?Compa?¨ªa ,diana !
240.000 mozos podr¨¢n contar este a?o historias de la 'mili'
El d¨ªa que van a recoger el petate, los reclutas toman plena conciencia de que comienza un a?o que hay que vivir a toque de corneta, y "a la puta carrera", como se dice en el cuartel.Una retah¨ªla de ritos marca la cronolog¨ªa del servicio militar. El viaje hasta el CIR, como en las pel¨ªculas. Con las madres y las novias en la estaci¨®n. Con el alcohol en el tren y un a?o, por lo menos, por delante. Con la orden de formar en la estaci¨®n de llegada. "Es el primer acojone gordo. Sabes que ya pueden hacer de ti lo que quieran", lo supo Carlos de Ja¨¦n Loriente, 21 a?os, estudiante de COU, en abril del a?o pasado. El corte de pelo, con tijeras o con la' moto (maquinilla el¨¦ctrica) y el reparto de uniformes, el de faena y el de bonito, para salir a pasear. "Todos con el pelo igual y todos vestidos de caqui, ya no reconoces a casi nadie. Te sientes como ganado". La asignaci¨®n de un n¨²mero y el reparto de literas y taquillas.
S¨®lo un ensayo
"Un teniente", cuenta Carlos, "lleg¨® a reconocer que la estancia en el CIR es un mero ensayo de mes y medio para que el d¨ªa de la jura de la bandera todo salga muy bonito". Gimnasia, instrucci¨®n, a formar, clases te¨®ricas. El toque de diana, bien temprano, a las siete. Esperar en una fila para mear. Bocadillo hacia las once con una loncha de salchich¨®n. Comida a golpe de corneta. A las seis, tiempo libre. Es entonces cuando la gente aprovecha para cenar algo caliente. "No merece la pena formar, guardar cola y arriesgarte a recoger todos los platos a cambio de una raci¨®n de sopa aguada". Es cuando la gente aprovecha tambi¨¦n para hacer uso de los retretes de los bares cercanos "Muchos prefieren aguantarse un poco y hacerlo sentados en vez de en las letrinas turcas del cuartel, un simple agujero en el suelo".
Por ¨²ltimo, retreta. Pasar lista para ver si falta alguien. Lectura de la orden del d¨ªa siguiente. Men¨², efem¨¦ride de eximios militares, reparto de servicios, santo y se?a para esa noche, bolet¨ªn informativo con ascensos, traslados, nombramientos dentro del Ej¨¦rcito. Toque de silencio. Y a dormir, y en silencio. Los imaginarias se quedan velando el sue? de sus compa?eros, cuatro turnos durante la noche.
Carlos de Ja¨¦n sirvi¨® a la patria en el CIR de C¨®rdoba, y en artiller¨ªa en Sevilla. "M¨¢s que miedo, ten¨ªa pavor a ir a la mili". Introvertido, con pocos, pero buenos amigos, reconoce que despu¨¦s de pasar por el cuartel es menos parado y tiene menos problemas para relacionarse con la gente.
Consigui¨®, eso s¨ª, uno de los chollos como destino. Por ser locutor de radio, por haber adem¨¢s en la compa?¨ªa un capit¨¢n nacido en el mismo pueblo que ¨¦l, se gan¨® las 800 pesetas que el Ej¨¦rcito paga a los soldados ocupando el puesto de la centralita de tel¨¦fonos. Entre agobio y agobio, recuerda juerguitas majas.Entre oficiales con los cables cruzados, encontr¨® sargentos y tenientes competentes y enrollados.
Marcos estudia inform¨¢tica, pero durante 10 meses fue polic¨ªa militar en Barcelona. Recuerda, con una sonrisa ahora, al chico canario que le cayeron varios meses de calabozo "por tirarse a una t¨ªa mientras hac¨ªa guardia en la puerta trasera del Gobierno Militar, que da al barrio chino".
Relata, con la bonanza que el paso del tiempo va imprimiendo a la memoria, el caso del fontanero que pasaba droga a los presos cuando iba a arreglar las cisternas, y el de los veh¨ªculos del almac¨¦n de condones, que ten¨ªan bula para aparcar en la acera junto a Gobierno.
