Luc¨ªa y Sagrario Ruano Rodr¨ªguez
Las p¨ªldoras amargas del ministro Serra
Luc¨ªa y Sagrario Ruano Rodr¨ªguez celebraron ayer con una comida la decisi¨®n de la Audiencia Nacional de revocar la orden del Ministerio de Defensa que excluye a las mujeres del Cuerpo de Farmacia del Ej¨¦rcito del Aire. Su abogada y hermana, Luc¨ªa Ruano, fue la que decidi¨® luchar en los tribunales "para acabar con el machismo, est¨¦ d¨®nde est¨¦". Ahora que todo est¨¢ de su parte, Sagrario se descuelga diciendo que no tiene ning¨²n inter¨¦s en convertirse en farmace¨²tica castrense. Esta sentencia, que coloca en una situaci¨®n delicada al mism¨ªsimo ministro de Defensa, ha sido "un experimento jur¨ªdico" para las dos hermanas Ruano. Ambas se declaran antimilitaristas ut¨®picas.
Luc¨ªa, la abogada, de 32 a?os, ide¨® el plan. El t¨ªtulo de Farmacia de Sagrario iba a servirle para presentar el recurso y acabar con las discriminaciones por raz¨®n de sexo en la convocatoria de plazas para m¨¦dicos, veterinarios y farmac¨¦uticos militares. Cuando el recurso prosper¨®, corri¨® la voz entre la familia. Fue entonces cuando avisa ron a su prima, Pilar Rodr¨ªguez de la Fuente, para que actuara de procuradora."Cuando descubr¨ª que el presidente de la Audiencia convocaba al pleno de magistrados, comenc¨¦ a tener esperanzas", explica Luc¨ªa, que reconoce que dentro de su especializaci¨®n en derecho laboral siente una mar cada inclinaci¨®n por los problemas de las mujeres.
Entre sus clientas se encuentran las mineras de Hunosa otro colectivo pionero en reivindicar su derecho de igualdad para trabajar en puestos legendariamente reservados a los hombres. Ella y su hermana militan en movimientos feministas desde sus a?os universitarios.
Fuera de combate
"La sentencia sienta un precedente jur¨ªdico importante", explica la abogada Ruano. "En primer lugar, servir¨¢ para que el ministro Serra vigile que la exigencia de ser var¨®n no vuelva a aparecer en el Bolet¨ªn Oficial del Estado como uno de los requisitos para acceder a las oposiciones que convoca el Ej¨¦rcito, y tambi¨¦n para que las mujeres tituladas en alguna de las ramas militares que no son de combate cuenten con un nuevo campo a la hora de buscar trabajo".Sagrario explicaba feliz, minutos antes de irse a despachar aspirinas, que su decisi¨®n ha servido para abrir "un poco" la puerta del Ejercito a las mujeres. Cuando en 1983 decidi¨® presentar recurso, estaba dolida; en las convocatorias de trabajo a las que se hab¨ªa presentado con otros compa?eros de facultad "siempre acababan contratando a los hombres, aunque algunas de nosotras tuvi¨¦ramos mejor curr¨ªculo".
Luc¨ªa y Sagrario, son hijas del due?o de una tienda de comestibles de Madrid y de una ama de casa "que a su manera tambi¨¦n defiende los derechos de la mujer". Fueron educadas en un colegio religioso, pero no despotrican contra las monjas. Ambas est¨¢n orgullosas de haber cumplido el objetivo de su padre: tener dos hijas con carrera. La prima Pilar, la tercera protagonista, no acudi¨® a la cita porque espera un hijo que nacer¨¢ despu¨¦s; de hacerse p¨²blica una sentencia que facilita la entrada de las mujeres en el Ej¨¦rcito.
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