Resucitando al general
Los sucesores de Omar Torrijos desempolvan su figura para hacer frente a la actual crisis paname?a
Manuel Antonio Noriega estar¨¢ ahora, con toda seguridad, arrepentido de no haber incluido en su libro 200 pensamientos del general Noriega una sola referencia a Omar Torrijos. De haberlo hecho, podr¨ªa utilizarla en ¨¦ste, el peor momento de su vida pol¨ªtica, y habr¨ªa justificado con m¨¢s credibilidad la precipitada resurrecci¨®n del general; cuya memoria han desempolvado sus sucesores, en un intento desesperado por salvar el pellejo.Panam¨¢ est¨¢ en plena fase de lo que oficialmente se llama de recuperaci¨®n torrijista. La Radio Nacional emite cu?as donde la voz de Torrijos recuerda, de forma elemental y convincente, los principios de su original revoluci¨®n.
A la familia del general -criticada y dispersada antes- se le ha vuelto a dar espacio en la vida pol¨ªtica del pa¨ªs. Y los viejos retratos de Torrijos con un atractivo mech¨®n sobre la frente y un puro entre los dedos han vuelto a adornar despachos y centros oficiales.
Despu¨¦s de seis a?os de destorrijizaci¨®n, los militares y los dirigentes pol¨ªticos paname?os, culpables de un delito de parricidio pol¨ªtico, han recurrido urgentemente a la imagen de quien se considera constructor de la naci¨®n paname?a, conscientes de que no pueden enfrentarse solos a la ofensiva de la derecha, a las presiones de Estados Unidos y al creciente descontento de la poblaci¨®n.
Los oficiales que Omar Torrijos form¨® y el partido pol¨ªtico que leg¨® al pa¨ªs a su muerte en accidente de aviaci¨®n en 1981, el Partido Revolucionario Democr¨¢tico (PRD), no han sido capaces durante mes y medio de crisis de convocar una manifestaci¨®n de apoyo al Gobierno, entre otras razones, porque albergaban serias dudas de que el pueblo, libremente, la respaldase.
Banderas desgastadas
"La bandera del nacionalismo la tenemos muy gastada, el Gobierno no es popular y el general Noriega no es de ninguna manera un aglutinante. Entonces, ?con qu¨¦ sacamos a la gente a la calle? S¨®lo nos queda la figura de Torrijos, y para eso puede ser demasiado tarde". As¨ª se expresaba recientemente un alto e influyente dirigente del Partido Revolucionario Democr¨¢tico, convencido de que s¨®lo un retorno de ese partido a sus or¨ªgenes ideol¨®gicos y sociales puede evitar que de aqu¨ª a las elecciones de 1989 el torrijismo, el proceso revolucionario, sea borrado definitivamente del mapa.La crisis desatada el pasado junio a ra¨ªz de las declaraciones contra el general Noriega del coronel Roberto D¨ªaz Herrera, precisamente el que estaba considerado hasta ahora como el principal mentor del torrijismo dentro de las fuerzas armadas, ha puesto en evidencia el grado de descomposici¨®n al que hab¨ªa llegado Panam¨¢.
El PRD se hab¨ªa convertido desde hace tiempo en una f¨¢brica de prebendas e influencias, y Noriega, en la c¨²spide del poder, no ha conseguido borrar con sus intermitentes gestos nacionalistas una imagen de corrupci¨®n y falta de ¨¦tica. Aunque la oposici¨®n no ha podido nunca presentar pruebas firmes contra ¨¦l, las acusaciones de narcotr¨¢fico, entre otras, han da?ado enormemente su figura entre las clases medias. Los m¨¢s complacientes con la gesti¨®n de Manuel Antonio Noriega no le pueden perdonar que haya utilizado su cargo para amasar una fortuna que se supone cuantiosa. "Torrijos muri¨® con lo mismo que lleg¨® al poder; en cambio, Noriega se ha convertido desde su acceso a la jefatura de las Fuerzas de Defensa en uno de los m¨¢s grandes millonarios del pa¨ªs", opina un miembro del PRD, antiguo colaborador de Torrijos.
