La relaci¨®n entre delito y pecado es ya historia
El presidente del Tribunal Constitucional dirigi¨® un seminario en Santander sobre derecho y moral en la Espa?a del barroco
"Los nociones de delito y pecado, tal como se han dado unidas en la ¨¦poca previa a la modernizaci¨®n de Espa?a, forman parte ya, por suerte, del acervo cultural de este pa¨ªs, y nada tienen que ver con la actual situaci¨®n". De esta forma se ha referido Francisco Tom¨¢s y Valiente, presidente del Tribunal Constitucional y catedr¨¢tico de Historia del Derecho, al objeto de estudio del seminario que sobre Delito y pecado en la Espa?a del barroco ha dirigido esta semana en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo, en Santander.
"Si rastreamos por las costumbres culturales y sociales de la Espa?a del siglo XVII vemos que entonces delito y pecado todav¨ªa eran una misma cosa. Hab¨ªa una serie de figuras delictivas que lo eran porque se consideraban pecado -la blasfemia, la bigamia, la sodom¨ªa-, muchas de ellas perseguidas por la Inquisici¨®n porque eran pecados contra la naturaleza". Tom¨¢s y Valiente ha acudido a la hora de estudiar todos estos temas no s¨®lo a historiadores del derecho, sino tambi¨¦n a especialistas en literatura.No existe, por tanto, una noci¨®n distinta de delito y pecado en el barroco, seg¨²n ha se?alado tambi¨¦n en este mismo seminario Bartolom¨¦ Clavero: "Se trata de una cultura compartida, un ¨¢mbito cultural definido por el antimaquiavelismo; es decir, un principio de oposici¨®n a la aceptaci¨®n de la indiferencia religiosa en beneficio de, un inter¨¦s pol¨ªtico. Se llevaba hasta la exasperaci¨®n la vinculaci¨®n religiosa del delito".
En el cat¨¢logo de delitos y pecados que ten¨ªan alg¨²n arraigo en la vida p¨²blica se encontraban, en primer lugar, los delitos contra la vida propia, llamados enormes y atroces: los que atentaban contra los fundamentos del orden establecido (lesa majestad divina -herej¨ªa- y humana). Tambi¨¦n los que se consideraban delitos contra la naturaleza, esencialmente sexuales: bestialismo, sodom¨ªa (no s¨®lo homosexual), posiciones no naturales fuera y dentro del matrimonio y masturbaci¨®n. Eran considerados m¨¢s graves todav¨ªa los delitos que interesaban a la fama, tanto de Dios (blasfemia) como de los hombres privilegiados (injurias). El valor que el derecho proteg¨ªa no era la vida, sino el alma, como ha dejado bien claro Bartolom¨¦ Clavero.
Bigamia de desarraigados
La bigamia era otro de los delitos que pod¨ªa ser sancionado por la jurisdicci¨®n eclesi¨¢stica y por la Inquisici¨®n. Se trataba, como ha descrito el catedr¨¢tico de Historia del Derecho, Enrique Gacto, "de un delito propio de personas desarraigadas (marineros, soldados, braceros, gitanos y alg¨²n que otro funcionario)". La Inquisici¨®n reprimi¨® este delito con penas arbitrarias. La mayor parte de las veces, m¨¢s benignas que las establecidas por las leyes penales seculares.Hacia mediados del siglo XVII, se aprecia la generalizaci¨®n de una pena-tipo, siempre revisable por el arbitrio inquisitorial: cinco a?os de galeras, azotes, verg¨¹enza p¨²blica y abjuraci¨®n de Lev¨ª.
La Inquisici¨®n imprimi¨® en Espa?a una nueva dimensi¨®n en la represi¨®n de los delitos ,que a la vez eran pecado. "Esta instituci¨®n ejerci¨® en Espa?a una censura de tipo represivo proyectada sobre libros ya publicados que hab¨ªan superado, para llegar a la imprenta, la previa censura secular", afirma el mismo profesor Gacto.
"Ahora, el delito y el pecado van cada uno por su lado", afirma de nuevo Francisco Tom¨¢s y Valiente. "Cuando en los a?os cincuenta jugaba al f¨²tbol en la playa de Nazaret, en Valencia, el grito que m¨¢s nos preocupaba era: ?Que viene la moral!, que no era otra cosa que la polic¨ªa que ven¨ªa a controlar nuestros ba?adores, con camisa por arriba. Ahora estos episodios son chocantes. La intolerancia del barroco, que en gran medida persisti¨® en la ¨¦poca anterior a la transici¨®n democr¨¢tica, se ha transformado en tolerancia, aunque esto no quita para que se puedan dar casos aislados de gentes que todav¨ªa confunden delito y pecado".
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