Antonio Guti¨¦rrez "Yo no me creo Marcelino Camacho"
Antonio Guti¨¦rrez puede decir, como en el poema de Miguel Hern¨¢ndez, lo de "En Orihuela, su pueblo y el m¨ªo". ?l naci¨® en Orihuela, aunque no sepa muy bien cu¨¢ndo, porque su abuelo parece que minti¨® al inscribirlo, o lo inscribi¨® un a?o despu¨¦s, o algo as¨ª. Pero en su carn¨¦ pone que naci¨® en 195 1, lo que ya es una referencia. Y con ser de un pueblo donde hay 33 iglesias y un seminario -o tal vez por ello- ¨¦l opt¨® por el comunismo y a trav¨¦s de ¨¦l lleg¨® a Comisiones Obreras.Pregunta. Se dice que ya est¨¢ decidido, que va a ser usted el sucesor de Marcelino Camacho.
Respuesta. Pues no es verdad. Es el congreso quien ha de decidirlo. Aunque es cierto que lo dicen, pero en Comisiones no hay candidatos a secretario general hasta el mismo congreso que se va a celebrar en noviembre.
R. Todo lo contrario. Yo creo, adem¨¢s, que el ejemplo de Marcelino Camacho es irrepetible. Y pienso que tampoco es bueno que se repita. Marcelino ha conseguido que el sindicato sea m¨¢s conocido por su l¨ªder que por la misma organizaci¨®n.
R. Ha sido bueno en su momento. La talla humana y pol¨ªtica de Marcelino Camacho ha tirado de Comisiones Obreras y ha provocado un conocimiento mejor del sindicato. Eso ha sido bueno, pero, una vez que la organizaci¨®n tiene su propia personalidad, mi opini¨®n es que no deben repetirse esas cosas.
P. Usted no tiene la pinta cl¨¢sica del l¨ªder obrero?
R. ?Ah, no? ?Y c¨®mo es un l¨ªder obrero?
P. Quiero decir que no responde a la imagen estereotipada del obrero.
R. Yo empec¨¦ a trabajar cuando era ni?o. A los 12 a?os repart¨ªa harina en una bicicleta por las huertas de Orihuela. El pan all¨ª se hac¨ªa en los hornos de las huertas. Luego trabaj¨¦ en una ebanister¨ªa y me despidieron, entonces me dediqu¨¦ al estraperlo con Bernardo Ruiz, El Pipa, un hombre estupendo que lleg¨® a ser campe¨®n de Espa?a. Ahora tiene una tienda de bicicletas. Tuve que huir de Valencia por motivos pol¨ªticos y trabaj¨¦ en Magi. De all¨ª sal¨ª despedido y casado. Me despidieron con motivo de una huelga. Luego pas¨¦ a la Michel¨ªn, en Valladolid... Tambi¨¦n me despidieron por exigir que se cumpliera la ordenanza. Pero Yo creo que la condici¨®n de obrero no se demuestra y que los estereotipos nunca son buenos.
P. Y ?c¨®mo lleg¨® usted a Comisiones Obreras?
R. Yo empec¨¦ en el PCE. Me meti¨® en pol¨ªtica Pepe Mart¨ªnez. Yo era un cr¨ªo y debajo de una higuera me comi¨® el tarro. Me dec¨ªa que ser comunista era ser un hombre bueno. Y me dio una tarea a realizar: ense?ar a los emigrantes a leer el reloj y d¨®nde estaban Alemania y Francia. A trav¨¦s del partido llegu¨¦, despu¨¦s, al sindicato.
P. Como comunista, ?qu¨¦ opina del Rey?
R. Pues mire usted, a m¨ª me detuvieron en 1966 por hacer una pintada que dec¨ªa: "La monarqu¨ªa para tu t¨ªa. M¨¢s nos va a gustar democracia popular", Ahora lo que s¨¦ es que este rey me permite ser antimon¨¢rquico sin ir a la c¨¢rcel. Cosa que me parece digna de respeto. Por cierto, que cuando fue a detenerme la Guardia Civil no me encontraban porque iban preguntando por un tal Antonio Trinitario. Nadie en mi calle, en la Manceber¨ªa, me conoc¨ªa por ese nombre. Y es que mi abuelo, que se hab¨ªa encargado de inscribirme en el Registro, se empe?o en ponerme ese nombre y no dec¨ªrselo a nadie. Y no s¨®lo eso, parece que, adem¨¢s, me registr¨® un a?o despu¨¦s, con lo que no s¨¦ bien los a?os tengo.
P. Habla mucho de Orihuela. ?Tan buenos recuerdos tiene?
R. Pues la verdad es que s¨ª. Yo estudi¨¦ all¨ª, con una beca, en el colegio Santo Domingo, el mismo de Miguel Hern¨¢ndez. Era para ni?os pobres y ricos. Y all¨ª, en Orihuela, me llev¨® mi padre a la banda de m¨²sica, porque pagaban 10 duros por cada desfile. Lo malo es que cuando hab¨ªa acabado el solfeo y ten¨ªa la boquilla del clarinete me sacaron y me pusieron a trabajar. Pero s¨ª, tengo muy buenos recuerdos.
