El ciclista segoviano est¨¢ poco habituado al amarillo
Pedro Delgado es un ciclista poco habituado al amarillo. Lo ha vestido pocas veces, muy pocas. Y ayer, con un jersei amarillo de falsete, corri¨® a la habitaci¨®n para quit¨¢rselo enseguida y no pensar en ¨¦l. Le queda trabajo por delante. ?Aguantar¨¢ el amarillo? ?sa es una pregunta que Luis Oca?a, su antecesor espa?ol en ese puesto, contesta de forma afirmativa. Y otra respuesta: Delgado, que ha sido pocas veces l¨ªder, ha hecho ya unas cuantas cosas para ir de amarillo. Tanto dentro como fuera de la gran carrera francesa.
Jacques Anquetil, Eddy Merckx y Oca?a, tres de los grandes apuestan por Delgado. Oca?a comentarista para la Cadena SER, est¨¢ dispuesto a cederle el testigo. "Ya apost¨¦ por Delgado hace unos d¨ªas. Est¨¢ siendo el m¨¢s constante, el m¨¢s regular Ha madurado y se encuentra en gran forma". "Pero hoy le ha ayudado Herrera a subir", le dijo un periodista colombiano. "No, no de eso nada. Perico estaba obligado a demarrar. Ha hecho su carrera. Le puede haber favoreci do, pero no ha existido una colaboraci¨®n". ?Est¨¢ preparado Delgado para llevar el jersei amarillo?. "Da una fuerza suplementaria. Hay gente que se pierde cuando lo lleva, pero yo nunca. Tambi¨¦n hay quien dice que es mejor cogerlo tarde. Yo nunca pens¨¦ as¨ª. Prefer¨ªa tomarlo cuanto antes. Estaba perdido si no lo ten¨ªa. He hablado con Delgado y creo que est¨¢ mentalizado para ello. Adem¨¢s, no hay un l¨ªder-l¨ªder como Hinault. Y, as¨ª, es m¨¢s f¨¢cil llevarlo".Delgado visti¨® para las c¨¢maras un Jersei amarillo falso, un disfraz de l¨ªder, una prenda transitoria que se cierra por detr¨¢s desordenadamente para que el protagonista sirva de pasto a los flashes lo m¨¢s deprisa posible. Por la noche es otra cosa. Por la noche, al lado de la cama, luce un jersei amarillo fet¨¦n, fabricado para l¨ªderes, con la publicidad genuinamente impresa, con la talla adecuada para un hombre de 1,72 metros de estatura y 65 kilos de peso, confleccionado para ¨¦l, para Delgado, y que viaj¨® cuidadosamente almacenado en el lujoso autob¨²s del PDM, autocar con literas, duchas, aire acondicionado, televisi¨®n, m¨²sica estereof¨®nica, horno microondas, frigor¨ªfico... Cada d¨ªa de amarillo le supondr¨¢ una renta de 1.300 francos (26.000 pesetas). Delgado ya ha ganado un Peugeot 205 por entrar el primero en la etapa del lunes. Hoy intentar¨¢ lucir el mayor tiempo posible unas determinadas gafas de sol, que le supondr¨¢n una renta adicional o un premio de 100.000 pesetas si vuelve a repetir el triunfo.
Pero Delgado hizo una cosa especial ayer. Trat¨® de ir r¨¢pidamente al hotel para ducharse, relajarse y quitarse el jersei amarillo. "Me lo quit¨¦ para no pensar en ello". Porque Delgado ha vestido pocas veces de amarillo. En 1985, durante la Vuelta a Espa?la, caz¨® esa prenda en los lagos de Covadonga y aguant¨® con ella cuatro etapas. Luego, la recogi¨® en Segovia y la luci¨® tan s¨®lo un d¨ªa, aunque el ¨²ltimo, en Salamanca. Desde entonces no ha vuelto a ser l¨ªder. A Delgado le gusta dejar el jersei amarillo doblado encima de la maleta. No es como un traje de luces. No se puede colgar en el respaldo de una silla. Se extiende o se dobla.
Tumbado en la cama, a Delgado le gustaba mirarlo mientras devoraba un libro o contestaba algunas llamadas. Pero ayer, no. Y, mala suerte, se le hab¨ªa acabado la lectura. Se trajo un libro "gordo", siempre un libro "gordo", sea el que sea, Los cipresses creen en Dios, de Jos¨¦ Mar¨ªa Gironella, pero se le acab¨® hace algunas etapas. Delgado lo ha confesado: "S¨¦ que estoy bien porque este Tour se me est¨¢ haciendo corto". Se le ha hecho corto hasta un libro gordo, pero no quiere pensar en el jersei amarillo.
As¨ª que ahora Delgado tiene muchas cosas en qu¨¦ pensar y poco que leer. Sabe que tiene que cuidar su equipo, que todos sus hombres est¨¢n ahora con ¨¦l. Est¨¢ hasta Knetemann, el veterano, el l¨ªder holand¨¦s en un equipo holand¨¦s. Delgado hace d¨ªas que tom¨® el mando, justo cuando, encerrados en el lujoso autob¨²s el d¨ªa de la tormenta (hab¨ªan trabajado en equipo para dejar a Roche, Bernard y Millar un minuto m¨¢s lejos), se levant¨® de su asiento y felicit¨® uno por uno a sus compa?eros. Delgado hab¨ªa tomado el mando. Eera todo suyo. Era lo primero que ten¨ªa que hacer para intentar vestirse de amarillo.
Seis millones de m¨¢s
En Berl¨ªn, al principio, con algunos compa?eros critic¨¢ndole, la Prensa holandesa tras sus espaldas acus¨¢ndole de trabajar ya para el Ke1me y de haber pasado de la Vuelta a Suiza, escuch¨® esta respuesta de un directivo del PDM: Ios corredores espa?oles cobran 300.000 francos de m¨¢s (seis millones de pesetas)". Delgado contest¨® a L'Equipe: "Quien dice eso que coja la bicicleta y corra con nosotros". Ahora todo ha cambiado. Delgado es el jefe y el PDM busca a los periodistas a lazo: "Delgado tiene que hablar con nosotros antes de fichar por nadie". Nadie tiene todos los d¨ªas un jersei amarillo del Tour en su equipo.
Por tanto, Delgado visti¨® de amarillo cuando ya hab¨ªa tomado las riendas del equipo y cuando, adem¨¢s, se hab¨ªa convertido en el hombre del d¨ªa. Acert¨®, pues, en el momento justo. Anquetil, en su espacio diario a dos columnas, hab¨ªa abierto hueco para el espa?ol y busc¨® un titular: "Delgado, extraordinario". Eso, sin conocer el resultado de lo que pas¨® en Alpe d'Huez. Y Anquetil apart¨® una pregunta del resto, una pregunta con respuesta en una sola columna, pero del tama?o de dos. %No han cometido los medios de comunicaci¨®n el error de olvidar a Delgado", preguntaba un lector. "Personalmente", contestaba Anquetil, "al inicio del Tojur no estaba en mi mente. Estaban Roche, Kelly y Hampsten". Anquetil hizo una menci¨®n al d¨ªa malo de Delgado en cada Tour; al d¨ªa, s¨ª; al mal d¨ªa, para a?adir: "Pero hoy todo es diferente para el espa?ol, que ha ofrecido una imagen extraordinaria".
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