Buena sombra

El cuarto concierto de China Crisis en suelo madrile?o result¨® tranquilo, brillante y breve. Quienes hab¨ªan pagado 1.600 pesetas para contemplarlos -que no fueron muchos-, quiz¨¢ extra?aron algunas canciones m¨¢s. El quinteto ha mejorado y ampliado sus posibilidades vocales e instrumentales desde aquel primer recital en Rockola. Han incorporado, por fin, un saxofonista que se entiende de maravilla con los arreglos de viento o de cuerda en los sintetizadores.El p¨²blico se entusiasm¨®, atento, relajado, sin gritos de euforia, con canciones reconocidas sean de las primeras o de las m¨¢s recientes del grupo ingl¨¦s. Daly interpreta con mayor don¨²nio y gusto, bien arropado por la segunda voz de Eddie, que cant¨® como solista en Gift offreedom. Esta pareja supo arrimarse a la experiencia de Walter Becker -y es muy posible que lo vuelvan a hacer-, al sonido ¨²nico, magistral, muy influyente en gran n¨²mero de grupos actuales, de Steely Dan. No lo pueden remediar, suenan al d¨²o Fagen-Becker, con una instrumentaci¨®n m¨¢s simple, menos virtuosa, m¨¢s vac¨ªa, si cabe. El ¨¢nimo en el recital de China Crisis no se detuvo. Su repertorio, enriquecido, seleccionable entre cuatro elep¨¦s, no lo permit¨ªa.

Antes de tocar June Bride, el bajista Gazza, mediano hablador del idioma espa?ol, por sus vacaciones de verano, explic¨®: "Es una canci¨®n sobre una mujer gorda de Liverpool que est¨¢ muy embarazada". Fue la pieza bailable y jocosa que prend¨® a los asistentes. Se fueron y reanudaron el concierto con un solo bis de dos temas, Black man ray y W?shfu1 thinking. La guitarra de Lundon arpegiaba, acompa?aba, no protagonizaba. El estilo musical de China Crisis demanda en algunas fases el regocijo de una elegante guitarra solista.