'Pentapartido' en marcha
LA FORMACI?N en Italia del Gobierno encabezado por Giovanni Goria cierra una crisis que ha durado cinco meses. Presidido por un democristiano, y formado por los mismos partidos de anteriores Gobiernos, podr¨ªa dar la impresi¨®n de un simple retorno al pasado. Pero la realidad es otra.Despu¨¦s de cinco a?os, la Democracia Cristiana (DC) ha recuperado la presidencia del Gobierno. Pero ello no significa que vuelva a desempe?ar el papel hegem¨®nico que ha sido tradicional desde la posguerra. La soluci¨®n de la crisis ha estado en gran medida condicionada por las exigencias del Partido Socialista Italiano (PSI), y concretamente de Craxi. El veto de ¨¦ste ha obligado al l¨ªder de la DC, De Mita, a renunciar a su deseo de dirigir el Gobierno. A ra¨ªz de las elecciones, se expresaron dos concepciones entre los antiguos aliados del pentapartido sobre la manera de enfocar la gobernabilidad del pa¨ªs. De Mita dijo que la DC solamente encabezar¨ªa un Gobierno basado en una mayor¨ªa compacta, en la que los partidos coligados se comprometiesen a defender juntos una pol¨ªtica com¨²n. Craxi present¨® otra tesis, subrayando la diferencia entre el pentapartido que ¨¦l hab¨ªa dirigido y el posible Gobierno aceptable para el PSI con un presidente democristiano. El PSI participa en el nuevo Gobierno para desarrollar los puntos en los que hay coincidencias de programa, pero sin renunciar a su total libertad para aplicar su propia pol¨ªtica. La DC ha tenido que doblegarse a esta concepci¨®n de Craxi, que se refleja en las caracter¨ªsticas de los nuevos ministros socialistas, entre los que predominan -empezando por el vicepresidente Amato, un catedr¨¢tico, cerebro de Craxi, sin ocupar cargos pol¨ªticos- especialistas de Prestigio para gobernar con la m¨¢xima competencia.
En la DC crece el disgusto por la incapacidad del secretario general, De Mita, de imponer la preponderancia de su partido, que ha obtenido, con gran diferencia, m¨¢s votos y diputados que los otros cuatro de la coalici¨®n. Con Giovanni Goria, la DC presenta una cara joven, pero en medio de enormes dificultades. As¨ª, el desarrollo mismo de la crisis ha demostrado la fuerza de las corrientes y de los caciques, que De Mita se hab¨ªa comprometido a suprimir. Y ello se ha traducido en la reaparici¨®n de los monstruos sagrados de siempre, algunos ya casi olvidados. Actualmente, un sector del partido que acusa a De Mita de estar obsesionado por la rivalidad con Craxi preconiza una actitud paralela a la del PSI: que la DC afirme su libertad para tener su propia pol¨ªtica, se preocupe m¨¢s de los sectores populares y no acepte ser relegada al polo conservador, como desear¨ªa Craxi.
En resumen, la novedad del Gobierno de Goria es que en su seno cooperan partidos que coinciden en puntos program¨¢ticos, pero que tienen proyectos pol¨ªticos antag¨®nicos y proclaman su voluntad de desarrollarlos libremente ante la opini¨®n, al margen de la esfera gubernamental. Es, sin duda, una situaci¨®n original, pero al mismo tiempo llena de ambig¨¹edades.. Porque, ?c¨®mo se articular¨¢ el prop¨®sito de tener una pol¨ªtica propia dentro de un Gobierno de coalici¨®n? ?Se acabar¨¢ haciendo una pol¨ªtica s¨®lo para pol¨ªticos, al modo de un juego, de espaldas a la poblaci¨®n?
En esta cuesti¨®n se encuentran inevitablemente las relaciones con el PCI, que a pesar de su retroceso obtuvo m¨¢s del 25% de los votos. Algunos dirigentes socialistas, como el vicesecretario Martelli, adoptan un tono m¨¢s positivo, hablan de posibles cooperaciones, incluso de la perspectiva, lejana, de un solo partido de la izquierda. Es evidente que un clima menos tenso entre socialistas y comunistas, su colaboraci¨®n o competencia en temas comunes, no contradice el proyecto estrat¨¦gico de Craxi de hacer del PSI el eje de un amplio agrupamiento de fuerzas laicas y progresistas, pero la posibilidad de una alternativa de izquierda para gobernar el pa¨ªs queda totalmente descartada.
A pesar de la coyuntura veraniega, no parece que Goria est¨¦ al frente de un simple Gobierno de transici¨®n. Hay signos de que se inicia una etapa diferente, con una voluntad bastante general de renovaci¨®n de los h¨¢bitos y equipos pol¨ªticos. La personalidad de Goria, tan distinta de la imagen tradicional de una DC clerical y conservadora, el alto porcentaje -el 50%- de ministros que ocupan el cargo por primera vez, muchos de ellos m¨¢s t¨¦cnicos que propiamente pol¨ªticos, son rasgos in¨¦ditos y bien acogidos por la opini¨®n p¨²blica.
En todo caso, la experiencia vivida por Italia en los ¨²ltimos cinco meses pone de relieve cu¨¢n escasa es la diferencia entre tener gobierno y atravesar una crisis de gobierno. Como cuerpo social y sujeto internacional, Italia ha funcionado bien en ese per¨ªodo. Queda la duda de si nos hallamos ante una especialidad de Italia o es un caso repetible en otras latitudes.
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