Noriega aboga por una pol¨ªtica m¨¢s popular en Panam¨¢
El hombre fuerte de Panam¨¢, general Manuel Antonio Noriega, considera que, como consecuencia de la reciente crisis sufrida por el pa¨ªs, "hay que hacer rectificaciones en beneficio de las clases m¨¢s necesitadas, porque la urgencia social y econ¨®mica en que viven esas clases lo exige". Noriega cree que los sucesos ocurridos desde principios del pasado mes de junio demuestran que se han hecho demasiadas concesiones" a los grupos econ¨®micos m¨¢s poderosos, y recomienda la adopci¨®n de una pol¨ªtica m¨¢s popular.
El general Noriega estima, en una conversaci¨®n mantenida con EL PA?S, que la lecci¨®n aprendida de la reciente crisis es que "el proceso revolucionario cometi¨® todos los errores que hoy se le vienen encima: no haber profundizado m¨¢s en las leyes sociales y en las soluciones a los problemas de las clases humildes, campesinas, y haber dado demasiadas concesiones a grupos que han resultado hoy los antag¨®nicos [al sistema]."El proceso ha dado hasta ahora", a?ade, "una protecci¨®n hist¨®rica a estos grupos econ¨®micos". "Si el mismo Torrijos hubiera visto lo sucedido se sentir¨ªa alarmado, porque ¨¦l crey¨®, dentro de su estrategia de avance, que podr¨ªa compensar a esas clases la p¨¦rdida del poder pol¨ªtico con las arcasecon¨®micas, y nunca pens¨® que el poder econ¨®mico, robusteci do, iba a servir para que se sofi dificaran en busca del poder pol¨ªtico".
Lejos de pensar en la dimisi¨®n que le exigen los partidos de la oposici¨®n, el general Noriega se declara dispuesto a "corregir" estos errores "sin que se produzca una anarqu¨ªa ni un trauma social". "En todo caso, la rectificaci¨®n hay que hacerla", dice. "Y es m¨¢s, aunque no hubiera pasado esto, habr¨ªa que hacerlo, porque si no las protestas ser¨ªan de las clases humildes".
El jefe de las Fuerzas de Defensa no acepta que esto signifique un giro a la izquierda. "Es ¨²nicamente la concienciaci¨®n de los problemas sociales. Arreglar los problemas habitacionales, de salubridad, de agua de zonas pobres como San Miguelito -que se ha olvidado y no se ha hecho- no supone girar hacia ning¨²n lado; se est¨¢ profundizando la labor social que por obligaci¨®n tiene el Estado paname?o".
Tampoco est¨¢ de acuerdo Noriega en que una pol¨ªtica de rectificaci¨®n suponga el regreso al torrijismo puro. "La estrategia de Torrijos no se puede trasladar tal cual a la realidad de hoy. El trabajo de-Torrijos hay que juzgarlo en su tiempo y en su espacio y aplicarlo hoy en sus principios, como son su contenido social, sus relaciones exteriores y las perspectivas del tratado sobre el canal desde un punto de vista nacionalista".
Como salida para la situaci¨®n actual, Noriega no es contrario a que se abra una negociaci¨®n entre Gobierno y oposici¨®n sobre el futuro del pa¨ªs, pero considera que ¨¦sta debe incluir solamente a los pol¨ªticos, no a los militares. "Queremos que los problemas pol¨ªticos sean llevados por el campo pol¨ªtico", afirma. "Creo que en la misma medida en que nosotros vayamos cumpliendo la tarea de separar a los militares de la administraci¨®n civil, los pol¨ªticos deben ir coincidiendo en sus negociaciones para la formaci¨®n de sus tribunales y sus sistemas de elecciones".
Noriega no considera que ¨¦l mismo u otros altos oficiales de las Fuerzas de Defensa deban participar en esa negociaci¨®n: "El di¨¢logo lo pidi¨® el presidente de la Rep¨²blica, y yo apoyo esa expresi¨®n. Yo lo que reafirmo es que en 1989 el calendario militar debe ser dedicado a tiempo completo a la b¨²squeda de su perfeccionamiento tecnol¨®gico, de seguridad y de profesionalismo hacia 1999 (fecha en la que el canal pasar¨¢ a manos paname?as)".
Pese a que desde 1984 el presidente es elegido por el voto popular, las Fuerzas de Defensa ejercen un control efectivo sobre la gesti¨®n del Gobierno. El alejamiento de los cauces marcados por los militares oblig¨® al presidente Nicol¨¢s Ardito. Barletta -defensor de una pol¨ªtica econ¨®mica fondomonetarista- a dimitir. Fue sustituido por el entonces vicepresidente, Eric Arturo Delvalle, que mantiene una convivencia tensa con Noriega. Sobre la gesti¨®n de ambos, el general opina que "el problema de la deuda externa ha obligado a .que los presidentes hayan tenido que hacer verdaderos malabarismos econ¨®micos".
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