?Qu¨¦ hay de nuevo en las reformas de Gorbachov?
Se oyen las opiniones m¨¢s contradictorias. Para unos, se trata de la transformaci¨®n de la sociedad sovi¨¦tica; para otros, nada esencial ha cambiado. Eliminemos desde el primer momento una idea evidentemente falsa. El objetivo de estas reformas no es la democratizaci¨®n de la sociedad sovi¨¦tica, y esto por una raz¨®n evidente: la democracia no desciende ni del Politbur¨® ni del cielo; no existe m¨¢s que cuando es reclamada y conquistada, lo que no es el caso en este momento en la Uni¨®n Sovi¨¦tica.Viene a continuaci¨®n una interpretaci¨®n m¨¢s seria. Gorbachov contin¨²a la l¨ªnea de Andropov, y, como ¨¦l, su objetivo principal ser¨ªa la recuperaci¨®n del control del partido sobre la sociedad sovi¨¦tica, pues la inercia del aparato administrativo y sus luchas internas han hecho que poco a poco el poder pase a la nomenklatura. Es cierto que los miembros de ¨¦sta son tambi¨¦n los que ocupan posiciones m¨¢s elevadas en el partido, pero las dos expresiones son tan poco sin¨®nimas como las de capitalismo y burgues¨ªa. La Uni¨®n Sovi¨¦tica ha sido forjada por un partido, es decir, por una ideolog¨ªa y una voluntad pol¨ªtica; est¨¢ administrada por notables cuyas aspiraciones principales son la seguridad y la defensa de sus privilegios, lo que refuerza la tendencia a la segmentaci¨®n y no a la unificaci¨®n. Los seguidores de Andropov han querido ser siempre comunistas fundamentalistas y modernos, devolviendo la prioridad al partido y a la voluntad pol¨ªtica sobre los bur¨®cratas y tecn¨®cratas, lo que explica en particular el apoyo que el KGB ha dado en todo momento al programa de reformas.
Pero si ¨¦ste es el sentido de la perestroika, ?es que este esp¨ªritu de reforma tiene posibilidades de triunfo? Pocas porque la ideolog¨ªa ha muerto hace mucho tiempo en la URSS, y lo mismo ha sucedido con la voluntad de transformar la sociedad. Los intelectuales estrechamente controlados se han transformado, unos, en carrieristas; otros, en t¨¦cnicos encerrados en sus especialidades y al¨¦rgicos a toda ideolog¨ªa; otros, finalmente, son disidentes abiertos o de coraz¨®n. No se ve a aquellos que crear¨ªan un nuevo programa comunista. El Ej¨¦rcito, por su parte, no tiene gran influencia pol¨ªtica, como acabamos de ver con la destituci¨®n espectacular del ministro de Defensa. Los propios dirigentes del partido, pese a su rejuvenecimiento, han pasado la edad de las grandes ofensivas. Todo esto explica que Gorbachov, pese a sus vinculaciones de origen con el grupo de Andropov, no haya tenido la tentaci¨®n de movilizar la sociedad civil.
