Cinco aspirantes a h¨¦roes
Los cinco ayudantes de Lawrence Walsh, el fiscal especial del caso Irangate, tienen la oportunidad de hacer historia jur¨ªdica y convertirse en c¨¦lebres letrados.El esc¨¢ndalo del Watergate, como ellos saben muy bien, proporcion¨® el estrellato jur¨ªdico a un grupo de elite, pero ampliamente desconocido, de fiscales. Archibald Cox, el primer fiscal del caso, se hizo un nombre y sus ayudantes, Richard Ben-Veniste y Philip Lacovara, se convinieron en h¨¦roes nacionales.
Desde su nombramiento el pasado diciembre, Lawrence Walsh ha contratado a 25 juristas. Muchos de ellos han salido de los bufetes m¨¢s prominentes del pa¨ªs. Otros son veteranos fiscales federales de Nueva York y Washington.
Walsh dividi¨® r¨¢pidamente a los abogados en equipos que se concentraran en diferentes aspectos del esc¨¢ndalo de la venta de armas. Para llevar la investigaci¨®n diaria, el fiscal especial design¨® a cinco lugartenientes:
John Keker, de 43 a?os, fundador de su propio bufete en San Francisco, est¨¢ a cargo de un equipo que investiga lo relacionado con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el apoyo de ciudadanos privados norteamericanos a la contra nicarag¨¹ense.
Paul Friedman, de la misma edad, miembro de la firma neoyorquina White and Case, ha centrado todo su trabajo en las citaciones y ¨®rdenes judiciales.
Robert Schwartz, de 37 a?os, dimiti¨® de la firma Debevoise and Plimpton para dirigir un equipo de letrados que estudia el flujo de dinero procedente de la venta de armas al r¨¦gimen iran¨ª.
Guy Miller Struve, de 44 a?os, miembro de la firma neoyorquina Davis Polk and Wardwell, intenta con Friedman evitar los escollos constitucionales.
Finalmente, Chris Todd, de 40 a?os, ex jefe del departamento criminal del fiscal federal de Nueva York, encabeza un equipo que examina las actividades de la Casa Blanca y del Consejo de Seguridad Nacional.
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