El rostro auton¨®mico
EL RESULTADO de las elecciones del pasado d¨ªa 10 ha tenido el importante efecto de alterar la relaci¨®n de fuerzas en el pa¨ªs y de determinar equilibrios nuevos, en ocasiones complicados, en ciertas comunidades aut¨®nomas. La importancia de su novedad pol¨ªtica induce al an¨¢lisis de lo sucedido en esas regiones.
El tri¨¢ngulo vasco
El aumento del nacionalismo y el auge, dentro de ¨¦l, del nacionalismo m¨¢s radical, son dos puntos claves en las tendencias del voto registrado en el Pa¨ªs Vasco. A grandes rasgos, los tres lados que defininen la geometr¨ªa pol¨ªtica de Euskadi se forman, uno, por las fuerzas del Gobierno aut¨®nomo (PNV,PSOE); otro, por las que constituyen oposici¨®n a ese Gobierno (EE,EA) y, otro, por las que parecen oponerse al sistema (HB).
Haciendo cuentas, el PNV sigue siendo el partido m¨¢s votado de la Comunidad aut¨®noma, pero pierde cerca de 40.000 votos desde noviembre pasado. En contraste, EA gana 7.000 y Herri Batasuna 5.000. La p¨¦rdida se hace record en el PSOE (47.000 votos menos que en noviembre). Conjuntamente los dos partidos que forman el actual Ejecutivo de Vitoria, PNV y PSOE, pierden 84.000 votos. En cuanto a la particular lucha por el electorado nacionalista tradicional la pugna se ha cerrado con la victoria de Eusko Alkartasuna, que reduce de 90.000 a 45.000 votos la distancia que le separa del partido de Arzalluz.
El firme ascenso de Herri Batasuna se patentiza en su condici¨®n de segunda fuerza del Pa¨ªs Vasco, posici¨®n que ya ocup¨® en las auton¨®micas de 1980 y con la que supera actualmente al PSOE en unos 2.000 votos. Complementariamente, en Guip¨²zcoa, HB se sit¨²a a menos de 2.000 votos del partido de Garaikoetxea, primera fuerza de la provincia, y alcanza la mayor¨ªa en numerosos municipios peque?os o medianos. Todo esto es bastante m¨¢s significativo que los 150.000 votos cosechados por su candidato a eurodiputado, Txerna Montero, fuera de Euskadi. Porque que en un censo de 20 millones de personas existan 150.000 ciudadanos, probablemente j¨®venes en su mayor¨ªa, que canalicen su rechazo gen¨¦rico del sistema votando a la opci¨®n que se presenta como la m¨¢s radical no es nada de especialmente alarmante.
En conjunto, los resultados en Euskadi parecen apuntar a un acuerdo entre PNV y PSOE para repartirse las diputaciones de Vizcaya y Alava (en esta ¨²ltima quiz¨¢s con el apoyo de una tercera fuerza), mientras que Garaikoetxea controlar¨ªa la de Guip¨²zcoa, con el apoyo de Euskadiko Ezkerra. Se configurar¨ªa por tanto ese tri¨¢ngulo (Gobierno, contragobierno, constrasistema) a la que nos refer¨ªamos. En el trio, adem¨¢s, Herri Batasuna, crece y se conforma como una comunidad compacta y cada vez m¨¢s cerrada a lo que ocurre: extramuros de su universo simb¨®lico.
El par catal¨¢n
Convergencia i Uni¨® (CiU) se ha llevado la mayor cosecha de votos en el conjunto de Catalu?a (78.000 m¨¢s respecto a las elecciones municipales de 1983), pero en Barcelona los socialistas han resistido con la misma mayor¨ªa relativa, el mismo n¨²mero de concejales y el mismo alcalde para los Juegos de 1992.
En la capital catalana han encontrado as¨ª los socialistas el. consuelo que les falta ante el continuo ascenso de Pujol, un alpinista al que ya no se le puede determinar techo. Ni en la misma ciudad de Barcelona, donde ha ganado en los cuatro distritos centrales de la capital, dejando al PSC-PSOE como mayoritario ¨²nicamente en la parte m¨¢s exterior, con m¨¢s habitantes e inmigrantes, Maragall pod¨ªa sentirse seguro. M¨¢s a¨²n: en el segundo anillo industrial de Barcelona, contiguo al anterior y hasta ahora feudo socialista, los convergentes han ganado alcald¨ªas como Martorell y Manresa.
