El pulso universal de la guitarra
Con Andr¨¦s Segovia la guitarra recobra y acrecienta su pulso universal. Un instrumento que nos representaba por localista pas¨® a convertirse en emblema del universalismo espa?ol. Ser¨ªa largo de explicar c¨®mo logr¨® Segovia este milagro, pero, para empezar, hemos de pensar en lo que es carne de toda m¨²sica: el sonido."La guitarra no suena leve, sino lejana", era principio b¨¢sico del pensamiento musical de Segovia. As¨ª, part¨ªa no de lo poco, sino de lo perspect¨ªvico.
Probablemente no ha existido en la historia una calidad sonora de guitarra como la de Segovia, "en la prima que canta y en el bord¨®n que llora".
Tampoco un mecanismo m¨¢s exacto y ¨¢gil.
Por edad y filiaci¨®n, y a pesar de su amor hacia los cl¨¢sicos, Andr¨¦s Segovia evocaba a la rom¨¢ntica: esto es, pon¨ªa el sentimiento por encima de todo otro valor; no por ello sufr¨ªa la raz¨®n, pues ese sentimiento expresivo estaba servido con razones de buena ley.
Mientras el violonchelo de Pablo Casals dec¨ªa al mundo un nuevo modo de tocar liberado de ataduras academicistas, otra liberaci¨®n encontraba campe¨®n, defensor y casi inventor en Andr¨¦s Segovia: la de la propia guitarra.
Demasiado servidora del arte popular -que Segovia no desde?aba, como a veces se ha dicho con ligereza, y buena prueba es su colaboraci¨®n entusiasta al concurso de cante jondo de Granada en 1922-, la guitarra de Segovia sigui¨® otro camino: el que se impuso el propio artista al buscar para un instrumento que dada su actual extensi¨®n mundial apenas podemos ya denominar nuestro una misi¨®n de alto rango en las salas de conciertos junto a las orquestas sinf¨®nicas y ante el p¨²blico m¨¢s exigente.
La guitarra dej¨® de ser un mundo musical aparte. He aqu¨ª la gran haza?a de Segovia. En Par¨ªs, Nueva York, Berl¨ªn o Londres le abrieron sus puertas, pues mucho antes de que existiera el mercado com¨²n de la econom¨ªa la guitarra segoviana nos introdujo en el com¨²n mercado de la cultura con voz y voto peculiares. Por ello la gran m¨²sica cobraba nuevas dimensiones; se modernizaba, pues la guitarra anticipa lo que ser¨¢ rasgo diferencial de nuestro tiempo: la revalorizaci¨®n y protagonismo del par¨¢metro timbre, que es color en pintura.
Misi¨®n indeclinable
Otra misi¨®n indeclinable en la operaci¨®n Segovia: buscar la creaci¨®n de los compositores. Si no fue siempre escuchada, porque no en todos los casos fue entendida, nacieron, sin embargo, largos repertorios pensados para la guitarra de Segovia: el del italiano CasteInuovo-Tedesco, el del polaco Alexander Tansmann, el del brasile?o H¨¦ctor Villalobos, el del franc¨¦s Andr¨¦ Jolivet, el del ingl¨¦s Berkeley, el de los espa?oles Joaqu¨ªn Turina, Federico Mompou, Joaqu¨ªn Rodrigo o Federico Moreno Torroba. Con ellos, la revisi¨®n de una suma de obras pret¨¦ritas y la transcripci¨®n, con gran fuerza creativa, de pentagramas procedentes del clave, el piano o el viol¨ªn.
En algunas ocasiones, el misterio trascendente convert¨ªa el toque de Segovia en arte convulsivo. Por ejemplo, cuando desgranaba el Homenaje a Claudio Debussy que Manuel de Falla escribiera para otro guitarrista hist¨®rico, Miguel Llobet. La guitarra de Segovia ha sido una de esas importantes aportaciones a la cultura occidental que los pa¨ªses que la crearon y mantienen ofrecen como testimonio perdurable. Sin la guitarra de Segovia habr¨ªamos sido todos un poco m¨¢s pobres. "?Cu¨¢ntas cosas se esconden detr¨¢s de un minueto!", dec¨ªa Eugenio D'Ors. Quiz¨¢ se ocultan muchas m¨¢s en el env¨¦s de una guitarra llamada Segov¨ªa.
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