Galer¨ªa de personajes
Nadie pareci¨® sorprenderse cuando Karl-Heinz Rust, el padre del joven piloto alem¨¢n occidental juzgado por volar sin permiso hasta la plaza Roja de Mosc¨², se levant¨® en la sala del Tribunal Supremo de la URSS y se puso a hacer fotograf¨ªas. Todos los presentes sab¨ªan que asist¨ªan a un espect¨¢culo de caracter¨ªsticas memorables, que val¨ªa la pena registrar para la posteridad.El abogado de Rust, Vsevolod Jakovlev, se peinaba con la mano su pelo gris y se desprend¨ªa de sus gafas mientras realizaba una apasionada defensa del joven piloto. "Puede que no sea un Perry Mason, pero habla como si hubiera le¨ªdo las intervenciones de Perry Mason", coment¨® un periodista occidental, refiri¨¦ndose al famoso abogado de ficci¨®n norteamericano.
El fiscal, Vladimir Andreiev, ataviado con el uniforme azul de las altas jerarqu¨ªas de la fiscal¨ªa del Estado, apenas relajaba la expresi¨®n de su cara e, incluso, la endureci¨® al pedir ocho a?os de trabajos forzados.
Junto a Rust y sus dos guardianes se sentaban dos int¨¦rpretes que se suced¨ªan para traducir del ruso al alem¨¢n y del alem¨¢n al ruso las palabras de intr¨¦pido piloto. Su traducci¨®n simult¨¢nea era tan perfecta que gesticulaban con sus manos para darle un mayor realce a su labor. El juez Robert Tijomirnov, sentado a la derechade Rust, estaba flanqueado por dos asesores que ten¨ªan libertad para interrogar al acusado y a los testigos, pero que apenas si lo hicieron. Uno de ellos, la ingeniera Juta Klettenberg, increp¨® el miercoles al joven por referirse continuamente a s¨ª mismo en su discurso: "?Es que usted nunca piensa en su familia?.
De vez en cuando, un funcionario del tribunal, de gruesas mand¨ªbulas, se dirig¨ªa a grandes zancadas hacia los c¨¢maras y fot¨®grafos que se hab¨ªan acercado demasiado al, centro de desarrollo del juicio y su sola figura amenazadora les retiraba.
Los padres de Rust y su hermano peque?o se sentaban en la segunda fila, junto a un diplom¨¢tico de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
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