El falso salvador
LAS DECLARACIONES del almirante Poindexter ante la comisi¨®n del Congreso de EE UU se prestan por lo menos a dos interpretaciones. Seg¨²n la que la Casa Blanca se esfuerza por destacar, Poindexter ha salvado al presidente Reagan al decir expl¨ªcitamente que ¨¦ste no ten¨ªa conocimiento de la desviaci¨®n de los fondos provenientes de la venta de armas a Ir¨¢n para ayudar a la contra nicarag¨¹ense. Lo que Reagan ha dicho siempre -"yo no estaba al corriente del desv¨ªo de fondos"- ahora ha recibido una confirmaci¨®n definitiva. Sobre ese punto, pues, Reagan ha ganado y puede estar tranquilo.Pero existe otra interpretaci¨®n que, seg¨²n los resultados de los sondeos, es la que predomina en las opiniones de la gran mayor¨ªa de los ciudadanos. Las explicaciones dadas por Poindexter son tan inveros¨ªmiles que un 59% de norteamericanos considera que no dice la verdad y que est¨¢ encubriendo a Reagan.
Despu¨¦s del testimonio del coronel North, que desafi¨® al Congres o y a las leyes en nombre del imperativo absoluto de la lucha contra el sandinismo, con acentos patrioteros que causaron impacto, el de Poindexter es el testimonio del bur¨®crata que sirve a su jefe hasta extremos que desbordan lo plausible. La explicaci¨®n que ha dado se puede resumir as¨ª: no inform¨¦ a Reagan, intencionadamente, para protegerle en el caso de que se llegase a conocer la operaci¨®n ?legal del desv¨ªo de los fondos a la contra. Caricaturizando un poco, lo que Poindexter ha dicho a la comisi¨®n equivale a lo siguiente: se?ores, como yo preve¨ªa que podr¨ªa encontrarme alg¨²n d¨ªa en mi actual posici¨®n ante una comisi¨®n de encuesta, tom¨¦ solo la decisi¨®n de desviar los fondos, y no inform¨¦ a Reagan precisamente para poder decir ahora a ustedes que el presidente nunca estuvo informado. Es decir, una capacidad de adivinar el porvenir y de prepararse para hacerle frente casi sobrehumana. El presidente de la comisi¨®n de encuesta, el senador Inouye, ha dicho del testimonio de Poindexter que es "incre¨ªble, estremecedor" y que "desaf¨ªa a la raz¨®n".
De hecho, esta manera de salvar a Reagan suscita m¨¢s problemas de los que a primera vista parece resolver. Presenta una imagen aterradora del sistema de toma de decisiones en las cuestiones m¨¢s delicadas y decisivas de pol¨ªtica exterior de EE UU. No se trata ya de negligencia, como qued¨® demostrado por el in forme de la comisi¨®n Tower. Seg¨²n la tesis de Poindexter, decisiones de pol¨ªtica exterior trascendentales que s¨®lo corresponden a los poderes del presidente las toma ¨¦l, un funcionario del Consejo de Seguridad sin competencia para decidir, ya que su papel es infor mar o aconsejar y cumplir. Surge, por tanto, la pre gunta: ?qui¨¦n decide la pol¨ªtica exterior? ?El presidente o los servicios especiales, como el Consejo de Seguridad o la CIA? Henry Kissinger, antiguo consejero de seguridad cuyo peso pol¨ªtico era infinitamente superior al de un Poindexter, ha declarado que ¨¦l jam¨¢s hubiese adoptado una decisi¨®n sin haber informado al presidente y haber sido autorizado por ¨¦l. En reali dad, acosado a preguntas, Poindexter ha dicho que ¨¦l estaba absolutamente convencido de que Reagan, de saberlo, hubiese aprobado el desv¨ªo de fondos. Frase que la Casa Blanca se ha apresurado a desmentir. Por sus propias contradicciones internas, el testimonio de Poindexter resulta poco eficaz para salvar a Reagan ante la opini¨®n.
Sin embargo, teniendo en cuenta que nadie en Washington tiene inter¨¦s en que se ponga en marcha un proceso de impeachment, de destituci¨®n del presidente, la confirmaci¨®n formal por el almirante Poindexter de la tesis de que Reagan no sab¨ªa ayuda a despejar definitivamente esa inc¨®gnita. Reagan seguir¨¢ en la Casa Blanca, con su descr¨¦dito a cuestas, los 18 meses que le quedan. Y ello da origen a la cuesti¨®n de hasta qu¨¦ punto este presidente puede desempe?ar una misi¨®n tan importante como ser¨ªa la firma de un eventual acuerdo de desarme con Gorbachov. La respuesta ha de ser pol¨ªtica. Y teniendo en cuenta que la opini¨®n del Congreso -y m¨¢s a¨²n de la opini¨®n p¨²blica- es favorable al acuerdo de desarme cuyos puntos se ultiman en Ginebra no parecen existir razones para su aplazamiento.
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