Bomberos y vecinos en pijama sacaron de entre los escombros a los 4 muertos y 20 heridos
Cuatro personas resultaron muertas y otras 20 heridas -dos muy graves- en una explosi¨®n de gas ciudad ocurrida ayer, a las 6.20, en las plantas bajas de la calle de Arroyo Bueno, 20 y 22, del barrio madrile?o de Villaverde Alto. La explosi¨®n pudo producirse por un escape de gas. Los vecinos aseguran que hab¨ªan detectado una fuga de agua hace unos d¨ªas y que horas antes de producirse la explosi¨®n avisaron de la posible existencia de un escape de gas, puesto que se notaba un fuerte olor. Medio centenar de viviendas y 20 coches resultaron afectados por la onda expansiva. En medio de la noche, los afectados hu¨ªan en pijama por las calles del barrio.
"El techo se nos vino encima y la casa empez¨® a arder. Me qued¨¦ atrapado debajo de una viga y no pod¨ªa moverme. Empec¨¦ a dar gritos porque el fuego me quemaba las piernas. Afortunadamente, los vecinos me sacaron de all¨ª antes de que las llamas me alcanzaran la cara". Jacinto Cordero, de 36 a?os, pudo contar el momento de la explosi¨®n desde una cama del hospital Primero de Octubre. Jacinto desconoc¨ªa a primeras horas de la ma?ana que su padre, Florentino Cordero, minusv¨¢lido f¨ªsico, y su madre, Antolina Ramos, hab¨ªan dejado de respirar entre los escombros.A las 6.20, los modestos vecinos de Villaverde Alto dorm¨ªan, despu¨¦s de una noche terriblemente calurosa. "Se produjo una tremenda explosi¨®n, seguida de un incendio y de una nube de polvo". La explosi¨®n arras¨® los pisos bajos de tres edificios y alcanz¨® de plano a un bloque de cuatro plantas, situado en el n¨²mero 20 de la calle.
Las viviendas de las plantas bajas desaparecieron. Saltaron las ventanas del bloque. La mayor parte de los techos cedieron y el hueco del ascensor era m¨¢s grande de lo normal. Desde fuera, el edificio parec¨ªa haber sido v¨ªctima de un bombardeo.
El p¨¢nico se apoder¨® de los vecinos. Algunos se lanzaron a la calle desde las ventanas de los primeros pisos; otros salieron medio desnudos gritando despavoridos entre los escombros, el polvo y el fuego. "Ser¨ªan las seis y cuarto, porque acababa de llamar a mi hija para que se levantara", explic¨® una se?ora. "Ya voy, mam¨¢, me dijo, y un instante despu¨¦s la casa se nos vino abajo. Cre¨ªa que era el fin del mundo. Salimos de la vivienda por encima de las sillas, los muebles y las cortinas... Si llegamos a pensarlo un momento, no salimos vivos del piso, porque el techo se hundi¨®".
En la calle, muchos ni?os vest¨ªan ¨²nicamente unas braguitas; la mayor parte se encontraba en pijama o se cubr¨ªa el cuerpo con lo que pod¨ªa. "Nada m¨¢s escuchar el impacto nos lanzamos a la calle y empezamos a ayudar a los heridos", asegur¨® una persona que colabor¨® en la tareas de rescate. "Los gritos de las personas atrapadas eran para volverse loco".
Drama familiar
Antonina, una de las fallecidas residente en uno de los bajos, sali¨® despedida, en su cama, contra el edificio situado frente a su vivienda. A primeras horas de la ma?ana permanec¨ªa all¨ª el somier y una bata ensangrentada. Su esposo, Florentino Cordero inv¨¢lido, que sobreviv¨ªa con lo que sacaba de un puesto de pipas instalado en la misma vivienda tambi¨¦n result¨® muerto. Entre los escombros se distingu¨ªan juguetes, palomitas y caramelos. El agujero provocado por la explosi¨®n estaba en medio de la vivienda de esta familia.Diez minutos despu¨¦s, los bomberos llegaban al lugar y la calle quedaba acordonada. Un hijo de Antonina y su nuera, que estaban enterrados entre los escombros del s¨®tano, fueron rescatados con vida. Los bomberos sacaron de sus viviendas a las personas atrapadas y heridas en los pisos tercero y cuarto. Un bombero describi¨® la calle como "hervidero de gente aterrada. Parec¨ªa una manifestaci¨®n". Alrededor de las ocho se person¨® en el lugar del suceso Juan Barranco, alcalde de Madrid, que se interes¨® por el estado de los heridos.
