Los ataques iraqu¨ªes
DESDE EL s¨¢bado pasado, Irak ha reanudado sus bombardeos contra la terminal petrolera de la isla de Kharg y contra nav¨ªos iran¨ªes en el golfo P¨¦rsico. Los ataques han alcanzado a barcos de distintas nacionalidades, e incluso un petrolero espa?ol, el Mungu¨ªa, result¨® ayer da?ado. La menor gravedad del incidente no puede ocultar el peligro que se encierra en esta situaci¨®n, que debe hacer reflexionar al Ejecutivo espa?ol, y a todos los pa¨ªses occidentales, sobre la segur?dad de las flotas en esta peligrosa zona del mundo.El significado de los ataques lanzados por Irak debe ser interpretado en funci¨®n de dos procesos simult¨¢neos que se han desarrollado en torno al golfo P¨¦rsico desde finales de julio. Por un lado, el 20 de julio, el Consejo de Seguridad de la ONU aprob¨® por unanimidad una resoluci¨®n llamando a Irak e Ir¨¢n a cesar las hostilidades de modo inmediato y dando al secretario general P¨¦rez de Cu¨¦llar el mandato de gestionar la aplicaci¨®n de dicha resoluci¨®n. Irak dijo que aceptaba la resoluci¨®n si Ir¨¢n hac¨ªa lo mismo. ?ste no la rechaz¨®, pero tampoco la acept¨®, dio largas, envi¨® una delegaci¨®n a la ONU para negociar. Irak ha reanudado los bombardeos cuando se espera en un plazo de d¨ªas la respuesta de Teher¨¢n a la ONU.
Por otro lado, el 22 de julio, EE UU puso en marcha una operaci¨®n naval para escoltar a petroleros kuwait¨ªes. Operaci¨®n de envergadura: unos 30 nav¨ªos modernos de EE UU, con unos 20.000 hombres, est¨¢n en la zona. La raz¨®n proclamada de esta concentraci¨®n es asegurar la libertad de navegaci¨®n en el Golfo, ya que el petr¨®leo que transita por ¨¦l es decisivo para la econom¨ªa de Occidente y de Jap¨®n. Al margen de reacciones propagand¨ªsticas, la actitud de Teher¨¢n fue que mientras no hubiese interferencias de su propia navegaci¨®n, respetar¨ªa la presencia de la flota de EE UU. As¨ª lo ha hecho. Y el Golfo ha estado b¨¢sicamente tranquilo.
El problema es que la libertad de navegaci¨®n no s¨®lo es necesaria para Occidente, Jap¨®n, Kuwait y otros productores, sino que es sumamente ventajosa para Ir¨¢n, que en los ¨²ltimos tiempos ha incrementado considerablemente sus exportaciones de petr¨®leo. Parece evidente que esa situaci¨®n de calma en el Golfo era la m¨¢s propicia para intensificar las gestiones y presiones sobre Teher¨¢n para que aceptase la resoluci¨®n de la ONU. La URS S ha mejorado en los ¨²ltimos tiempos sus relaciones con Ir¨¢n. La RFA ha mantenido asimismo conversaciones con los dirigentes iran¨ªes. ?stos se han esforzado, en el tema de los rehenes de L¨ªbano, por mostrar buena voluntad hacia los occidentales. Por otra parte, la reciente reuni¨®n de la Liga ?rabe, favorable a Irak en su aplastante mayor¨ªa, aprob¨® por unanimidad una resoluci¨®n exigiendo a Ir¨¢n que acepte la resoluci¨®n de la ONU. Pero d¨¢ndole para ello un plazo hasta el 20 de septiembre.
Los bombardeos iraqu¨ªes se han reanudado mucho antes de esa fecha. No cabe duda de que en Bagdad ha predominado la impaciencia y el temor a que se estabilice una situaci¨®n de calma en el Golfo. Aparte del prop¨®sito de asfixiar la econom¨ªa de su enemigo, el objetivo de Irak es provocar a Ir¨¢n a que cumpla la amenaza de contestar al bombardeo de sus barcos atacando a barcos kuwait¨ªes. El Gobierno iraqu¨ª hace un juego peligroso tendente a internacionalizar el conflicto.
La Administraci¨®n de Reagan se encuentra hoy en una situaci¨®n compleja. Los bombardeos iraqu¨ªes han acentuado las cr¨ªticas en el Congreso a la operaci¨®n del Golfo. Incluso entre altos mandos militares se insiste en el car¨¢cter provisional de la operaci¨®n naval. Por otra parte, si ¨¦sta se hizo para garantizar la libertad de navegaci¨®n, hoy est¨¢ claro que Irak es el que amenaza dicha libertad. ?Presionar¨¢ EE UU sobre Irak para que cese sus bombardeos? Es poco probable. La meta estrat¨¦gica era hacer una demostraci¨®n de fuerza frente a la agresividad de Teher¨¢n y recuperar as¨ª el prestigio de EE UU en el mundo ¨¢rabe.
Si hoy prevalecen en Ir¨¢n los elementos ultras, el peligro de una extensi¨®n de las hostilidades es grave. En cuanto a la efectividad de la resoluci¨®n de la ONU, es evidente que, Irak ha dificultado enormemente las posibilidades de su aplicaci¨®n. La idea de EE UU de proponer a la ONU un embargo contra Ir¨¢n si ¨¦ste persist¨ªa en su negativa al alto el fuego no parece viable una vez que Irak ha reanudado los bombardeos. Irak ha aparecido ante la opini¨®n internacional como el beligerante mejor dispuesto a una soluci¨®n pac¨ªfica. Pero sus ¨²ltimos actos dan otra sensaci¨®n.
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