Toros y progresismo

Leo en EL PA?S del 30 de julio la carta Leyes antitaurinas, en la que Mar¨ªa Elena Valero i Maci¨¤ se dirige a aquellas personas "que se sorprenden por una defensa de izquierdas de fiestas como las de los toros". Bien; he de decir que, en efecto, su art¨ªculo me ha sorprendido no tanto por "precipitaci¨®n en mi juicio" como por esa supuesta b¨²squeda de correspondencia entre tendentes pol¨ªticos y turomaquia.En primer lugar, admito que el hecho de considerarse progresista no ha de suponer obligatoriamente el estar en contra de lo que se entiende por la fiesta nacional, aunque s¨ª creo que, por principios, es lo m¨¢s pertinente.

Ser progresista significa estar por delante de unos valores caducos y unas costumbres rid¨ªculas y sangrientas como lo son las corridas de toros.

Comprendo que el grupo conservador del Parlamento Europeo critique la tauromaquia, pero considero incongruente (aunque muy respetable) el que una persona se diga progresista y apoy¨¦ tales rituales s¨¢dicos.

Adem¨¢s, creo que la se?orita Valero i Maci¨¤ va demasiado lejos al intentar justificar su defensa de tales pr¨¢cticas rituales y festivas como una caracter¨ªstica del progresismo, al recordarnos que Hitler sinti¨® siempre un gran cari?o por los animales. ?Intenta acaso probar que quienes nos oponemos rotundamente a la pr¨¢ctica de tales actos despreciables somos nazis o racistas?

Por ¨²ltimo, quiero subrayar que nuestra postura no tiene absolutamente nada que ver con la domesticaci¨®n capitalista del folclor, sino con la humanizaci¨®n progresista de la cultura de los espa?oles.- Conchita Oncina.