?Est¨¢n ocupados los 'ocupados'?
LUIS GARRIDO MEDINALas modificaciones introducidas en la Encuesta de Poblaci¨®n Activa, elaborada por el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, plantean no s¨®lo los problemas que todo cambio produce en cuanto a mayor fiabilidad de los datos recogidos y su comparaci¨®n con los mecanismos utilizados hasta ahora, sino tambi¨¦n las deficiencias funcionales del propio instituto, cuya reforma se hace cada d¨ªa m¨¢s perentoria.
Es un t¨®pico al uso en la alta funci¨®n p¨²blica el que para que a uno no le ocurran contratiempos lo mejor es no hacer nada, pero que si se quieren padecer continuas cat¨¢strofes lo mejor es hacer algo nuevo. Como dec¨ªa Maquiavelo en El pr¨ªncipe: "No hay cosa m¨¢s dificil de disponer, ni m¨¢s dudosa de llevar al ¨¦xito, ni m¨¢s peligrosa de conducir, que hacerse promotor de la implantaci¨®n de un nuevo orden de cosas". Se dir¨ªa que el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) est¨¢ decidido a verificar el acierto del t¨®pico y del cl¨¢sico.M¨¢s de un usuario piensa que la eficiencia del dispositivo estad¨ªstico espa?ol es escasa. Hubo quien supuso que la llegada del partido socialista al Gobierno exigir¨ªa una mejora inmediata y radical de este dispositivo, puesto que era un instrumento imprescindible para gobernar, en aplicaci¨®n de la popular creencia de que socialismo es equivalente a planificaci¨®n centralizada.
Durante los primeros a?os pareci¨® que no era. una tarea urgente y que bastaba con cargar el peso de la actividad del instituto sobre la obtenci¨®n de algunos ¨ªndices-totem como el IPC. Como ejemplos de los campos preferidos durante aquel desencantador per¨ªodo pueden valer el descanso de m¨¢s de tres a?os que se tomaron las publicaciones de las estad¨ªsticas de educaci¨®n y las vacaciones del Movimiento Natural de la Poblaci¨®n, del que est¨¢ proyectado publicar en 1987 los datos correspondientes a 1981, 1982, 1983 y 1984, lo que significa cuatro a?os en uno. Un r¨¦cord y un s¨ªntoma.
La depuraci¨®n del censo electoral y alg¨²n detalle p¨²blico sobre el mencionado IPC han dejado ver que los cambios acometidos han producido divisi¨®n de opiniones con tendencia mayoritaria, c¨®mo no, a la cr¨ªtica. El asunto de actualidad es la remodelaci¨®n de la encuesta de poblaci¨®n activa (EPA), respecto a la que se plantean dos problemas:
El primero consiste en que, debido a los cambios, pueden no ser comparables los datos anteriores y los futuros, rompi¨¦ndose as¨ª la continuidad de una de las fuentes estad¨ªsticas de mayor entidad.
El segundo se refiere a si son apropiados o no los criterios por los que se clasifica a la poblaci¨®n como ocupada o como parada,
La ruptura de las series
El asunto tiene poca discusi¨®n: es necesario un solapamiento de la encuesta antigua y la nueva que permita el estudio independiente de las cuatro combinaciones posibles entre cuestionarios y criterios de explotaci¨®n para aislar los efectos de cada una de las modificaciones en los resultados que con ellas se obtienen.
Para realizar una macroencuesta paralela como la exigida por las circunstancias, se necesitar¨ªa un equipo (eventual y, por otra parte, experto) de dif¨ªcil acomodo administrativo posterior. Por otra parte, el personal t¨¦cnico del instituto parece no disponer de tiempo para su estudio.
De dificultades de este tipo nace la b¨²squeda de una mayor autonom¨ªa del instituto para agilizar su dimensi¨®n empresarial. Hay que reconocer que la ley de Procedimiento Administrativo y la de Contratos del Estado no son siempre el mejor cauce para la gesti¨®n de algunos organismos espec¨ªficos, pero la soluci¨®n de estos problemas no es sencilla.
Puede ser que las urgencias que ha impuesto el cumplimiento del calendario europeo (cuyas encuestas anuales se realizan durante el segundo trimestre) haya dificultado la detallada e ineludible explicitaci¨®n del an¨¢lisis de la encuesta paralela que el INE ha llevado a cabo sobre una importante muestra de 10.000 viviendas. Una investigaci¨®n de este tipo puede dar m¨¢s frutos metodol¨®gicos y de conocimiento del mercado que el indispensable de homogeneidad de las series. Dado que tanto los cuestionarios como los criterios o la poblaci¨®n est¨¢n ah¨ª, quiz¨¢ fuese rentable hallar una f¨®rmula de compromiso para prolongar la fertilidad te¨®rica y pr¨¢ctica de tales estudios.
