?Y a ti qu¨¦ te robaron?
El calvario de denunciar un delito en alguna de las 19 comisar¨ªas de Madrid
Las esperas para presentar una denuncia, que frecuentemente se prolongan m¨¢s de una hora, han convertido a algunas de las 19 comisar¨ªas de polic¨ªa de Madrid en aut¨¦nticas salas de tertulia, donde los declarantes se desahogan entre s¨ª en una especie de terapia colectiva para que la demora se les haga menos agobiante. Los m¨¢s impacientes no resisten y se marchan masticando maldiciones antes de que les llegue el turno. En un d¨ªa la comisar¨ªa de Centro tramita medio centenar de denuncias, la mayor¨ªa por hurtos sin fuerza.
El rubio corpulento vestido de pantal¨®n corto, camiseta veraniega y sandalias de cuero lleg¨® como una tromba a la comisar¨ªa de Centro de la polic¨ªa. "?Robbed!", exclam¨®, agitando sus manazas, dirigi¨¦ndose al polic¨ªa apostado en la entrada, que lo miraba como a un bicho raro. "?I was robbed!". Estaba visiblemente exaltado. El agente, intuyendo lo que le hab¨ªa ocurrido, le se?al¨® una de las sillas de la sala donde en ese momento ocho personas esperaban para realizar sus respectivas denuncias.El rubio result¨® ser un norteamericano llamado Bracht Branham, de 33 a?os, profesor de literatura cl¨¢sica en la un?versidad de Emory, en Atlanta. Le acababan de robar en uno de los caf¨¦s de la Plaza Mayor un morral en el que llevaba su ropa, su pasaporte, varias tarjetas de cr¨¦dito, el billete de regreso a su pa¨ªs y, lo m¨¢s importante para ¨¦l, su inseparable libreta, en la que ten¨ªa las direcciones y tel¨¦fonos de la red de amistades que hab¨ªa tejido laboriosamente durante su ¨¦poca de estudiante en Europa.
"He perdido a todos mis amigos en un segundo", se lamentaba, casi lloroso, en ingl¨¦s, ante un interlocutor ocasional. No estaba seguro, pero sospechaba que los atracadores hab¨ªan sido dos muchachos de aspecto normal, uno de los cuales le pidi¨® una contribuci¨®n para los minusv¨¢lidos mientras que el otro aprovechaba el descuido del turista para llevarse h¨¢bilmente el bot¨ªn.
Branham tuvo tiempo de sobra para contar su historia, y hasta para comerse un bocadillo en un bar vecino, dunante la hora y pico que le toc¨® esperar su turno para poner la denuncia.
Conversar de lo humano y lo divino, desahogarse en una especie de improvisada terapia colectiva, es el recurso que les queda a quienes se acercan a informar de un robo a las 19 coni¨ªsar¨ªas que funcionan en Madrid. De otra forma, ser¨ªa insostenible la espera a que suene el estridente timbre otorg¨¢ndole a cada uno su vez. La recepci¨®n de una denuncia de un caso simple, por ejemplo un robo callejero, ocupa unos 12 minutos.
Una persona que llega a poner una denuncia cuando en la sala de espera aguardan otras seis, situaci¨®n nada excepcional, tendr¨¢ que esperar algo m¨¢s de una hora a que le llegue el anhelado turno.
'La comisar¨ªa del castigo'
En ocasiones, incluso, los polic¨ªas que reciben las declaraciones "se ponen a hablar de f¨²tbol", como dijo un irritado denunciante, y esa espera puedoprolongarse hasta dos horas. La demora puede deberse tambi¨¦n, por supuesto, a que alguna de las denuncias se refiera a un asunto gordo, lo que obliga a un interrogatorio m¨¢s minucioso por parte de los agentes.Las comisar¨ªas m¨¢s concurridas son las de Chamart¨ªn, Tetu¨¢n, Centro, Fuencarral y Entrev¨ªas. Esta ¨²ltima, situada en la plaza de las Regiones, es Ramada en medios p¨®liciales la comisar¨ªa del castigo, ya que tiene como jurisdicci¨®n un barrio muy conflictivo, debido en gran parte al tr¨¢fico de drogas. El pasado viernes se registraron 45 denuncias, Casi un 90% correspondieron a casos de hurto sin uso de fuerza, muchos de los cuales fueron remitidos a juzgados de distrito, ya que las cuant¨ªas de lo robado no superaban las 30.000 pesetas.
Cada sala de denuncias est¨¢ integrada por tres funcionarios: uno de "escala ejecutiva", es decir, el inspector que dirige los tr¨¢mites, y dos agentes de "escala b¨¢sica", que se encargan de atender y mecanografiar las denuncias.
Seg¨²n la polic¨ªa, en cada sala se tramitan simult¨¢neamente dos denuncias, salvo en el caso de que alguno de los declarantes, por lo delicado, de su caso o por otro motivo, prefiera estar a solas con los agentes policiales. No obstante, en las comisar¨ªas visitadas para este reportaje s¨®lo se atend¨ªa a un denunciante cada vez, sin que se le preguntara previamente si deseaba declarar a solas.
Esperas in¨²tiles
Algunos no resisten la larga espera y se marchan sin haber formalizado la denuncia, lanzando improperios contra el primer personaje que se les viene a la mente o quej¨¢ndose porque "uno paga sus impuestos y ¨¦ste es el trato que le dan". La deserci¨®n act¨²a en los que se quedan como una fuente de energ¨ªa para seguir quej¨¢ndose de la demora y para hablar de la inseguridad.?Y a ti qu¨¦ te sacaron?", pregunta una chica granadina a otra muchacha reci¨¦n Regada a la estrecha y calurosa sala de espera de la comisar¨ªa de Chamart¨ªn, en la calle de Cartagena, 122. "Mis documentos de identidad y 3.000 pesetas", responde la otra. "No s¨¦ c¨®mo ocurri¨®; cuando llegu¨¦ a casa ten¨ªa el bolso abierto, y me hac¨ªan falta esas cosas". "Esta ciudad est¨¢ invivible", gru?e un se?or de unos 60 a?os a quien le sustrajeron su cartera en la calle de L¨®pez de Hoyos. "Esto no pasaba antes".
Una se?ora, acompa?ada por un cr¨ªo que puede ser su nieto, aprovecha un breve silencio para participar en la tertulia: "Antes los ladrones se quedaban con el dinero de la cartera, y los documentos los met¨ªan en un buz¨®n; ahora los tiran a la basura o a una alcantarilla".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.