El barroco en su autenticidad
En el marco espl¨¦ndido -fuerte, l¨ªrico, desnudo del patio circular de Carlos V actu¨® el s¨¢bado y domingo la compa?¨ªa de ¨®pera y ballet barroco del Festival Ingl¨¦s Pach, ese gran empe?o mantenido a trav¨¦s de los a?os por el entusiasmo y el conocimiento de Lina Lalant¨ª. Se celebra este a?o el bicentenario de la muerte de Gluck, y nada mejor para el caso que volver sobre el genial drama l¨ªrico Orfeo y Eur¨ªdice, esta vez en la versi¨®n de Par¨ªs, 1714, dedicada a la reina Mar¨ªa Antonieta, tan espectacular y rica de elementos coreogr¨¢ficos.Tres nombres resultan b¨¢sicos en este montaje de Orfeo: el de los core¨®grafos Belinda Quires y Ron Howell, dominadores e investigadores en los estilos de danza de la ¨¦poca; el de la realizadora de los trajes, Derek West, al reproducir con extraordinaria propiedad y belleza los trajes originales de Boquet (1747), y el del maestro Jean-Claude Malgoire. Ellos son responsables y garantes de una consecuci¨®n art¨ªstica de alto vuelo y ce?ida autenticidad en todos los elementos puestos en juego: tres grupos especializados -orquesta, coro y danza barrocos- y tres protagonistas de alta categor¨ªa: Andreas Jaggi, tenor, y Marilyn Hill Smith y Mar¨ªa Bovino, sopranos, que encarnaron los personajes m¨ªticos de Orfeo, Eur¨ªdice y el Amor con gran fuerza expresiva, aunque manteni¨¦ndose en todo momento dentro de las coordenadas estil¨ªsticas del barroco; en este caso un barroco evolucionista que impulsar¨ªa nuevas formas de pensar y sentir el drama con m¨²sica. En Gluck, los mitos se tornan seres de carne y hueso, los sentimientos recuperan su fuerza antigua de afectos y pasiones y la danza se integra en el discurso en su doble valor de contraste y continuidad.
Jean-Claude Malgoire es uno de los campeones en la recuperacion y revitalizaci¨®n de m¨²sica instrumental o teatral de los siglos pret¨¦ritos. Su grupo orquestal est¨¢ formado tambi¨¦n por especialistas que utilizan elementos antiguos y el coro obedece las orientaciones de David Roblou tanto en lo que se refiere a la afinaci¨®n y dem¨¢s aspectos meramente t¨¦cnicos como en lo tocante a su expresividad madrigalesca. Todo adquiere fuerza y mesura; si el. canto nos llega emocionante, la danza se ha tornado convulsiva, de modo que llega a agitar el modo casi galante con el que se comportan ninfas, demonios o sombras.
Magn¨ªfico espect¨¢culo tambi¨¦n el de la versi¨®n m¨²sico-coreogr¨¢fica de la m¨²sica acu¨¢tica de Haendel, una larga serie de p¨¢ginas destinadas a servir de acompa?amiento a una fiesta real de Jorge V. De la veintena crecida de n¨²meros escritos para la ocasi¨®n, el Festival Bach ha seleccionado 19, nueve de los cuales fueron bailados: minuetos, bourr¨¦, hompipe y otros aires y danzas. Aun excesivamente esquem¨¢tico, el breve conjunto de piezas de Dido y Eneas, de Purcell, sirvi¨® para gozar de un lamento excelentemente expresado por la soprano Marilyn Hill Smith y un par de coros verdaderamente turbadores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.