La muerte del Plan Baker
El senador dem¨®crata Bill Bradley, a favor de una quita en la deuda externa del Tercer Mundo
La oposici¨®n al tratamiento reaganiano de la deuda exterior del Tercer Mundo se ha recrudecido en las ¨²ltimas semanas. Con la campa?a presidencial en ciernes, los magros resultados de la cumbre de Venecia y las recientes operaciones de dos de los grandes bancos norteamericanos de dotar como fallidos sus cr¨¦ditos a Latinoam¨¦rica se han convertido en armas arrojadizas. El senador dem¨®crata Bill Bradley ha reactivado su cr¨ªtica, declarando que "el Plan Baker est¨¢ esencialmente difunto", y sosteniendo que una quita en la deuda es urgente, tambi¨¦n por motivos pol¨ªticos, para lo que ha invocado el Plan Marshall, del que ahora se cumplen 40 a?os.
A los pa¨ªses endeudados, y m¨¢s si son democracias nacientes como Filipinas y Argentina, "hemos de darles la oportunidad de crecer, y eso no es caridad. Es nuestro propio inter¨¦s", manifest¨® Bradley el pasado fin de semana en un seminario internacional organizado por la Fundaci¨®n Marshall en Berl¨ªn. Entre la aproximaci¨®n puramente t¨¦cnico-financiera de los expertos del Fondo Monetario Internacional y la de los l¨ªderes de los pa¨ªses deudores -quienes sostienen que el problema debe negociarse global y pol¨ªticamente, ampar¨¢ndose en que no s¨®lo los deudores han tenido errores, sino que los pa¨ªses acreedores han azuzado el problema con alzas de tipos de inter¨¦s y medidas proteccionistas-, la posici¨®n de los dem¨®cratas norteamericanos es algo as¨ª como un punto intermedio.Esta posici¨®n reconoce algunos aspectos pol¨ªticos en la cues ti¨®n, con lo que, sin identificarse con ella, se acerca a la postura de los pa¨ªses pobres, al sostener que no podemos afrontar la crisis de la deuda como una cuesti¨®n financiera inescrutable, estamos hablando de crecimiento econ¨®mico y de prosperidad, de seguridad y de democracia", como sostiene Bradley.
Como ejemplo de las implicaciones pol¨ªticas de la cuesti¨®n de la deuda, se suele citar el papel de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el sur de Am¨¦rica, y particularmente la planeada visita de Gorbachov a Argentina, Brasil, M¨¦xico y Cuba, "primera vez que un l¨ªder sovi¨¦tico pisar¨¢ ese continente". Otro temor que se expresa es el de la historia, concretamente la de los a?os veinte y trenta, pues o el Tercer Mundo crece o "nos arriesgamos a hundir al mundo en una severa recesi¨®n econ¨®mica y una sublevaci¨®n pol¨ªtica", seg¨²n la formulaci¨®n de Bradley.
Si se reconoce que el problema se irisa de pol¨ªtica, la propuesta de soluci¨®n t¨¦cnica se sit¨²a a caballo entre el mero apretarse el cintur¨®n, antiinflacionista y estabilizador de los tecn¨®cratas financieros, y el sue?o expansionista de unos l¨ªderes pol¨ªticos que se ven obligados a incorporar el hambre o la miseria como datos de su contabilidad nacional. Si las posturas de un Bradley pueden parecer peligrosas a los entusiastas de las reaganomics, tampoco hay que llevarse a enga?o: el senador por Nueva Jersey es activo partidario de la contra nicarag¨¹ense.
Aprender de la banca
La soluci¨®n t¨¦cnica viene sugerida por el realismo del que han hecho gala algunos de los grandes bancos, que los dem¨®cratas consideran "esperanzador". A remolque de los bancos europeos, la primera entidad estadounidense, el Citicorp, aument¨® el pasado mayo en 3.000 millones de d¨®lares sus dotaciones para cr¨¦ditos fallidos latinoamericanos, medida en que le sigui¨® el Chase Manhattan, con 1.600 millones de d¨®lares. En su an¨¢lisis, el pase a p¨¦rdidas de buena parte de sus cr¨¦ditos, "en realidad supone admitir que algunas naciones en desarrollo simplemente no pueden soportar el servicio de su deuda, y aunque los bancos se han quedado en el cancel de ofrecer una quita de la deuda, al menos han reconocido la realidad", lo que constituir¨ªa un primer escal¨®n en la b¨²squeda de una soluci¨®n a largo plazo.
Esa soluci¨®n a largo plazo requiere tres bases: reconocer que el desequilibrio entre endeudamiento y capacidad productiva producido por el excesivo recurso al cr¨¦dito y la escasez de inversi¨®n entre 1974 y 1982 "s¨®lo puede resolverse mediante la reducci¨®n de la carga de la deuda"; que los gobiernos desarrollan una funci¨®n esencial en el tratamiento del problema, pudiendo coordinar la reducci¨®n del principal; y que deber¨ªan urgir a todos los acredores a ofrecer una adecuada quita "en un tratamiento caso a caso".
Claro est¨¢ que ning¨²n banco por s¨ª s¨®lo puede ofrecer esa quita, porque ello implicar¨ªa ¨²nicamente que otros acreedores resultasen beneficiados en la prioridad de las amortizaciones. "?ste es el aspecto en el que el concepto de cooperaci¨®n innovativa del Plan MarshalI", sostuvo el senador dem¨®crata, "puede ofrecer resultados, pues necesitamos que sean los gobiernos quienes coordinen el tratamiento del problema de la deuda exterior".
En el an¨¢lisis de Bradley, "lo que est¨¢ faltando es, exactamente, liderazgo". Los resultados de la cumbre de Venecia, -que se limit¨® a repetir las indicaciones del criticado Plan Baker para los pa¨ªses latinoamericanos, aunque fue m¨¢s generosa con la deuda subsahariana- se consideran magros, y esa misma reuni¨®n "ha demostrado una vez m¨¢s que las cumbres, como instituci¨®n, est¨¢n tambi¨¦n en bancarrota, como producto de la falta de l¨ªderes con fe en s¨ª mismos".
La falta de liderazgo se manifiesta en el campo financiero, seg¨²n esa tesis, en el fracaso del Banco Mundial y del FMI en su lucha para dotarse de nuevas funciones y, sobre todo, en el hecho de que "el plan Baker est¨¢ esencialmente distinto", y la administracion republicana no ha levantado una alternativa. La respuesta al problema, hasta ahora, ha descansado excesivamente en las relaciones entre banqueros y bancos centrales, lo que ha tendido a reforzar los poderes estatales; y las condiciones que se han puesto para la concesi¨®n de nuevos pr¨¦stamos han sido pol¨ªticas de ajuste draconianas.
Las condiciones que deber¨ªan ponerse para conceder quitas en la deuda, por el contrario, seg¨²n esta argumentaci¨®n, debieran ser un acceso simplificado a la propiedad; contratos igualitarios y sistemas de bienestar; y fiscalidades basadas en las posibilidades de pago y no en la opresi¨®n a los pobres y la evasi¨®n de los ricos.
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