P. Buenos recuerdos los que tendr¨¢ de las primeras elecciones pol¨ªticas. Votar en libertad. Los comunistas en el Parlamento. Supongo que ser¨ªan una alegr¨ªa aquellos 12 esca?os.
R. Pues no crea. En esas elecciones yo tuve mi primera ducha fr¨ªa de lo dolorosa que es a veces la realidad. Hab¨ªa compa?eros m¨ªos que se presentaban por Valladolid. Y est¨¢bamos convencidos de que saldr¨ªan elegidos. Y no salieron. No salieron todos. Salieron en realidad muy pocos. Me di cuenta, entonces, que el mundo es mucho m¨¢s grande que nuestros propios actos. Y est¨¢ compuesto por m¨¢s gente. Gente que no comparte nuestras ideas. Lo que pasa es que uno se hace el mundo a su imagen y semejanza. Las elecciones del setenta y siete me confirmaron en la idea de que el PCE ten¨ªa que encontrar formas, m¨¢s audaces y abiertas, de relaci¨®n con la sociedad.
P. Usted est¨¢ clasificado como gerardista en el PCE. ?Es de los que culpan a Carrillo de todos los males?
R. No. Yo creo que a veces hemos descargado nuestra conciencia cargando sobre Carrillo todas las culpas. Ha sido una forma de rehuir las propias responsabilidades. Tampoco soy de los que creen que en el pasado todo era bueno y de pronto se torn¨® malo. La trayectoria del partido est¨¢ salpicada de errores y aciertos, entonces y ahora. La historia del PCE en su conjunto es un ¨¦xito. Pero cada momento tiene sus miserias y sus grandezas.
P. Y cuando deje de ser secretario general de CC OO, ?qu¨¦ va a hacer? Todav¨ªa ser¨¢ usted joven, y los nuevos estatutos, si se aprueban, le permiten como mucho estar 12 a?os.
R. No he renunciado a ver cumplidas tres grandes aspiraciones: tocar el clarinete, estudiar f¨ªsica de part¨ªculas elementales y escribir algunos cuadernos de recuerdos sobre Orihuela, que es como un Macondo.
P. O sea que usted se llevar¨ªa a una isla desierta los Cien a?os de soledad, supongo.
R. Pues mire, desde luego no me llevar¨ªa el Manifiesto Comunista. Me llevar¨ªa los Cien a?os, el C¨¢ndido, de Voltaire, y los discos de Joaqu¨ªn Sabina. Ah, y desde luego, Scherezade, de Rimski Korsakov.
Y viendo que amanec¨ªa, Sherezade, discreta, se call¨®.
El ni?o, el viejo, el gato, los ratones
Antonio Guti¨¦rrez no enviar¨ªa a su hija, Clara, a estudiar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. ?l es partidario de una educaci¨®n que induzca al ni?o a la rebeld¨ªa y el inconformismo. Y advierte que en muchas cosas tiene mentalidad oriental.Pregunta. Explique eso.
Respuesta. Pienso, como los orientales, que los gobernantes deben garantizar la vida en sus dos extremos: en la ni?ez y en la vejez. Es la manera de que el hombre rinda creativamente, con m¨¢s entrega y libertad.
P. ?Y lo del gato blanco o negro que caza ratones?
R. Eso del gato no me lo ense?aron. Pero para m¨ª lo importante es que el gato no se vea obligado a cazar ratones.
P. ?Usted se ha planteado alguna vez que gobernaran los comunistas? ?Ser¨ªa muy distinto a un Gobierno socialista?
R. Claro. Un Gobierno comunista ser¨ªa radicalmente distinto, tenga en cuenta que nosotros ser¨ªamos, de verdad, socialistas.
P. ?Cree usted que la militancia ha marcado su vida?
R. Pues claro. Y ahora miramos con una cierta tristeza una militancia que en ocasiones nos hizo incompatible esa misma militancia con tener novia (mira a Cecilia, su mujer, que est¨¢ a su lado, y suspira), y te hubiera gustado una juventud m¨¢s normal, en fin.
P. Y la vejez ?c¨®mo ser¨¢? Usted ha propuesto el l¨ªmite m¨¢ximo de 12 a?os en la secretar¨ªa general. ?No le angustia un poco lo que pase despu¨¦s?
R. Pues no. Los cargos en el sindicato no pueden servir para vivir de ellos. Y mal dirigente ser¨¢ el que no sepa preparar su propia alternativa. De todas formas (sonr¨ªe con sorna) a lo mejor mi propuesta de limitar la permanencia en el cargo la pierdo en el congreso.
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