"En las patrullas por la calle", cuenta Marcos, "te obligaban a ir de cabr¨®n, porque te marcaban cada d¨ªa un n¨²mero de partes que deb¨ªas llevar al cuartel. Por cada uno menos que consiguieras, un d¨ªa menos de permiso. Ten¨ªas que vigilar que los soldados fueran por Barcelona perfectamente uniformados, con la mano derecha libre para saludar, sin poder pasear agarrados a la mano de su novia. Si se acercaba la hora, y te faltaba alguno, yo he visto a compa?eros de la Polic¨ªa Militar que se han acercado a un soldado, le han pisado los zapatos y despu¨¦s le han cogido el nombre por llevarlos sucios".
Marcos no lo pas¨® mal en el CIR (Centro de Instrucci¨®n de Reclutas, donde permanecen hasta el d¨ªa de la jura de bandera, para asignarles posteriormente una plaza dentro del Ej¨¦rcito). Todo lo contrario. Sab¨ªa tocar la gaita, y consigui¨® meterse en la banda. As¨ª que la jura de bandera no la hizo con fusil, sino con gaita al hombro. Ya en su destino, en Barcelona, lo primero que hizo un oficial fue leerles sus deberes y derechos; que no se dejaran pegar ni avasallar, entre otros consejos. "Cuando termin¨®, orden¨® que nos baj¨¢ramos todos los pantalones. A quienes llevaban slips les se?al¨® y dijo que eso no eran calzoncillos de hombres, que se uniformaran como era debido".
"Tampoco hay que sacar las cosas de quicio", opina Jos¨¦ de la Pe?a, ingeniero de Telef¨®nica que cumpli¨® con el Ej¨¦rcito en Almer¨ªa. "Cuando pasa el tiempo, la mili incluso te parece bien. Para muchos supone una experiencia que les saca de una vida gris y lineal. Eso, a veces, sienta mal. Pero siempre hay ratos agradables, como las meriendas en la cantina llenas de proyectos para despu¨¦s de licenciarse, o la alegr¨ªa de recibir un paquete con comida que te manda tu madre. Esas cosas son las que, a fin de cuentas, terminas recordando".
Si algunos recuerdan la mil? como una sucesi¨®n de aventuras incluso divertidas, el paso por el Ej¨¦rcito en Cartagena le supuso a Juan P. una aut¨¦ntica tortura. "Es una historia completamente surrealista, como una pel¨ªcula de Bu?uel en la que t¨² est¨¢s dentro. Como Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, donde una reina no hac¨ªa m¨¢s que repetir la orden de cortar cabezas". Estudiante de Derecho, persona quisquillosa a quien le gusta que le expliquen los motivos, entiende a la primera que Unamuno dijera que es m¨¢s f¨¢cil militarizar a los civiles, que civilizar a los militares. Pero en los seis meses que estuvo al servicio de la patria -le dieron por in¨²til tras un intento de suicidio y demostrar preocupantes estados depresivos- no consigui¨® entender por qu¨¦ se obliga a llevar planchado el traje, si en la compa?¨ªa, mi sargento, no hay planchas. Por qu¨¦ si hay una ducha reservada para los que tienen hongos, no hay un cartel que lo avise. Por qu¨¦ a los mandos no les preocupa el alcohol, y los porros les obsesionan. Por qu¨¦, mi capit¨¢n, un soldado se tiene que pasar a veces media tarde vigilando su uniforme, mientras se seca, para que nadie se lo lleve y evitar incurrir en falta grave.
Arrestar un ¨¢rbol
Juan P. nunca se explicar¨¢ c¨®mo es posible que se arreste a una pelota de futbito porque dos se rompieron la pierna jugando, que se arreste un v¨ªdeo por proyectar una pel¨ªcula porno, que se arreste a un ¨¢rbol porque dos soldados se ahorcaron en ¨¦l y haya que colocar a un plant¨®n para hacer guardia junto a dicho ¨¢rbol. C¨®mo es posible que un compa?ero d¨¦ un pu?etazo contra la pared para romperse la mano y obtener un permiso de 15 d¨ªas; que haya gente con ¨²lcera que tome tiza para agravar su enfermedad y librarse de la mil?, aun a costa de arriesgar su vida.
Saliendo al paso de las acusaciones de disciplina absurda, el coronel Mart¨ªnez Ortiz, jefe de prensa del Ministerio de Defensa, sugiere a la gente que piense un poco. "Por poco que pensemos, comprenderemos que no observarla puede tener consecuencias graves, incluso para el propio soldado. Un combatiente ir¨ªa en unas condiciones m¨¢s precaria,;, y de lo que se trata es de crear entre todos un elemento ¨²til y seguro de trabajo. De cualquier forma, creo que muy pocas personas no entienden esta disciplina`.
