas por la izquierda han sido la negativa, en enero, a crear una comisi¨®n de encuesta sobre el integrismo, y la aprobaci¨®n, ese mismo mes, de una ley que impone penas de seis meses a dos a?os a quien insulte a la religi¨®n isl¨¢mica.
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