El 'n¨²mero dos' de Hitler
Rudolf Hess naci¨® en Alejandr¨ªa (Egipto) el 26 de abril de 1894. Hijo de un hombre de negocios alem¨¢n, permaneci¨® en Egipto hasta que a los 12 a?os fue enviado a estudiar a Bad Godesberg. Su origen extranjero le confiri¨® un cierto aire de exotismo que ¨¦l procur¨® compensar en Alemania con un exacerbado patriotismo.
A pesar de que su padre hab¨ªa planificado su futuro en el campo de los negocios, se alist¨® voluntario al comienzo de la I Guerra Mundial, sirviendo por un tiempo en el mismo regimiento b¨¢varo de infanter¨ªa que el cabo Adolf Hitler, aunque no hay constancia de que los dos se conocieran en aquel momento, y despu¨¦s, como piloto de aviaci¨®n en el frente del Este.
Tras la derrota de Alemania y al iniciar sus estudios de econom¨ªa en M¨²nich, Hess entabl¨® amistad con Hitler. Hess se afili¨® en 1920 al Partido Nacional Socialista (NSDAP)'y particip¨® junto al l¨ªder nazi en el fracasado golpe de noviembre de 1923.
El futuro F¨¹hrer y su brazo derecho purgaron juntos la condena en el penal de Landsberg, donde HitIer escribi¨® Mein Kampf. Cuando Hitler obtuvo el poder, en 1933, Rudolf Hess se convirti¨® en su lugarteniente para las relaciones con el partido y fue nombrado en 1939 sucesor suyo en el mando supremo. No ten¨ªa rival como preparador de ambientes por su elocuencia: siempre presentaba a Hitler ante un auditorio previamente enfervorizado. Sin embargo, nunca sac¨® provecho pol¨ªtico de su posici¨®n, y su actividad en la Alemania de entonces qued¨® desdibujada por su misma calidad de segund¨®n.
Viaje a Escocia
El 10 de mayo de 1941, en un gesto que constituye todav¨ªa un enigma, Hess tom¨® su avi¨®n y lleg¨® a Escocia, donde salt¨® en paraca¨ªdas cerca de Glasgow. Su idea, seg¨²n declar¨®, era negociar la paz con un Gobierno brit¨¢nico en el que no figurase Winston Churchill. Hitler, enfurecido, desautoriz¨® rotundamente la supuesta gesti¨®n de su delf¨ªn. Fue durante el proceso del tribunal internacional de N¨¹remberg cuando muchos observadores comenzaron a preguntarse c¨®mo era posible que el n¨²mero dos del r¨¦gimen nazi hubiese sido un esquizofr¨¦nico. Durante las vistas del juicio, Hess declar¨® padecer amnesia, y ni siquiera se puso los auriculares para escuchar la sentencia que le condenaba a prisi¨®n de por vida. Decenas de psiquiatras no fueron capaces de establecer con certeza si estaba o no en sus cabales.
Algunos de sus compa?eros de prisi¨®n han se?alado que era un hombre suspicaz, algo parecido a un ermita?o obseso, con una actitud negativa que s¨®lo le hac¨ªa m¨¢s dif¨ªcil una vida que no era llevadera.
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