Esquizofrenia
Ren¨¦ no se explica muy bien c¨®mo su hermano de 19 a?os lleg¨® a la esquizofrenia en un cuartel de Tarifa (C¨¢diz). "Sabernos que estuvo 10 d¨ªas en el botiqu¨ªn con gripe y la fiebre muy alta. Le pusieron despu¨¦s una vacuna muy fuerte, que le debilit¨®. A todo ello se uni¨® un fuerte entrenamiento hasta el d¨ªa de la jura de bandera y una comida m¨¢s bien mala. Se ve que el chico se qued¨® tan d¨¦bil que le aflor¨® la esquizofrenia". Estuvo un mes en el Hospital Militar de San Jos¨¦, hasta que le declararon exento total sin dar a la familia ning¨²n tipo (le informe m¨¦dico. "Le ingresa nos en un psiqui¨¢trico civil, aqu¨ª en M¨¢laga, y nos dijeron que ten¨ªa un exceso de medicaci¨®n"
"Durante el desfile ya se comport¨® como un payasete, y no sabemos si sali¨® de ¨¦l o era parte de una broma que le quisieron gastar". lo cierto es que la primera reacci¨®n que provoc¨® el ataque esquizofr¨¦nico fue tirar el uniforme militar y adelantar las manecillas de todos los relojes, "como deseando que el tiempo ya hubiera, pasado y se encontrara por fin libre ole la mili', comenta su hermana.
La Asociaci¨®n Pro-Derechos Humanos reconoce que a sus despachos no llegan muchas quejas de reclutas. Tramita ahora, sin embargo, uno de esos casos incomprensibles, sucedido la pasada primavera. El de un mozo de M¨¢laga que habi¨¦ndose declarado objetor de conciencia, fue obligado a cumplir dos meses de servicio militar contra su voluntad. Tan incomprensible quiz¨¢ como los datos de las estad¨ªsticas oficiales. En los ¨²ltimos a?os, cada dos d¨ªas muere un joven mientras cumple el servicio militar. Cada 10 d¨ªas se suicida un soldado en Espa?a.
Tranquilidad
Entre las medidas adoptadas por el Ej¨¦rcito en los ¨²ltimos a?os para humanizar el servicio militar, se encuentran los empe?os por mejorar la imagen de los cuarteles y el reparto de cartas intentando tranquilizar a la familia del soldado. Los reclutas del reemplazo de enero de 1985 encontraron en la cama este mensaje cuando llegaron al CIR n¨²mero 1, Campamento de San Pedro, en Madrid."Muy se?ores m¨ªos:
Unas l¨ªneas ¨²nicamente para tener el placer de saludarles.
Quisiera llevar al ¨¢nimo de ustedes la tranquilidad de que el hijo que ahora nos entregan, se lo devolveremos convertido en un hombre y en ello empe?amos nuestro honor de caballeros y oficiales del Ej¨¦rcito.
Su hijo ser¨¢ permanente preocupaci¨®n para nosotros, estar¨¢ debida y totalmente atendido en sus necesidades y tratado con absoluta justicia. No queremos que ¨¦sta sea una ¨¦poca dif¨ªcil en su vida, pretendemos devolv¨¦rselo mejorado en su formaci¨®n moral, f¨ªsica y ciudadana para mayor orgullo de ustedes y mejor servicio de nuestra querida Espa?a.
Aprovecho este primer contacto para ponerme a su disposici¨®n en todo lo concerniente a su hijo, y les ruego que para cualquier asunto referente al mismo se dirijan a m¨ª en la seguridad de que ser¨¢n atendidos".
