Ceesepe
Una vez hice con ¨¦l un larg¨®, viaje a San Sebasti¨¢n, en tren, y le pregunt¨¦ por la ma?ana, en el pasillo, qu¨¦ tal hab¨ªa dormido:"Ya no me acuerdo". Ceesepe expone ahora en la galer¨ªa Moriarty, y ¨¦l mismo, con chaqueta verde de cuadros, me explica su obra, que es como un na?f de lo canalla, una manera autodidacta de decir/redimir lo m¨¢s atroz.Ceesepe naci¨® en el mismo Madrid y hay infancia y burla en sus ojos abultados cuando habla de los cuadros, o de lo que sea.
Ceesepe nunca se despega de las paredes, se desliza adherido a ellas, como el Orfeo de Jean Cocteau, y tiene algo del hospicianito genial adoptado por todas las se?oritas de la posmodernidad.
Ceesepe es el maudit involuntario de esa posmodernidad madrile?a, el ni?o entre retrasado y asombroso que ha pasado del comic al expresionismo, del expresionismo a Francis Bacon y vuelta, como un aduanero Rousseau de lo canalla, ya digo.
La posmodernidad vestida de trapos moscordonea en torno de sus cuadros. Ceesepe me da una copita de licor de whisky con un hielo. Conmigo viene Stella, la gran pintora alemana, hiperrealista, colaboradora de Jos¨¦ Luis G¨®mez. Y uno piensa, una vez mas, que de una generaci¨®n siempre se salva uno, el cabal, el que hac¨ªa obra mientras los dem¨¢s hac¨ªan folklore de madrugada. En el caso de la posmodernidad, puede que ¨¦se sea Ceesepe, que parece siempre fuera de juego, pero que est¨¢ haciendo su juego. La abundancia y novedad de su obra revela que ha trabajado mucho en el tiempo y la profundidad.
La posmodernidad puede que no sea sino una forma de pereza a lo sublime, la ?cr¨ªtica al progreso" de que habla Benoist, pero dentro de esa lentitud hay quien va muy de prisa, como Ceesepe.
Ceesepe va a dejar la cr¨®nica en acr¨ªlico de los sue?os, cotidianidades, -mitos, ritos y refritos de la posmodernidad madrile?a. Su mirada sobre el mundo es ir¨®nica, ahist¨®rica, lo que hace de ¨¦l un posmoderno absoluto pero Ceesepe deja obra, mientras los dem¨¢s s¨®lo dejan gacetillas orales y an¨¦cdotas. Quiz¨¢ la posmodernidad, en Madrid, no sea sino el rodeo que ha dado la cultura para producir a Ceesepe.
Es como si al aduanero le hubiera salido un hijo golfo y posmoderno.
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