Otro destacado dirigente del partido presidido actualmente por R¨®mulo Escobar cree que "la fortuna de Noriega est¨¢ relacionada con las ventajas que supone su posici¨®n de hombre de poder, pero no est¨¢ basada en mordisqueos del presupuesto nacional". Adem¨¢s de su astucia para la pol¨ªtica, se le reconoce al general Noriega un gran instinto para los negocios y se sabe de varios ¨¦xitos suyos en importantes operaciones financieras internacionales y nacionales, entre estas ¨²ltimas la participaci¨®n, como socio del gallego Riande, en la mayor cadena de hoteles de Panam¨¢.
Ramiro V¨¢zquez Chambonet el l¨ªder del sector m¨¢s torrijista del PRD -lo que internamente se conoce como la tendencia- considera que "hay que ser m¨¢s en¨¦rgicos contra la corrupci¨®n que se pueda dar entre los miembros del Gobierno, porque este es uno de los temas que m¨¢s negativamente han influido en nuestro pueblo".
Otra de las razones, seg¨²n V¨¢zquez, de la permisividad con que la poblaci¨®n ha seguido el levantamiento de las clases alta y media es "un descontento real que, en lo pol¨ªtico, se explica por el abandono de lo que fue el proceso torrijista y la tendencia a la burocratizaci¨®n estatal. En 1984 se sustituy¨® un r¨¦gimen de representaci¨®n popular por un r¨¦gimen burocr¨¢tico de direcci¨®n pol¨ªtica".
La destorrijizaci¨®n se inici¨® antes de las elecciones de 1984. En realidad, desde el "sino momento en que, caliente todav¨ªa el cad¨¢ver del general, otro general, Rub¨¦n Dar¨ªo Paredes, entendi¨® que lo mejor para Panam¨¢ era asegurarse una relaci¨®n sin tensiones con Estados Unidos dot¨¢ndose un sistema homologable a los que Washington quiere para la regi¨®n. Paredes abandon¨® todos los ingredientes audaces de la pol¨ªtica exterior de Torrijos y prometi¨® retirar a su pa¨ªs del Grupo de Contadora, del que forma parte desde su fundaci¨®n junto a Colombia, M¨¦xico y Venezuela.
Una parte de su programa renovador era el alejamiento de los militares de las labores pol¨ªticas, y ¨¦l mismo quiso dar ejemplo renunciando a la jefatura de la guardia nacional para presentarse como candidato a las elecciones presidenciales, en el convecimiento de que recibir¨ªa el respaldo de los militares.
En aquel momento Noriega despidi¨® p¨²blicamente a Paredes, reputado paracaidista, con un expresivo: "Rub¨¦n, te deseo un buen salto". Pero el paraca¨ªdas no se abri¨® y Paredes sufri¨® una estrepitosa derrota. Este rev¨¦s pol¨ªtico le produjo un sufrimiento comparable s¨®lo al que sinti¨® cuando, un a?o despu¨¦s, un grupo de narcotraficantes con una cuenta por saldar mat¨® a su hijo en Medell¨ªn.
Manuel Antonio Noriega pas¨® a disfrutar desde 1983 de mayor cuota de poder que ninguno de sus antecesores. El y los dirigentes del Partido Revolucionario Democr¨¢tico siguieron creyendo que el mantenimiento de una opci¨®n conservadora en el Gobierno tranquilizar¨ªa a Estados Unidos y abrir¨ªa las puertas de los organismos internacionales de cr¨¦dito.
Los presidentes
La consecuencia de este planteamiento fue la designaci¨®n como candidato presidencial en 1984 de un fondomonetarista, Nicol¨¢s Ardito Barletta, que obtuvo el carn¨¦ del PRD un mes antes de los comicios. Su gesti¨®n fue desastrosa y los militares tuvieron que prescindir de ¨¦l de una forma tan antidemocr¨¢tica como fraudulenta hab¨ªa sido su victoria electoral.Ardito Barletta fue sustituido por un multimillonario cardiaco, Eric Arturo del Valle, miembro de un partido conservador que se present¨® a las elecciones en coalici¨®n con el PRD. A la primera oportunidad, Delvalle ha dado muestras de querer abandonar el barco y hoy se cruzan apuestas sobre cu¨¢ntos meses resistir¨¢ en la presidencia.
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