Un pa¨ªs de costas

CUANDO UN 25% de las playas espa?olas ha desaparecido y un 40% del litoral espa?ol ya est¨¢ urbanizado acaba de recibir su primer aprobado el anteproyecto de la nueva ley de Costas. Esta ley quiere, sobre todo, llenar el vac¨ªo legal existente y acabar con los desmanes ecol¨®gicos y urban¨ªsticos en las costas espa?olas. Es un proyecto que, a diferencia de las leyes ahora vigentes, tiene normas para casi todo. Las playas privadas quedan prohibidas, no se puede construir a menos de 100 metros de la costa, los paseos mar¨ªtimos tienen que situarse fuera de la ribera del mar, las marismas y dunas son zonas protegidas, las pantallas arquitect¨®nicas deben ser evitadas y se pone fin a la pr¨ªvatizaci¨®n de la arena.Pero esta ley ha llegado escandalosamente tarde para un pa¨ªs que tiene, contando su contorno insular, m¨¢s de 7.000 kil¨®metros de litoral, agotado por la especulacion y por la ausencia de una planificaci¨®n que tenga en cuenta el valor p¨²blico y ecol¨®gico que tienen esas zonas del territorio. ?Qui¨¦n puede llenar de arena las playas desaparecidas? ?C¨®mo devolver al p¨²blico un litoral conquistado por hoteles y bloques de apartamentos? ?Cuantas carreteras o v¨ªas de ferrocarril van a ser construidas de nuevo, esta vez alejadas del mar? Mientras se esperaba la llegada de una nueva normativa, ha seguido vigente la ley de 1969, y Espa?a, como admite el propio Ministerio de Obras Publicas, se ha convertido en uno de los pa¨ªses del mundo donde la costa est¨¢ "m¨¢s gravemente amenazada".

La nueva ley quiere materializar el esp¨ªritu de la Constituci¨®n, que deja claro que el mar y sus costas "son dominio p¨²blico". Incluso un art¨ªculo de este proyecto de ley asegura que no existen derechos adquiridos anteriormente ni aunque est¨¦n amparados por el Registro de la Propiedad. O sea que la Administraci¨®n, con la nueva ley en la mano, podr¨ªa limpiar las costas. Una limpieza que, si fuera general y a fondo, acumular¨ªa las apelaciones ante los tribunales. Nadie quiere quitar la valla que le permite disfrutar en privado del mar o vaciar unos apartamentos que doblan su precio por estar en primera l¨ªnea.

El anteproyecto, por el momento, s¨®lo ha sido aprobado por la comisi¨®n de subsecretarios. Le queda a¨²n un largo camino por recorrer. Falta que el Consejo de Ministros y que las Cortes -el Congreso y el Senado- le den su visto bueno. Si no hay voluntad pol¨ªtica de aprobar cuanto antes el proyecto, ¨¦ste puede perderse durante meses en un largo y complicado tr¨¢mite burocr¨¢tico. Y las costas espa?olas ya no pueden esperar mucho m¨¢s. Dieciocho a?os se ha tardado en configurar una nueva ley que impida que los desmanes sigan adelante, y ese tiempo, que ha coincidido con el del auge ins¨®lito de la construcci¨®n tur¨ªstica, ha sido verdaderamente excesivo para las posibilidades de supervivencia de la costa espa?ola.

La nueva normativa seguramente disgustar¨¢ a muchos. A los Gobiernos aut¨®nomos no les har¨¢ gracia que la Administraci¨®n central retenga casi todas las competencias sobre costas. Pero, aunque haya que hacer modificaciones, el litoral necesita urgentemente una ley que reafirme el car¨¢cter p¨²blico del mismo. En un pa¨ªs en el que a¨²n se utilizan disposiciones legales del siglo XIX para proteger el litoral, la aparici¨®n de una verdadera ley de Costas dar¨ªa un merecido descanso a los especuladores.

Este proyecto se presenta s¨®lo como una apuesta de futuro. Para las playas desaparecidas la ley llega tarde. Para las que quedan, esta nueva legislaci¨®n resulta urgente para que Espa?a no termine convirti¨¦ndose en una gran playa privada amparada por los rascacielos que la bordean.