La familia Campos, inquilinos de otro de los bajos arrasados, perdi¨® a dos de sus siete miembros. El ¨²nico que sali¨® ileso, Mart¨ªn Campos, estaba vendiendo pescado en el mercado en el momento del siniestro. Los vecinos le fueron a avisar al mercado. Cuando Mart¨ªn Campos lleg¨® a primeras horas de la ma?ana al hospital Primero de Octubre se enter¨® del fallecimiento de su madre, Pr¨¢xedes Grajera, de 70 a?os, y de su hijo Francisco Campos, de 26, minusv¨¢lido. Ambos murieron poco despu¨¦s de llegar al hospital.
En el mismo centro sanitario permanec¨ªan ingresados en estado grave su esposa, Ana Ara¨²jo, su hijo Mart¨ªn, dos sobrinos y el esposo de uno de ¨¦stos. Entre sollozos, Mart¨ªn coment¨® que justo acababan de llegar a su casa desde Guadalajara un sobrino y una sobrina que acababan de casarse.
"?Qu¨¦ rica chabola!."
El jefe de los bomberos aclar¨® que "no se ha producido una desgracia mayor porque el bloque ha aguantado". La estructura del edificio no hab¨ªa sufrido da?os importantes. La onda expansiva, que se extendi¨® fundamentalmente de forma horizontal, provoc¨® rotura de cristales en casascolindantes y en edificios de la acera de enfrente en un radio de 60 metros. Unos 20 coches aparcados en las inmediaciones sufrieron desperfectos en la carrocer¨ªa. La onda arrastr¨® al centro de la calle una furgoneta y un cami¨®n, aparcados frente al edificio siniestrado.
Los vecinos de la calle llegaron a los pisos hace tres a?os. Antes de ocupar estas viviendas de promoci¨®n p¨²blica, viv¨ªan en una zona de casas bajas conocida como la Colonia de los Toreros. Algunos de los heridos comentaban ayer su mala suerte: "Cuando vinimos a los pisos, pensamos que por fin podr¨ªamos vivir dignamente. Despu¨¦s de lo que ha pasado, lo ¨²nico que se me ocurre pensar es ?qu¨¦ rica chabola! All¨ª no ten¨ªamos gas".
Para los vecinos, el gas y el agua eran los culpables. Uno de los inquilinos de la primera planta explic¨® que desde unos d¨ªas antes se hab¨ªa detectado un escape de agua. ?l mismo baj¨® el mi¨¦rcoles por la tarde al s¨®tano y comprob¨® que estaba inundado. "El agua me llegaba a la cintura". Seg¨²n este vecino, el accidente pudo producirse al socavar el agua la tierra que sustentaba la tuber¨ªa del gas, lo que pudo provocar un escape. "A lo largo de la noche, el gas se acumul¨® en el s¨®tano, y esta ma?ana [por ayer], cuando alguien haya encendido una luz o haya llamado al ascensor, todo ha saltado".
"El olor a gas horas antes de la explosi¨®n era insoportable. Llamamos varias veces a la compa?¨ªa de gas", dijo otro vecino. Uno de los inquilinos, harto de no poder conciliar el sue?o por el calor, decidi¨® pasar la noche en la terraza. "A las tres de la madrugada se despert¨® por el fuerte olor a gas y avis¨®, pero no hicieron caso", asegur¨® un vecino, que no precis¨® de qu¨¦ persona se trataba. La compa?¨ªa niega que se produjera alg¨²n aviso.
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