Todo esto nos lleva a una hip¨®tesis opuesta a la que corresponde el tema de la transparencia, la glasnot, cuyas connotaciones son muy diferentes de la de la perestroika. Porque el sentido real es la restauraci¨®n de los criterios econ¨®micos de gesti¨®n a aquellos terrenos donde est¨¢ dominando la gesti¨®n administrativa, forma degenerada del dominio del partido sobre el conjunto de la sociedad. Si la perestroika busca hacer una reforma desde arriba, la l¨®gica de la glasnot es la de hacerla penetrar por abajo, lo que no quiere decir que sea a trav¨¦s de procesos demcr¨¢ticos, sino rompiendo el control directo del partido sobre todas las actividades sociales. La pol¨ªtica de Gorbachov responde a una l¨®gica opuesta a la de Andropoy. No se trata de removilizar a la sociedad, sino de reducir los controles que pesan sobre ella, sobre todo restableciendo ciertos elementos de una econom¨ªa de mercado, reduciendo as¨ª el poder y la inercia de los aparatos administrativos centrales, -y en particular de los ministerios que administran directamente ramas industriales. Las dificultades encontradas son inmensas, pero no se deben, como se dice con frecuencia, a la resistencia del aparato; ¨¦ste es demasiado burocr¨¢tico y est¨¢ demasiado segmentado para ser capaz de resistir. El obst¨¢culo principal se debe al hecho de que la econom¨ªa de mercado es un sistema cuyos elementos principales no pueden funcionar unos sin los otros, y que es dif¨ªcil, pues, introducirla en peque?as dosis, lo que lleva a Gorbachov a buscar m¨¢s modestamente introducir aqu¨ª y all¨¢ lo que un soci¨®logo ha llamado "zonas de incertidumbre", de tal manera que en las empresas y en las ciudades aparezcan iniciativas destinadas a controlar estas zonas, a apoderase de las ventajas disponibles a mejorar su propia posici¨®n con respecto a otras, aumentando as¨ª las diferencias en el interior del sistema. La creaci¨®n de zonas d¨¦bilmente controladas por el poder central no constituye en absoluto una democratizaci¨®n, pero permite a la larga la formaci¨®n de debates p¨²blicos, de reivindicaciones y, finalmente, de grupos de inter¨¦s M¨¢s inmediatamente supone un r¨¢pido crecimiento de la informaci¨®n a la vez t¨¦cnica y pol¨ªtica, lo que prepara ciertas alternativas, y la discusi¨®n de las ventajas e inconvenientes de las diferentes soluciones posibles. No podemos saber si Gorba chov conseguir¨¢ crear un nuevo sistema econ¨®mico coherente, pero si no lo consigue habr¨¢ sido vencido m¨¢s bien por la inercia de las costumbres que por una voluntad organizada de oponer otra l¨ªnea pol¨ªtica a la suya.?Qu¨¦ relaci¨®n hay entre esta transformaci¨®n de la vida econ¨®mica y la pol¨ªtica de desarme tan espectacularmente propuesta en primer lugar en Reikiavik? Aqu¨ª la hip¨®tesis m¨¢s conservadora parece la mejor. La potencia militar de la URSS est¨¢ amenazada a corto plazo por la par¨¢lisis creciente de la econom¨ªa, y el proyecto norteamericano de guerra de las galaxias ha mostrado a los dirigentes sovi¨¦ticos que esta amenaza es real e inmediata porque la electr¨®nica sovi¨¦tica no est¨¢ a la altura de su rival norteamericaria. No ha sido el pacifismo occidental, sino laamenaza estadounidense la que ha sido eficaz, y Gorbachov, que no puede esperar restablecer el equilibrio cient¨ªfico con Estados Unidos, tier¨ªe por ello que esforzarse ante todo a desenganchar a Europa de Estados Unidos, situaci¨®n que puedeser peligrosa para Europa si no tiene voluntad de defensa, pero que la puede conducir a restablecer el equilibrio de sus fuerzas convericionales con las de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, asegur¨¢ndose simult¨¢neamente la cobertura nuclear norte americ ari a, ya que sigue amenazada por todos los ICBM (misiles bal¨ªsticos intercontinentales) sovi¨¦ticos, que pueden elegir tanto objetivos de este lado del Atl¨¢ntico como del otro.
La reforma de Gorbachov abre a medio plazo inmensas posibilidades, casi todas favorables a Occidente, porque la reducci¨®n del control del partido sobre la sociedad permitir¨¢ el desarrollo de la opini¨®n p¨²blica, tal vez la formaci¨®n de una econom¨ªa de mercado y, en todo caso, el ref¨®rzamiento de los objetivos interiores de recuperaci¨®n econ¨®mica y social sobre los objetivos exteriores, preponderantes en la ¨¦poca de Breznev.
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