La forja de un hombre
Siempre que empieza a contar su mili, Valent¨ªn Llamazares mira fijamente a ning¨²n sitio. De 24 a?os, fot¨®grafo, se licenci¨® hace ocho meses en Ceuta, en el Regimiento de Caballer¨ªa. "Siempre que lo recuerdo me surge un mal sabor de conciencia. ?Hice todo lo posible para intentar librarme? ?No pod¨ªa haber hecho algo m¨¢s para evitarme ese a?o?". Y cuenta que el choque es tal que los recuerdos de la primera semana son muy borrosos. "Despu¨¦s llega un momento en que, de ver tantas cosas nuevas, ya no te asombras por nada. Que llega tambi¨¦n ese momento en que ya te aburres de escribir cartas y leer libros, y pasas a dedicar el tiempo libre a beber en la cantina -hogar del soldado, lo llaman- y ver pel¨ªculas en el v¨ªdeo"."Cuando llegas y lo primero que te dicen los veteranos es que t¨² eres la ¨²ltima mierda, t¨² tratas de convencerte de que no, que no, que eres alguien y que tienes una vida. Pero te lo repiten, t¨²-e-res-la-¨²l-ti-ma- mierda, y te lo dicen con ganas, con fuerza".
La primera estrofa de la canci¨®n del soldado es gloriosamente alegre: "Soldado soy de Espa?a / y estoy en el cuartel, / contento y orgulloso / de haber entrado en ¨¦l. / ?Que es honra singular / vestir el uniforme militar!".
La publicaci¨®n Un ideal rojo y gualdo, suplemento de la revista Ej¨¦rcito, que se reparte en algunos cuarteles, tiene argumentos suficientes en defensa de los 12 meses en la tropa. "La Constituci¨®n se?ala que todos los espa?oles tienen el derecho y el deber de defender a Espa?a. Los espa?oles aceptaron la Constituci¨®n. Por eso todos nuestros soldados cumplen voluntariamente el servicio militar". Razones suficientes tambi¨¦n contra los cobardes: "El hero¨ªsmo es la m¨¢s elevada expresi¨®n del amor a la patria. La verg¨¹enza, la humillaci¨®n y la esclavitud son la triste cosecha de los cobardes. ?Desgraciada la patria que no tenga h¨¦roes cuando los necesite!".
"Creo que el valor de un hombre puede estar", dice Marcos, que termin¨® el servicio militar hace medio a?o en Barcelona, "en el buen gusto, la cultura y el cari?o, no en el tama?o del pene y los cojones. Pero, claro, si eso lo dices en el cuartel te llaman maric¨®n y te dan un moquete".
El himno de la Legi¨®n exalta otros aspectos: "Soy valiente y leal
legionario, / soy soldado de brava Legi¨®n; / pesa en mi alma doliente calvario / que en el fuego busca redenci¨®n".
Jos¨¦ de la Pe?a, ingeniero de Telef¨®nica, pas¨® por Artiller¨ªa hace (los a?os. "Al salirte del c¨ªrculo de personas con las que habitualmente te relacionas, la mili te da una idea de c¨®mo es la sociedad, de que junto a ricos y universitarios hay gente de pueblo ilusionada con vestir un uniforme, gente que no ten¨ªa nada y en el cuartel se han sacado el graduado escolar o el carn¨¦ de conducir".
Ducharse por primera vez
Por esos, cauces corre tambi¨¦n la reflexi¨®n del coronel Mart¨ªnez Ortiz. "A un chico con mentalidad y situaciones normales, la mili no tiene por qu¨¦ afectarle. Estamos de acuerdo en que supone una perturbaci¨®n en su ritmo de vida, pero siempre se exagera. Ahora es m¨¢s llamativo hablar mal, se contagia, y sigues la moda para no estar fuera de onda. Sin embargo, hay experiencias muy positivas, como son conocer gentes y lugares nuevos. ?Cu¨¢nta gente, adem¨¢s, se ha duchado por primera vez en un cuartel!".
No es ¨¦se el caso de Enrique Jim¨¦nez. Ingres¨® en noviembre de 1985 en el CIR n¨²mero 13, en Figueirido (Pontevedra). Aunque padec¨ªa fuertes defectos en la Vista, ingres¨® en un Cuerpo de Operaciones Especiales. En junio de 1986 se declar¨® objetor. Ahora se encuentra escondido de la justicia militar, por delito de deserci¨®n. "Se trata por todos los medios de inculcarte una ideolog¨ªa determinada de tipo duro, machista, violento y de superioridad. Basten como ejemplos varias canciones cortas o estrofas que se cantan en la COE 8 1, cuando se va a paso ligero o limpiando el arma. "La puta y el guerrillero son muy parecidos; la puta siempre jodiendo y el[ guerrillero siempre jodido". "?Qu¨¦ es aquello que reluce en lo alto de un otero'? Son los huevos de un paraca cortados por mi cuchillo". "Guerrillero sediento de fuego, y con ansias de luchar".
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