Un puente entre dos pa¨ªses en guerra
Miles de palestinos y toneladas de productos cruzan diariamente el r¨ªo Jord¨¢n
Todos los d¨ªas, excepto las fiestas religiosas jud¨ªas, personas y mercanc¨ªas cruzan el b¨ªblico r¨ªo Jord¨¢n y van y vienen entre Amman y Jerusal¨¦n, capitales de dos pa¨ªses te¨®ricamente en armas y enfrentados desde la guerra de los seis d¨ªas, en junio de 1967. El puente Allenby constituye, seg¨²n el coronel Eli - Lavie, gobernador militar de Jeric¨®, una aut¨¦ntica "v¨¢lvula de escape para el Estado de Israel, que "rebaja la tensi¨®n" en los territorios ¨¢rabes que ocupa militarmente desde hace ya 20 a?os. Para los llamados palestinos del interior, 1,3 millones de personas aproximadamente, es la ¨²nica ventana abierta al resto del mundo.
ENVIADO ESPECIAL, El extranjero s¨®lo puede atravesar el puente Allenby si parte de Amman. El reino hachem¨ª -estima que ir a Jerusal¨¦n y Cisjordania no supone salir de su territorio, y otorga salvoconductos, con dos ¨²nicas condiciones: que se regrese a su capital y que el pasaporte no sea estampado por los israel¨ªes. As¨ª que, en la pr¨¢ctica, es perfectamente posible emprender viaje a Tierra Santa en Arnman y regresar al pa¨ªs de origen desde el aeropuerto de Ben Gurion, en Tel Aviv. No pocos turistas lo hacen. Jordania no acepta visitantes que han entrado en Israel previamente.El secreto est¨¢ en que si para Jordania el puente Allenby y su hermano menor, el Damiya, no son fronteras internacionales, para Israel, de hecho, s¨ª lo son. Desde que se pisa la ribera occidental del Jord¨¢n, ondea por todas partes la bandera de la estrella de David y el chekel (moneda israel¨ª) circula con la misma soltura que las patrullas del Tsahal (Ej¨¦rcito israel¨ª).
Un servicio de taxis lleva al extranjero desde la estaci¨®n de autobuses de Amman a la terminal jordana del puente Allenby. En el coche, inevitablemente un viejo Mercedes, viajan cuatro hombres palestinos con trajes oscuros y a rayas, los m¨¢s veteranos tambi¨¦n con kefieh blanca, y una mujer joven sin velo, cargada con dos chiquillos. El Mercedes est¨¢ a punto de hundirse por el peso de sus maletones.
Un paisaje de monta?as redondas y peladas de color pajizo precede a la depresi¨®n del mar Muerto, el lugar m¨¢s bajo del planeta. En la terminal jordana, al igual que en la israel¨ª, extranjeros y palestinos son separados. Los primeros tardan, entre unas y otras cosas, tres o cuatro horas en cubrir los 88 kil¨®metros que separan Amman de Jerusal¨¦n. Los segundos; mucho m¨¢s.
Un reciente estudio de Idf Journal, la revista de las fuerzas armadas israel¨ªes, confirma el testimonio que el extranjero recibe de sus compa?eros palestinos de viaje acerca de sus peripecias en la terminal israel¨ª. "Por razones de seguridad", dice la citada publicaci¨®n, "los residentes (es decir, los habitantes de los territorios ocupados), deben andar a trav¨¦s de arcos detectores de metales, para una inspecci¨®n inicial en busca de armas. Despu¨¦s se registra todo lo que traen. Zapatos y equipajes pasan por rayos X. Los contenidos de las maletas son colocados en largos sacos de pl¨¢stico e inspeccionados a mano por soldados israel¨ªes".
Cacheos personales
La descripci¨®n de Idf Journal es minuciosa y objetiva: "La lista de productos que no pueden ser introducidos en Cisjordania a trav¨¦s de los puentes incluye instrumentos el¨¦ctricos, equipos electr¨®nicos, c¨¢maras, equipo ¨®ptico, comida enlatada, encendedores de gas, casetes, cajas de metal, animales y libros prohibidos". "Adem¨¢s", prosigue la revista militar israel¨ª, "todos los habitantes de Cisjordania son obligados a desnudarse enteramente para cacheos personales. Todo el dinero que traen les es retirado a la entrada de la terminal, colocado en bolsas de pl¨¢stico y devuelto a la salida". Las autoridades israel¨ªes afirman que esta ¨²ltima medida pretende evitar intentos de corrupci¨®n a los soldados.El actual puente de Allenby es nuevo. El viejo fue destruido por los aviones israel¨ªes en 1967 para dificultar los movimientos de tropas jordanas a trav¨¦s del r¨ªo b¨ªblico. El puente tiene unos 15 metros de largo y cinco de ancho, y es una construcci¨®n militar de acero y madera. El lado occidental est¨¢ cubierto por soldados israel¨ªes, parapetados tras una ametralladora, sobre bloques de hormig¨®n y sacos de arena. Ondea la bandera blanquiazul con la estrella de seis puntas. En el lado jordano hay una fortificaci¨®n similar, pero sin bandera.
Unos 40.000 turistas entraron el pasado a?o en Cisjordania a trav¨¦s del puente de Allenby. Fueron acogidos con las mismas sonrisas y las mismas estrictas medidas de seguridad que en el aeropuerto Ben Gurion. Tuvieron que hacerlo, como los palestinos, a pie o en el ¨²nico autob¨²s autorizado a cruzar el puente.
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