Reagan pide a?adir a la Constituci¨®n una declaraci¨®n de derechos econ¨®micos
![Francisco G. Basterra](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F26f1666e-8865-4b38-9825-e308de656829.png?auth=690528c49e3824418e30ff3ed7a3e27b8e03b84858dbfba27dd43e81c6d4b120&width=100&height=100&smart=true)
Ronald Reagan pidi¨® ayer que se a?ada a la Constituci¨®n de Estados Unidos, que cumple este verano 200 a?os, una declaraci¨®n de derechos econ¨®micos. En un discurso al aire libre en Washington, el presidente se refiri¨® al derecho al trabajo, al disfrute de los frutos del mismo, al derecho a tener propiedades y al derecho al libre mercado. La propuesta presidencial, que requerir¨ªa una nueva convenci¨®n constitucional, es pura propaganda, pol¨ªticamente impracticable.
La ley suprema s¨®lo contempla los derechos pol¨ªticos y civiles de los ciudadanos, no los econ¨®micos, lo que ha sido denunciado como un fallo por la izquierda norteamericana.Reagan, utilizando la oportunidad de la v¨ªspera del D¨ªa de la Independencia, reiter¨® ayer tambi¨¦n la necesidad de enmendar la Constituci¨®n para establecer la obligatoriedad de equilibrar el presupuesto. Como novedad, el presidente dijo que deber¨ªa requerirse una "supermayor¨ªa" en el Congreso, no bastando la simple, para aumentar los impuestos.
Con una mezcla de orgullo y esp¨ªritu cr¨ªtico, los norteamericanos est¨¢n celebrando el 200? aniversario de la elaboraci¨®n de la Constituci¨®n, creada en Filadelf¨ªa por 55 delegados de las 13 colonias rebeldes de Inglaterra a lo largo del c¨¢lido verano de 1787. Pero a esta celebraci¨®n le falta la exaltaci¨®n patri¨®tica que rode¨® el pasado a?o la fiesta de la Independencia, el 4 de julio en Nueva York, bajo la estatua de la Libertad.
La conmemoraci¨®n del documento que invent¨® una naci¨®n y cre¨® un sistema pol¨ªtico que inspira hoy las cartas magnas de 160 pa¨ªses, coincide parad¨®jicamente con el Irangate, un esc¨¢ndalo pol¨ªtico producido por un presidente y un poder ejecutivo que muy posiblemente han actuado en violaci¨®n de los principios constitucionales que ahora celebran. La sombra de la Constituci¨®n, 7.567 palabras con las 26 enmiendas incluidas, es omnipresente estos d¨ªas en Washington y es utilizada por todos los actores de este drama.
El presidente ha incumplido su juramento de observar la Constituci¨®n y se ha situado por encima de la ley, acusan sus cr¨ªticos, a lo que Reagan responde que la Constituci¨®n no le pone limitaciones en la conducci¨®n de la pol¨ªtica exterior. Oliver North, el teniente coronel de marines principal responsable del Irangate, ha escudado su silencio durante siete meses al amparo de la quinta enmienda constitucional, que establece que "nadie puede ser testigo contra s¨ª mismo".
Debate nacional
El aniversario de los dos siglos ininterrumpidos bajo la Constituci¨®n ha servido para abrir un debate nacional sobre la oportunidad de su revisi¨®n. Los ¨²ltimos acontecimientos pol¨ªticos y la creciente par¨¢lisis producida, sobre todo en el tema del presupuesto, por el hecho de que la Casa Blanca y el Congreso est¨¦n casi siempre en manos diferentes, hacen preguntarse a muchos si la separaci¨®n de poderes y el sistema delicado de controles y equilibrios dibujados en 1787 no conducen a una peligrosa inacci¨®n.Se pens¨® en separar los poderes para que ninguno pudiera dominar, no hubiera un presidente absoluto al estilo de los monarcas europeos y para preservar as¨ª las libertades. "Pero los creadores de la Constituci¨®n", afirma el especialista Louis Fisher, "no quisieron un sistema pol¨ªtico tan fragmentado en su estructura ' tan dividido en autoridad, que el Gobierno no pudiera funcionar".
El presidente en EE UU es a la vez el jefe de Estado y el primer ministro, el s¨ªmbolo de la naci¨®n y su principal actor pol¨ªtico. Desde Nixon hasta Reagan, los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca a duras penas han logrado cumplir bien las dos funciones. Adem¨¢s, desde 1945 s¨®lo tres presidentes han disfrutado de un per¨ªodo de cuatro a?os durante los cuales su partido controlaba las dos c¨¢maras del Congreso.
Una serie de expertos y ciudadanos reunidos en un llamado Comit¨¦ sobre el Sistema Constitucional ha sugerido la posibilidad de ir hacia un sistema parlamentario de tipo brit¨¢nico, en el que el l¨ªder de la mayor¨ªa m¨¢s votada se convierte en primer ministro y cuenta con una mayor¨ªa en el Parlamento.
Bajo este hipot¨¦tico arreglo, el jefe del Gobierno de EE UU ser¨ªa actualmente el dem¨®crata Jim Wright, el l¨ªder de la C¨¢mara de Representantes. Las crisis del Watergate y del Irangate hubieran podido ser resueltas por un voto de confianza en el Parlamento, con la ca¨ªda de dos Gobiernos, sin necesidad de esperar al fin natural de la presidencia o acabar con el presidente provocando un trauma nacional.
T¨ªmidas ideas
Se tratar¨ªa de conseguir mayor¨ªas s¨®lidas introduciendo listas cerradas y bloqueadas, permitiendo que el presidente pudiera escoger como miembros del Gobierno a legisladores, aumentando el per¨ªodo de mandato de los congresistas a cuatro a?os (ahora sirven s¨®lo dos), y el de los senadores, de cuatro a ocho. Las elecciones legislativas se har¨ªan coincidir con las presidenciales. Otra idea que se baraja es aumentar a seis a?os el mandato presidencial, que no podr¨ªa repetirse.Pero s¨®lo son ideas, muy minoritarias, intercambiadas entre algunos expertos, y nadie cree probable ni realmente necesaria la convocatoria de una segunda convenci¨®n constitucional para acabar con la separaci¨®n de poderes. Puede que el Ejecutivo funcionara m¨¢s efectivamente pero se concluir¨ªa con el Parlamento m¨¢s vivo de Occidente.
En 200 a?os, la Constituci¨®n ha ido adapt¨¢ndose a la realidad muy lentamente y respetando su principio esencial de tres poderes separados, que han sido comparados a las tres quillas de un trimar¨¢n. La adaptaci¨®n, sobre todo en materia de derechos civiles y sociales, se ha producido a trav¨¦s de la revisi¨®n judicial e interpretaci¨®n que realiza constantemente el Tribunal Supremo.
Para los puristas de la Administraci¨®n de Reagan, los jueces han ido demasiado lejos, abusando de la intenci¨®n de los padres constitucionales, y est¨¢n actuando como legisladores.
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