?Cu¨¢ntos trabajan?
?sta es cuesti¨®n delicada, pues de ella dependen cumplimientos de promesas, ¨¦xitos de pol¨ªticas y otros asuntos por el estilo, pero sobre todo dependen argumentos (armas) a emplear en la lucha por el reparto del producto nacional entre los distintos colectivos sociales.
Han sido dos criterios en particular los que han desatado la pol¨¦mica: el que para ser considerado ocupado sea suficiente haber trabajado una hora en la semana anterior a la entrevista y el que para ser clasificado como parado se pregunte "?De qu¨¦ forma busca empleo? Formas utilizadas en las cuatro ¨²ltimas semanas". Cuando antes se preguntaba si busc¨® trabajo la semana anterior.
Empezando por los parados, ha habido quien ha visto en el nuevo criterio un sistema para reducir su n¨²mero, cuando en todo caso ser¨ªa lo contrario. Todo el que haya buscado empleo de alguna forma la semana pasada lo ha hecho el mes pasado, pero quien s¨®lo haya hecho alguna gesti¨®n tres semanas antes de la entrevista ahora puede ser considerado parado y antes no. El que los nuevos datos de paro resulten semejantes a los anteriores se debe al efecto compensador derivado de que en la nueva EPA es necesario afirmar la disponibilidad para trabajar en un plazo de 15 d¨ªas y en la anterior no lo era.
Respecto al l¨ªmite de una hora, vaya por delante que si lo que se quiere conocer es la participaci¨®n de los espa?oles en la actividad productiva conviene conocer la mayor cantidad posible de esa participaci¨®n, y para ello es necesario poner un l¨ªmite de tiempo dedicado a trabajar que sea lo m¨¢s bajo posible, internacionalmente homologado y socialmente razonable. Pero ese l¨ªmite es necesario complementarlo (cosa que se hace en la nueva encuesta) con las preguntas sobre horas efectivamente trabajadas (E10), horas habituales de trabajo (E 11), b¨²squeda de trabajo (G2-G6) y su posible reclasificaci¨®n como inactivo (H1).
Cualquier hablante del espa?ol sabe que es desproporcionado decir que est¨¢ ocupado en algo quien s¨®lo dedica una hora de su tiempo semanal a esa actividad. Del mismo modo que es dificil describir con la misma palabra parado a un padre de familia, sin otros medios que su imposible trabajo, buscando continua y desesperadamente un empleo que le es imprescindible, y a un estudiante de clase alta apuntado en el paro, que aceptar¨ªa trabajar siempre que le viniesen ofrecer algo que se adecuase sus exigencias.
Debido, entre otras cosas, la posible impertinencia de estas desproporciones, es necesario realizar lecturas alternativas las oficiales. La nueva EPA permite dividir los colectivos de ocupados y de parados en sus componentes m¨¢s homog¨¦neos, de tal modo que pueda conocerse evoluci¨®n del mercado con mayor acierto y precisi¨®n.
La estad¨ªstica estatal es un servicio p¨²blico. Pero la lectura de la informaci¨®n que obtiene y produce no tiene por qu¨¦ estar anclada en la publicaci¨®n impresa en papel de unas cuantas tablas siempre insuficientes.
Entre el coste de realizaci¨®n de la EPA y el de explotaci¨®n sus datos depurados hay una referencia abismal. Resulta absurdo que una encuesta de la entidad y la calidad de la EPA d¨¦ lugar a un producto tan limitada t¨¦cnicamente y permanezca ajena a otros an¨¢lisis de cualquier agente social.
Sea por la importancia de sus efectos pol¨ªticos inmediatos sea por el instrumento que prevee, los usuarios de la EPA tienen motivos para festejar su modelaci¨®n, ya que ha supuesto una mejora sustancial por el conocimiento del mercado de trabajo espa?ol. Si se alude a lo que la utilizan como instrumento es porque, al margen de las eventuales manipulaciones que cada Gobierno de turno pretenda hacer de la publicaci¨®n de sus resultados, en la nueva encuesta est¨¢n presentes los elementos neceresarios para hacer una cr¨ªtica esas manipulaciones siempre que se utilicen las posibilidades existentes de acceso y explotaci¨®n d sus datos originales.
es soci¨®logo y profesor asociado de la universidad Complutense.
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