La carrera t¨¢ctica por excelencia
Los 1.500 metros es la carrera t¨¢ctica por excelencia. El abanico de posibilidades para trazar la estrategia es tan amplio que da un car¨¢cter abierto a esta prueba como ninguna otra. Casi siempre pueden ganar los mismos, pero es a costa de lograr que los dem¨¢s corran como a ellos les interese. Esta distancia requiere resistencia y velocidad. Resistencia para soportar un esfuerzo intenso prolongado y velocidad para imponerse a lo largo de la ¨²ltima vuelta. Los hay especialistas en una y, otra cosa, pero quienes no logran hacer compatibles ambos factores han de buscar refugio en otras carreras, casi siempre en los 5.000 metros, porque ah¨ª tienen el trabajo adelantado de la resistencia, labrada en los entrenamientos de los 1.500 metros, en detrimento de la velocidad, que luego ya es dif¨ªcil de volver a recuperar.
El ritmo
Los atletas de mayor resistencia prefieren una carrera a ritmo continuo de elevada intensidad. De esta manera consiguen que los velocistas lleguen en reserva al final y no puedan hacer sus temidos cambios de ritmo. ?stos, por el contrario, quieren unas primeras vueltas lentas para jugarse: la victoria al sprint, entre los 3,90 y los 100 ¨²ltimos metros finales, depende de las condiciones de cada uno.
Cram, por ejemplo, es invencible si la carrera se lleva al ritmo adecuado, que le permite sprintar los ¨²ltimos 300 metros; Gonz¨¢lez, por su parte, si entra en los 100 metros finales igualado con los dem¨¢s, no teme a ning¨²n atleta del mundo, por su mayor velocidad corta terminal. Luego hay otra variante intermedia, correr los primeros 700 metros a ritmo lente, para convertir la carrera de 1.500 metros en una de 800 en la que encuentran beneficio atletas intermedios.
Todas estas t¨¢cticas quedan a expensas de la direcci¨®n de la carrera. Sucede en ocasiones que nadie se decide a imponer un ritmo claro y todos los atletas van teniendo oportunidades de una gran actuaci¨®n seg¨²n va pasando ante ellos el abanico de estrategias posibles. Hasta que la carrera se rompe, uno toma el mando y los dem¨¢s le siguen, algunos esperando el momento propicio de un nuevo ataque y otros forzados por la situaci¨®n.
Tambi¨¦n resultan fundamentales t¨¢cticamente los acuerdos que puedan hacer los corredores. Es normal que, incluso sin haber atletas de un mismo pa¨ªs en la carrera, se llegue a un acuerdo entre dos o m¨¢s atletas, bien monetariamente o por intereses deportivos; comunes, de que uno lleve la carrera a un ritmo acordado de antemano para abortar las iniciativas que puedan tener el resto de los corredores. Esto, sobre todo, resulta de un efecto positivo demoledor cuando se trata de correr r¨¢pidamente.
En cualquier caso, los atletas que logran compaginar ritmo y m¨¢xima velocidad sobre distancias distintas se convierten en mitos. Son, por ejemplo, los casos del brit¨¢nico Sebastian Coe y del marroqu¨ª Said Auita. Su personalidad es suficiente para que los dem¨¢s se acoplen al ritmo que ellos quieran.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.