Tenebristas e iluminados

Esta obra fue la primera creaci¨®n de Bouvier y Obadia con un n¨²mero de bailarines que superaba el tr¨ªo. Y fue un ¨¦xito. Visto a casi dos a?os de su estreno, Le Royaume Millenaire ha ganado en densidad, y su atm¨®sfera, ciertamente barroca, causa un efecto similar al estar frente a un cuadro tenebrista. La eficaz iluminaci¨®n de Oliviero, a base rasantes, cenitales y cortes, termina por dar al ambiente una pastosidad de pincelada del siglo XVII, como si todas las escenas estuvieran cubiertas con una p¨¢tina de bet¨²n de judea.La obra empieza con una m¨ªmica de hembras en celo, mientras se dan palmaditas en la regi¨®n prohibida; de ah¨ª se pasa a una sinfon¨ªa de vuelos cruzados. Joelle baila aspirando con avidez el aire, esto da un tono especialmente elevado a su estilo. El vestuario es una fantas¨ªa de petos y mangas de bullones deshechas. Es especialmente bello el momento de la vuelta a la escena mientras el coro de Strauss completa esa rendici¨®n incondicional de los cuerpos al ¨¦xtasis. Son reverencias, rendiciones sucesivas a una lucha sin cuartel entre los cuerpos.

El sello de la repetici¨®n de pasos est¨¢ presente. Es la nueva danza francesa que incide cada vez en ello de manera singular, pero temeraria para con la resistencia del espectador. La obra, que ha sido considerablemente recortada, a¨²n padece ciertos desniveles, sobresaliendo el duro entrenamiento a que se han sometido los bailarines.