En el resto del Principado la p¨¦rdida de la mayor¨ªa absoluta del PSC en Tarragona y L¨¦rida deja a la ciudad de Gerona y su ¨¢rea como ¨²nico gran islote socialista consolidado. En realidad, los socialistas crecen hoy a expensas de los comunistas, mientras CiU, despu¨¦s de engullir al electorado de UCD, hace poco a poco lo mismo con el de Esquerra Republicana y AP; y mordisquea al socialista.
Castigo andaluz
En Andaluc¨ªa, uno de las zonas de apoyo fundamentales del PSOE y cuna de sus m¨¢s influyentes l¨ªderes, empe?ados personalmente en la campa?a, el partido del gobierno pierde unos 120.000 votos, lo que significa, entre otras cosas, la desaparici¨®n de su mayor¨ªa absoluta en Sevilla, Granada, Almer¨ªa y Ja¨¦n. Con este deterioro el electorado parece no haber cuestionado tanto la estricta realizaci¨®n municipal como determinadas actitudes de poder. As¨ª, la tendencia a castigar al poder se ha manifestado tambi¨¦n en C¨®rdoba y frente al PC, que pierde la mayor¨ªa absoluta en bien del PSOE.
Como conjunto, quiz¨¢s los resultados m¨¢s significativos sean los de Sevilla, ciudad elegida por Felipe Gonz¨¢lez para cerrar la campa?a, y donde las bajas socialistas son especialmente visibles: 6 de los 19 concejales y 40.500 de los 153.000 votos que ten¨ªan. Todo ello parece dar raz¨®n a quienes vaticinaban un desastre en la capital hispalense si se manten¨ªa como candidato a Manuel del Valle. Entre los cr¨ªticos de esta decisi¨®n figuraba el secretario regional del partido y presidente de la Junta de Andaluc¨ªa, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, a quien se considera enfrentado a Alfonso Guerra y al aparato central socialista. Tales circunstancias han perjudicado probablemente al candidato que, como alcalde, no ha sido ni mucho mejor ni mucho peor que otros colegas regionales. En Ja¨¦n, donde en 1986 el PSOE busc¨® un personaje m¨¢s atractivo, se ha bajado de 14 a 11 concejales. Otra grave p¨¦rdida se ha producido en Granada, con el alcalde Antonio Jara -otro presunto enemigo de Rodr¨ªguez de la Borbolla- de 18 a 12 concejales. Ciertamente, con el ascenso de AP, Ja¨¦n y Granada constituyen casos especiales.
Transfusi¨®nes en Valencia
Miles de votos que fueron patrimonio del PSPVPSOE y de AP se han deslizado hacia el CDS y hacia Uni¨®n Valenciana -partido regionalista anticatalanista- respectivamente. La fuga (le votos del PSOE hacia el CDS parece haberse debido m¨¢s a motivos de pol¨ªtica general y castigo al Gobierno central que a una. descalificaci¨®n de los socialistas en los ayuntamientos o en la Generalitat, donde en general no ha sido muy censurados.
De otra parte, el gran ascenso de Uni¨®n Valenciana es el efecto de la trasfusi¨®n de votos desde AP. De hecho, en la ciudad de Valencia, UV ha llegado hasta siete concejales, tantos como los que posee ahora AP. Previamente, Coalici¨®n Popular contaba con 13 concejales. Para muchos, la sustancial ganancia de UV ha sido una sorpresa; sobre todo si se tiene en cuenta que ha obtenido seis esca?os en las Cortes valencianas y todos gracias a su implantaci¨®n en la circunscripci¨®n de Valencia. Tanto en Alicante como en Castell¨®n es pr¨¢cticamente inexistente. Una explicaci¨®n a su triunfo es la presencia de Leopoldo Ortiz, director del Comit¨¦ de Gesti¨®n de la Exportaci¨®n de C¨ªtricos, como candidato al Parlamento Europeo que tuvo el apoyo de numerosos empresarios.
Finalmente, la coalici¨®n de Izquierda Unida con el partido nacionalista Unitat del Poble Valenci¨¢ s¨®lo ha conseguido mantener en el Ayuntamiento de Valencia y en el Parlamento aut¨®nomo los resultados anteriores del PCE que, de haber ido IU en solitario, sin Unitat del Poble Valenci¨¢, probablemente hubiesen descendido. La progresi¨®n de los izquierdistas valencianos no se ha cumplido.
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