Una comedia
En un momento en que hay quien se atreve a calificar de comedia c¨®mica Loca academia de polic¨ªa 4, una pel¨ªcula como Blind date -se ofrece la posibilidad de elegir entre la versi¨®n original y la doblada- tiene el m¨¦rito de devolverle a la palabra su sentido.Blind date s¨ª es una comedia, con su juego de equ¨ªvocos, de cambios de identidad, de personajes luchando contra un destino prosaico, con su cl¨¢sico chico busca chica, chico..., y, sobre todo, con inventiva y t¨¦cnica para hacer re¨ªr.
No se trata de una obra maestra, aunque el arranque pudiera hacerlo sospechar, sino de un m¨¢s que estimable producto hecho por alguien que conoce el oficio, que a veces se deja ganar por la mec¨¢nica, pero que aun es capaz de sorprendernos.
Cita a ciegas
Director: Blake Edwards.Int¨¦rpretes: Kim Basinger, Bruce Willis, John Larroquette, Willian¨ª Daniels. Gui¨®n: Dale Launer. M¨²sica: Henry Mancini. Fotograf¨ªa: Harry Stradling. Producci¨®n estadounidense, 1987. T¨ªtulo original: Blind date. Estreno en Madrid en cines Callao, Carlos III, Cinestudio Regio, Multicines Pozuelo, Rosales (en versi¨®n original) y La Vaguada M-2.
Blind date parte de una premisa muy simple: enamoramiento igual a desastre.
La pareja protagonista, que se conoce de manera un tanto casual y forzada, se enamora muy r¨¢pidamente, y el deseo de agradarse el uno al otro les hace beber alcohol, motor de la cat¨¢strofe.
Cuando vuelva a salir el sol ¨¦l habr¨¢ perdido su trabajo y estar¨¢ a punto de ir a parar a la c¨¢rcel durante 10 a?os; ella habr¨¢ contribuido a destrozar la casa de sus amigos y se ver¨¢ obligada a casarse con un abogado psic¨®pata.
Ejercicio vodevilesco
Para ¨¦l ha sido una noche digna del yuppie de After hours, mientras que ella es v¨ªctima de una resaca y unos remordimientos matutinos que no los quisiera para s¨ª la Shirley MacLaine de El apartamento.Al final, todo se resuelve felizmente, despu¨¦s de un estupendo ejercicio vodevilesco que Edwards controla como nadie.
Existe demasiada literatura sobre la comicidad y las reglas de oro de la comedia como para que haga falta a?adir m¨¢s t¨®picos y verdades a la cuesti¨®n.
Basta con dejar constancia de que el Edwards de Blind date se parece mucho m¨¢s al de Victor o Victoria que al de las innumerables entregas de La Pantera Rosa, que su estilo est¨¢ m¨¢s pr¨®ximo al de la comedia sofisticada que al de la pasota.
S¨®lo en los momentos en que la historia pretende adquirir ribetes superreales -los de la ya citada cinta de Scorsese-, el filme se tambalea.
En una pel¨ªcula de este tipo es b¨¢sico que queden en la memoria del espectador algunos gags especialmente distinguidos, como la excelente manera de presentar a Kim Basinger; el di¨¢logo entre John Larroquette y William Daniels, abogado y juez, justo antes de dictar sentencia, y los sabios consejos que Kim Basinger le proporciona a la actriz japonesa durante su accidentado encuentro en el servicio de se?oras.
Cuando el humor se vuelve m¨¢s ¨¢cido, m¨¢s c¨ªnico o trascendente, la sonrisa se hiela, y, por ejemplo, el enloquecimiento de Willis es ya como una de esas bromas que al alargarse comienzan a hacerse pesadas y pueden acabar siendo tr¨¢gicas.
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