Octavio Paz recibe el Premio Men¨¦ndez Pelayo
Raymond Carr disert¨® en Santander sobre la visi¨®n de Espa?a de historiadores brit¨¢nicos y espa?oles
El acto de apertura de los cursos y seminarios de 1987 en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo de Santander se destac¨® con la presencia de la reina Sof¨ªa y de dos intelectuales de la talla de Raymond Carr y Octavio Paz, a quienes se otorgaron medallas de honor. Carr pronunci¨® la lecci¨®n inaugural, Reflexiones sobre la historia moderna de Espada escrita en Espada y fuera de Espada. Adem¨¢s del rector de la UIMP, Santiago Rold¨¢n, intervino el ministro de Educaci¨®n y Ciencia, Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall. El escritor mexicano Octavio Paz recibi¨® tambi¨¦n el primer Premio Internacional Men¨¦ndez Pelayo.
El historiador Raymond Carr declar¨® que era un honor para ¨¦l recibir "una medalla tan grande", aunque los prolongados aplausos al final de su intervenci¨®n no vinieran m¨¢s que a confirmar e profundo respeto que inspira siempre la modestia del sabio. El historiador brit¨¢nico habl¨® en un castellano pausado y claro y quiso reflexionar a trav¨¦s de su lecci¨®n inaugural de apertura de los cursos y seminarios de la UIMP sobre la historia de la Espa?a contempor¨¢nea vista por los historiadores brit¨¢nicos y por los espa?oles.El inter¨¦s por Espa?a en el Reino Unido ha pasado por diversos momentos. Durante el siglo XVIII se ten¨ªa una visi¨®n negativa de Espa?a. "El turismo, y con ello me refiero al turismo inteligente del siglo XVIII, al grand tour, no guiaba sus rutas a trav¨¦s de Espa?a, y como consecuencia se escribieron pocos libros de viajes sobre este pa¨ªs".
"Lo que despert¨® por vez primera el inter¨¦s de los historiadores brit¨¢nicos por Espa?a fue la guerra de la independencia. La idea de una Espa?a ex¨®tica ha distorsionado por mucho tiempo la historiograf¨ªa brit¨¢nica. La confusi¨®n pol¨ªtica en Espa?a durante el siglo XIX desanim¨® tambi¨¦n a muchos historiadores brit¨¢nicos, que no supieron comprender que Espa?a ten¨ªa en el fondo los mismos problemas que otros pa¨ªses de Europa. Con la II Rep¨²blica y la guerra civil esto cambi¨®, y de pronto Espa?a se convirti¨® en el centro del debate europeo. Hubo una polarizaci¨®n ideol¨®gica. Todos los historiadores de mi generaci¨®n estuvimos marcados por nuestras ideas. Despu¨¦s de la guerra civil estuvimos influenciados por nuestras esperanzas en los exiliados y la oposici¨®n clandestina. Como historiadores, subvaloramos la etapa del franquismo. El franquismo fue un tiempo dif¨ªcil para los historiadores espa?oles. Para ellos, la historia de los siglos XIX y XX era un campo sembrado de minas. No niego que durante el franquismo se escribieran libros importantes sobre el siglo XIX, pero el vac¨ªo creado por la censura y la autocensura present¨® dificultades para los historiadores brit¨¢nicos. Pero, gracias a Dios, nuestro monopolio fortuito ha terminado y ahora est¨¢ en manos de los j¨®venes".
Historia abstracta
"Yo encuentro la historia moderna de Espa?a escrita por espa?oles un poco abstracta e impersonal. Al principio pens¨¦ que era un legado del marxismo vulgar de los sesenta, pero ahora pienso que es algo m¨¢s dif¨ªcil de captar. Espa?a es considerado un pueblo de individualistas, y a pesar de ello no parece tener gran inter¨¦s por las historias personales. Hay pocas autobiograf¨ªas del siglo XIX, y las que hay son superficiales. Ahora hay una inundaci¨®n de memorias de pol¨ªticos -de Carrillo a Fraga-, pero el estilo sigue siendo el mismo, hay una tendencia a subestimar el papel del individuo en la historia".
"?stas son quiz¨¢ las reflexiones de un historiador viejo, gastado y pasado de moda, pero pienso que no se deben poner las estructuras encima de las personas y subestimar el accidente y lo fortuito como factor determinante en la historia".
El rector de la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP), Santiago Rold¨¢n, mencion¨® en su discurso los objetivos que se ha planteado para este verano. "El primero ha sido el de contribuir a satisfacer la creciente y saludable demanda cultural que la sociedad espa?ola est¨¢ requiriendo en los ¨²ltimos a?os. El segundo objetivo que nos hemos propuesto tiene una doble dimensi¨®n: por una parte, hacer de este recinto un aut¨¦ntico lugar de encuentro e intercambio de saberes, y por otra, facilitar la relaci¨®n y comunicaci¨®n entre todas las universidades espa?olas. La tercera l¨ªnea que ha guiado nuestro trabajo ha sido la de intensificar la colaboraci¨®n de la Universidad con un amplio abanico de empresas e instituciones p¨²blicas y privadas. En cuarto lugar, potenciar la libertad de reflexi¨®n y de expresi¨®n de nuestro entorno cultural, muy a sabiendas que no somos otra cosa que nuestra propia libertad".
La reina habl¨® tambi¨¦n de la libertad. "La verdad nos har¨¢ libres y la libertad, sabios", dijo. "Esa lecci¨®n se desprende de la inmensa trayectoria universal de don Marcelino Men¨¦ndez Pelayo e inspira la tarea que aqu¨ª desarroll¨¢is. Abrir las puertas de la Universidad para que entre la sociedad con los interrogantes profundos que la conmueven y se pueda reflexionar sobre lo que es necesario hacer es la tarea que la leg¨ªtima como madre y como maestra. Para realizar ese debate disponemos de un valor esencial que es la libertad. La Universidad no es s¨®lo ¨¢mbito de libertades, sino una creaci¨®n de la propia libertad".
El ministro de Educaci¨®n destac¨® la tarea de la UIMP en su af¨¢n de romper con los comportamientos dominantes que separan las humanidades y las ciencias. "No constituyen ambas dos saberes, sino un solo universo cultural". Mencion¨® la tensi¨®n que existe en el ¨¢mbito de la educaci¨®n, una tensi¨®n que, seg¨²n ¨¦l, debe transformarse en reglas para la convivencia.
Babelia
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