La caba?a se empobrece
ENVIADO ESPECIAL Hay ganader¨ªas que dan el toro de lidia, para mayor esplendor de la fiesta, mientras otras dedican su producci¨®n a enriquecer la caba?a nacional, y ahora mismo disponen de grandes lotes de borregos gordos que pronto cruzar¨¢n con ovejas para invadir el mercado mundial de la lana. De estas ¨²ltimas ganader¨ªas se han visto varias en la pomposamente llamada Feria del Toro y ayer tambi¨¦n.
No exactamente, sin embargo. Los borregones de ayer no eran tan gordos como en d¨ªas anteriores y adem¨¢s algunos cometieron picard¨ªas que molestaban a los lidiadores y de notaron un preocupante empobrecimiento de la caba?a tauro-borreguil-lanar. Es decir, que ni para toro de lidia ni para productor de lana serv¨ªan los pupilos que el marqu¨¦s de Domecq ech¨® a rodar ayer por el ruedo de Pamplona. En efecto a rodar -todos se ca¨ªan- y los hubo volatineros que para evitar el morr¨®n se apuntalaban sobre los pitones y, apalancados en ellos, pegaban la voltereta.
Domecq / Ni?o de la Capea, Ortega Cano, Espartaco
Cinco toros del marqu¨¦s de Domecq y 5? de Zalduendo, aborregados e inv¨¢lidos. Ni?o de la Capea: estocada trasera atravesada que asoma y dos descabellos (ovaci¨®n y saludos); pinchazo hondo y dos descabellos (silencio). Ortega Cano: pinchazo y estocada (silencio); estocada (oreja). Espartaco: pinchazo y estocada corta ca¨ªda (ovaci¨®n y saludos); estocada atravesada ca¨ªda y dos descabellos (protestas). Plaza de Pamplona, 13 de julio. Octava corrida de feria.
Dicen taurinos: "Es un misterio lo de la ca¨ªda de los toros oiga, y hay que investigarlo". Pues -oiga- ?investiguemos por partes. Empecemos estudiando porque muchos toriborregos, como la mayor¨ªa de los del marqu¨¦s ayer, aparecen romos de cuerna y en cuanto se rozan con los capotes o el peto, no digamos si rematan en tablas, los pitones se les abren como escobas. A lo mejor hay una relaci¨®n de causa a efecto entre los pitones romos, luego escobillados, y las ca¨ªdas. Puede que el toriborrego, al ver c¨®mo el cuerno de armoniosa curvatura, del que tan orgulloso est¨¢, se le convierte en escoba, muja: ",?El cuerno es patrimonio del alma."', y le tire al suelo a patalear por el honor perdido.
Borregos en tan lamentable estado f¨ªsico y an¨ªmico, no pod¨ªan soportar varas en regla y no las soportaron. La lidia se reduc¨ªa a la sola faena de muleta. El primero embisti¨® con nobleza y Ni?o de la Capea le hizo una larga faena muy ajetreada, muy zapatilleada, escasamente templada, corriendo donde deb¨ªa de ligar, citando fuera de cacho y sacando pecho cuando la cabeza ya le hab¨ªa pasado delante y quedaba lejos. Al cuarto, que ten¨ªa su geniecillo, le aplic¨® mayores ajetreos, zapatilleos y destemplanzas, y sufri¨® un desarme.
Ortega Cano hizo todo lo contrario -alguien ten¨ªa que poner orden all¨ª- y tore¨® con aplomo, reposo, temple, mando, lo mismo a un toro ¨¢spero que a otro aplomado, pelma borreg¨®n, al que porfi¨® entre los pitones, mat¨® muy bien y le cort¨® una oreja.
Espartaco sorte¨® con valor los derrotes del tercero y desafi¨® con rodillazos el sentido que desarrollaba. En el sexto, que era incierto, no quiso complicarse la vida y lo machete¨® sin dis¨ªmulos. Fue un fracaso, la verdad. Lo cual sucedi¨® por exigir borregos de la caba?a, con tanto toro bravo como hay por esos campos. Claro que son para toreros aut¨¦nticos, ¨²nica y exclusivamente.
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